Las Milk Shake abrazan su dualidad

Cuando Majo y Sabb eran niñas, esa combinación de música con danza y actuación fue algo que les llamaba la atención. Cada una empezó un camino motivada por ese impulso que les hacía no parar de moverse y cantar en sus casas frente a la tele viendo a Hannah Montana o películas con mucha música. Hoy ellas son Milk Shake y luego de mucho recorrido andado lanzan su nuevo trabajo “Bendita Maldición - Lado A”, que celebran codo a codo con sus amigos.

Majo Maciel y Sabb Montes son las voces de Milk Shake, proyecto con el que lanzaron la primera parte de un álbum llamado “Bendita Maldición - Lado A”.GENTILEZA
audima

A Majo su mamá la llevó al conservatorio y acepta no poder definir en palabras qué le pasó, pero enseguida supo que encontró lo que quería hacer. “Obviamente la nena no lo sabía, yo lo sé ahora”, afirma con mucha seguridad la artista quien se recuerda hiperactiva porque todo el tiempo pensaba en eso.

Lea más: “Cargada de emociones”, Sari Carri llevará su música a México

Sabb no recuerda con precisión, pues era un poco más chiquita, pero sí tiene plasmados recuerdos en la memoria de ella de niña viendo canales como Disney Channel, que estaba lleno de programas musicales. “Más adelante, viendo ese mundo empecé a entender que para llegar a eso había una formación gigante. Dije: yo quiero estar ahí, yo quería terminar en Disney, era mi sueño cuando era chiquita”, menciona y ambas se ríen pensando en que el plan puede suceder algún día.

Así cada una siguió creciendo y formándose, hasta que un día de adolescentes sus caminos se cruzan por primera vez tomando clases de comedia musical. Habiendo terminado ese periodo en sus vidas, ambas se dieron cuenta que necesitaban salir de allí para “conocer otras cosas”. Pero la base de la amistad ya era sólida.

Poco tiempo después ambas audicionaron y quedaron para ser parte del musical “Be Italian”, que estrenó aquí en 2016 con un elenco conformado por italianos y paraguayos. “Fue la primera vez que alguien nos contrató y nos dio dinero por actuar, cantar y bailar”, afirma Majo, quien también soñaba con Disney o Broadway.

Pero ambas coinciden en la importancia de formarse. Tras conocer a la actriz Andrea Quattrocchi en dicha obra, quien había estudiado en la Fundación Julio Bocca, fueron alentadas a tomar esa audición. Pero Sabb aún estaba en el colegio cuando Majo y otra artista, la cantante Tam Bakaleiko, fueron becadas y viajaron para estudiar a Buenos Aires.

Majo y Sabb en una fotografía de su nuevo videoclip "Gata pandillera".

Esa experiencia fue definitiva para Majo, quien antes incluso ya había estudiado un año de Diseño de Vestuario en el Instituto Superior de Arte. “Yo allá trabajé haciendo vestuario, con Tam trabajamos en animaciones infantiles porque buscaban gente que haga musicales. Pero me dí cuenta en ese país gigante que hay mucha gente preparada buscando lo mismo que yo y era un ‘sálvese quien pueda’”, precisa Majo, a quien también le sirvió la experiencia para confirmar el talento que tenía.

Mientras tanto, Sabb recuerda pasar en ese entonces tiempos de indecisión al terminar el colegio. “Nos reencontramos en un punto en el que yo me sentía muy perdida realmente, no tenía idea de lo que iba a hacer porque sabía que me gustaba mucho cantar, ya había pasado por una competencia, sabía que eso era lo que quería hacer pero no veía un futuro para eso acá, solo veía un futuro saliendo”, explica Sabb, quien fue parte de una temporada del programa Camino al Éxito.

A mí en Argentina me pasó lo mismo que Sabb, dentro de lo que yo sabía que quería estaba perdida porque no era una realidad ser artista acá o lo veía muy lejos. Pero ambas sentíamos que teníamos escenario, ella en el programa y yo pasé también la Fundación Gabriela Duarte, re cantantes éramos, pero nos preguntábamos ¿cómo uno se vuelve artista? No sabía tampoco para qué volvía”, señala.

Reencontrándose entre ellas y a sí mismas

Majo volvió de Argentina y se reencontraron con Sabb yendo juntas a peñas, sobre todo en la casa que tenían algunos integrantes del grupo Kchiporros, quienes fundaron el sello 4K y que era una especie de punto de encuentro. Cada tanto, especialmente en días de luna llena, se juntaban a cantar para creer en que esta luz guiaba la concreción de sueños, de planes, según ellas recuerdan de una conversación con Jennifer Hicks.

