En tiempos de coronavirus, las discusiones pueden ser bastante acaloradas. Uno piensa que las medidas para combatirlo son demasiado suaves, otro que son demasiado estrictas. Ni hablar de quien cree que “no es más que una gripe”. Algunos se la pasan despotricando contra el ministro de Salud de su país, otros creen que es un buen capitán en medio de la tormenta.
La realidad es que la carga que representa de por sí esta situación, que ya lleva más de un año, no facilita las discusiones.
“Estamos viviendo algo en lo que la mayoría de nosotros no tiene ninguna experiencia y estamos bajo un estrés permanente, porque el mundo que conocíamos no existe más”, dice la psicóloga alemana Nathalie Krahé. Esto hace que, en medio de una discusión, adoptemos una modalidad más bien defensiva.
Cuando la pareja dice cosas que nos asustan
Las opiniones contradictorias siempre representan una carga adicional para la pareja. Este no es un fenómeno exclusivo de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, en el marco de esta situación, nos vemos forzados a asumir posiciones con mayor frecuencia.
Esto puede llevar a que la propia pareja exprese de repente puntos de vista que a uno lo asustan o enojan. “En tiempos normales, es más fácil hacer la vista gorda, pero en el marco de la pandemia, en la que todo se potencia, esto tiene otro poder de fuego y puede hacer incluso fracasar una relación”, dice Krahé.
Discutir, pero bien
Discutir acerca de igualdad, políticas climáticas o incluso las medidas para combatir el coronavirus no es de por sí algo malo para una relación. Pero es importante el cómo.
“En cuestiones políticas hay parejas que pueden discutir muy bien. Les gustan ese tipo de duelos, les divierten”, afirma la terapeuta especialista en parejas Anika Bökenhauer.
En esos casos, el ambiente en la pareja está marcado por una gran valoración y aceptación del otro, por lo que la pareja puede soportar sin problemas las diferencias de opinión.
Su consejo para poder llevar adelante bien una discusión: no asumir de inmediato una posición contraria y defender a rajatabla la propia, sino darle primero espacio al otro y escucharlo con curiosidad.
La idea es preguntar: “Ajá, ¿y por qué piensas eso?”. Entonces hay que escuchar pacientemente y decir en algún momento: “Ok, tengo otra opinión, ¿quieres escucharla?”. Lo que no sirve de mucho es cuando la postura es más bien: “acá habrá un ganador y un perdedor”.
Por lo general, no hace falta estar de acuerdo en todo. “En líneas generales, no es un problema grave para una pareja”, asegura Bökenhauer. Pero hay excepciones a la regla.
Cuando se ven afectados valores fundamentales
Temas como la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, cuestiones relacionadas con la ética médica y también ideas despectivas sobre determinados grupos poblacionales son temas que afectan los valores fundamentales de las personas.
Estos valores tienen peso a la hora de elegir pareja. El problema es que a veces las personas no expresan sus verdaderas opiniones cuando recién conocen a alguien.
Bökenhauer explica que muchas personas patean para adelante este problema cuando conviven y que muchas veces tratan de pasarlo por alto. “En fin, mi marido dice a veces cosas raras”, es una posible salida. Pero estas diferencias empiezan a pesar y ocupar más a la pareja cuando se está pensando en una separación.
“Al principio, y cuando las cosas van bien, no se le da tanta importancia a las diferencias. En ese momento todavía es posible pasarlas por el filtro con el que se ve todo color de rosa”, explica la terapeuta de parejas.
Añade que más tarde, o en tiempos de crisis, estas diferencias son percibidas con mayor intensidad, hasta que terminan funcionando como una legitimación íntima de las intenciones de separarse.
Estado de excepción para los sentimientos
Justamente debido al actual estado de excepción, que genera preocupaciones existenciales y sobrecarga también en el mundo de los sentimientos íntimos, Nathalie Krahé aconseja no apurarse con las decisiones acerca de una separación.
“Algunas personas se manejan de forma irracional en esta situación y dicen cosas sin pensar”, explica la experta. Añade que a veces simplemente se hace visible algo que ya generaba tensión en la relación desde antes. “Pero eso solo es posible de determinar con tiempo y distancia”, señala.
El consejo de Krahé: si en determinados temas una pareja no llega a ningún tipo de acuerdo, y esto genera frustración, lo mejor es acordar una especie de alto el fuego.
Una opción es decirle al otro: “Vamos, ya nos dijimos todo, no creo que nos pongamos de acuerdo ahora. Pero quiero seguir a tu lado. Volvamos a hablar sobre esto en unos meses y mientras tratemos de apostar un poco más a lo que nos une”.