“Éramos re chiquitas y ahí estábamos compartiendo con los Purahéi Soul, con Bizarrasong y mucha otra gente. En ese tiempo también le conocimos a Robin Müller y Bruno Méndez (productor baterista y guitarrista, respectivamente, de Milk Shake)”, recapitula Majo.

Confiadas y alentadas por sus amigos, ellas empezaron a meterse a cantar en esas peñas y a compartir, a construir vínculos. En un momento las escucha Julio Troche, de 4K, quien les expresa la idea de crear un grupo que navegue en géneros latinos. “Nos preguntó qué queríamos hacer y desde el primer momento siempre quisimos hacer música propia”, reconoce Sabb.

Las Milk Shake despliegan desde su música hasta su forma de vestir toda su personalidad.

“Yo sabía que realmente quería escribir temas propios, producir, lanzar. Nos dijeron que eso se iba a ir dando pero había que empezar a ensamblar una banda, cosa que sucedió de forma orgánica. Hasta hoy en día todo el tiempo aprendo de la experiencia que es tener una banda, porque primero que nada están las relaciones humanas, que son más importantes que cualquier cosa, desde saber cómo pedir un chicle hasta la hora de poner sobre la mesa tus sueños y cómo es muy importante tener en cuenta al otro”, reflexiona la cantante.

Pronto las chicas fueron parte de ese mundo y no paraban de crear en la sala de grabación de 4K, donde siguieron conociendo más gente que creyó en su talento. En esos días estaba también Marcelo Soler, reconocido productor y músico paraguayo, quien supo guiarlas. “Él nos ayudó a ver: ¿qué queremos decir, cómo? Nos alentó a escribir”, explica Majo.

Nombres como Miguel Narváez o Roberto “Chirola” Ruiz Díaz también fueron parte de su aprendizaje autoral y de cómo plantarse a defender su arte. “Yo creo que ellos nos dieron el ejemplo más que nada, nunca nos dijeron ‘hagan esto o aquello’, sino que veíamos cómo ellos hacían las cosas, cómo componían, fue todo un viaje que hasta ahora sigue”, acepta Majo.

Creciendo en la música

Así empezó la construcción de una identidad que ya había empezado desde que se conocieron. Majo recuerda que en medio de los ensayos de “Be Italian” ellas ya intervenían sus ropas, las cortaban o diseñaban a su gusto, algo que reflejaba su propia forma de ser.

Desde la forma de vestirse hasta lo que querían transmitir empezó a tomar vida desde el primer sencillo original lanzado en 2018 llamado “Mi veneno”. Así, las “maestras del perreo” empezaban a caminar juntas, en comunidad con su banda y amigos. El EP “Primera clase” sentó en 2019 las bases de los deseos de ambas de componer temas originales que recorran sus influencias, desde el reggaeton, el trap y más.

Lea más: Túnel interactivo, escenarios móviles y más preparan para las Fiestas Patrias 2023

Conforme fue pasando el tiempo, ellas también fueron creciendo como personas y artistas, estando cada vez más seguras de su mensaje. “Todo tiene que ver con lo que uno pasa en su vida real. Quizás al comienzo todo lo que hacíamos giraba en torno a una sola cosa pero después aprendimos a decir más cosas a través de nuestra música. Hoy todo se mezcla con esa identidad que buscamos al comienzo, que es ser “Maestras del perreo”, mover el culo, que sea fiesta. Pero también tenemos una vida donde pasamos y vivimos más cosas, ahora que somos más grandes”, piensa Majo.

Para Sabb de eso se trata “Bendita Maldición” el nuevo material lanzado como Lado A, con siete canciones a las que más adelante se sumarán siete más. El mismo fue producido por Robin Müller y mezclado y masterizado por Luigi Manzoni.

Este capítulo viene después de obras como “PPM”, “Fuga de feeling” y de haber cosechado importantes logros como participar en festivales y hasta ser teloneras de artistas como Daddy Yankee, J Balvin y Bad Bunny. Este nuevo trabajo las encuentra más maduras líricamente y más amplias en su rango musical, pues se puede escuchar desde reggaeton, bachata, electrónica, soul y más.

Bendita dualidad

“En ‘Bendita Maldición’ está muy presente la dualidad, el concepto que abrazamos porque no solo como artistas sino como seres humanos todo el tiempo tenemos altibajos. Depende mucho de uno poder identificar: este momento es muy alto, este es muy bajo, y cómo canalizar eso”, plantea Sabb.

En ese sentido recuerda “Mi Flow”, que abre el álbum, y que es una canción que comienza “con vibras de boliche, pero de repente hay un giro donde decimos ‘estoy cansada, estresada’, pero que a pesar de todo lo malo que siento no me van a bajar, yo voy a seguir por esto; de nuevo termina en ‘party’, volviendo a tu tranquilidad, de saber que dándolo todo vas a llegar”.

“Para mí es muy importante sentir las intenciones que le damos a las melodías mismas”, añade Sabb, dando otro ejemplo. “‘Fell in love <3’ tiene mucho que ver con las palabras. Buscamos luminosidad u oscuridad a través de la música, algo que te haga interpretarla de diferentes maneras”, refiere.

Sabb y Majo saben compartir música y amistad, lo que las sostiene y las hace crecer juntas.

Abrazando el equilibrio

“Siento que tengo muy presente mi primer sueño, desde que empezamos la banda. Si hay algo que va cambiando es porque fluye nomás y se nos está dando en muchas formas poder tener presente a esa dualidad y saber cómo canalizarla y buscar el equilibrio es clave”, subraya Sabb.

Para Majo, tomar este concepto fue vital para esta etapa misma de sus vidas. “Se trata de darte cuenta de tu oscuridad y abrazarla, darte cuenta de tu luminosidad y abrazarla, saber que esas cosas están presentes y nosotras agarramos e hicimos música con eso”.

Asimismo, declara que no hay que tener miedo de afirmar quién uno es. “¿Soy una loca adicta a la party? Soy. ¿Soy una triste que llora por amor?. Lo reconozco y hago música con eso, así formamos nuestra identidad”, profundiza, para luego destacar el trabajo de sus compañeros como Robin en la producción y las colaboraciones de sus amigos Joaquinoloco y Nicolá. “Creamos un mundo entero no solo con ellos sino con todos los amigos que son parte de nuestra vida y tienen las mismas vivencias y dolores. Todo ese mundo fue un refugio súper grande de la pandemia hasta hoy”, subraya.

Portada de la primera parte del álbum "Bendita Maldición".

Para ellas no hay secretos para hallar el equilibrio que tener un equipo de trabajo que piense y sienta a la par sus mismos sueños. Contaron que para ellas cada proyecto es como tener un barco gigante que puede zarpar en cualquier momento, pero antes se aseguran que estén a bordo todos los amigos que quieran sumar.

“Cuando hay gente que mueve eso para algo más que solo dinero o solo por cumplir, las cosas funcionan”, considera Majo, quien afirma sentirse segura cuando una persona que trabaja con ellas aporta una visión honesta.

Ellas acababan de lanzar el videoclip de “Gata Pandillera”, con guion de ellas mismas y de 24Framezzz, quien dirigió, y que fue una gran colaboración de un equipo de gente que apostó en ellas.

No obstante, ellas siguen de cerca la producción porque “el artista tiene que saber hacerse todo, porque es la única forma que vas a tener el ojo para delegar, si vos no sabés lo que querés te van a poner lo que quieren”, recalca Majo, contando también que ese consejo aprendieron hace poco cuando participaron de una sesión de fotos con Mikeila Borgia, quien fotografió a artistas del género como Lit Killah, Duki, YSY A, Neo Pistea, y la vestuarista Lali Pagani, quien vsitió a Nicki Nicole y Tini Stoessel, entre otros artistas.

“Milk Shake tiene algo, y de repente es una bendita maldición, que sabemos lo que queremos, entonces a veces las cosas son difíciles de materializar, pero nunca es imposible, la creatividad siempre te va a salvar de no tener dinero”, indica Sabb, hija de una docente quien también es artista y amante de los musicales.

Hoy ellas viven parte del sueño que visualizaron de niñas, cuando tomaban una escoba como micrófono y la sala como escenario. También eligen ver en los números las representaciones de esos sueños. “¿Sabés que los 7 temas en total tienen 22 minutos? Y mi horóscopo un día me dijo que tenga muy presenta la dualidad que existe en el mundo y que busque el equilibrio dentro de mí. Mi número era el 28 y el de Majo el 29. El 28 significaba creer en el proceso de trabajo, mantenerte firme, el 29 decía que era el resultado, la felicidad. No sabemos si tiene que ver pero elegimos creer”, dicen ambas con una gran sonrisa cómplice, pensando en sus próximos sueños y a la espera del lado B.

Lo
más leído
del día