Rubén Bareiro Saguier y Augusto Roa Bastos, juntos

Ya se encuentra en circulación el libro Augusto Roa Bastos "Caídas y resurrecciones de un pueblo". El material lleva el sello editorial de Servilibro y forma parte de la colección Rubén Bareiro Saguier.

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La fundadora y directora de la editorial uruguaya TRILCE, Annie Morvan lanzó la serie "Espejos", que reunía a dos escritores, próximos por la amistad y el conocimiento recíproco de sus respectivas obras, de un mismo país latinoamericano.

En ese contexto fue invitado el escritor Rubén Bareiro Saguier, con el fin de participar en la elaboración conjunta con Roa Bastos de un texto basado en el diálogo sobre la literatura de nuestro máximo escritor.

El lector encontrará en "Caídas y resurrecciones de un pueblo", los diálogos, las cartas, las respuestas a los cuestionarios, y una muy reflexiva interpretación de Roa Bastos por él mismo. También extensos, valiosos testimonios, estudios y análisis de la literatura de Augusto, los rigores que se imponía ante la escritura, el texto mismo de su vida, escritos por Rubén.

Al leer el libro uno va entrando en el mundo de un Roa Bastos absolutamente desconocido. Conocemos al Roa escritor, pero no conocemos al Roa niño, que creció en Iturbe, y que tomó a partir de los cinco o seis años de edad contacto con una realidad social patética, lacerada por la pobreza, allá en su pueblito. Mediante la iluminación de su imaginación supo transformar esa realidad en algo mágico, y en una especie de segunda naturaleza suya, a la medida de lo que ya era: un ser humano nacido para relatar cosas.

Gaspar, el ordeñador de vacas privado de la razón; una mujer llamada Rufina, sobreviviente del ciclón de Encarnación, que se mete a vivir en su casa; su tío, el monseñor Roa; y otros personajes más son los manes, los guías de ese niño observador de cuanto ocurría en Iturbe. Y en Iturbe ocurrían tantas cosas.

MUNDO IMAGINARIO

Pero Roa también sabía negociar. Además tenía la necesidad imperiosa de mostrarse poderoso ante sus compañeros de escuela, que lo odiaban por ser el mejor alumno. Estudiaba mucho. Con habilidad descubre que no solamente puede estudiar la parte que le corresponde, sino también hacer la copia de renglones que se imponía a los alumnos en falta.

Pues bien, al acabar su tarea les hacía los quinientos, cien renglones a los compañeros, demostrándoles que él podía con todo y mucho más. Cobraba a veces en especie por sus servicios: quesitos gruyer.

ROA BASTOS Y FREUD

Le cuenta a su "inquisidor" Rubén, la impresión que le causan las lecturas de los libros de Freud. Era Roa Bastos un atento lector de las obras del Padre del Psicoanálisis, y atento, precisamente, porque en él también se daba de modo casi automático esa necesidad de someter las circunstancias diarias, la conducta de la gente, su propia actitud, ante la fuerza analítica.

De la lectura de "Caídas y resurrecciones de un pueblo" se desprende su poder de comprensión de las cosas de nuestro entorno. Es que Roa tiene una manera de considerar y reconsiderar los más pequeños detalles.

Desencantado de Carpentier y Asturias, a quienes acusa de inventar rótulos prestigiosos, se refugia en las propuestas de Gracián, Fournier, Camus, Barrett y Faulkner, que le dan el aire para respirar. Evidentemente, la vida de Roa transcurre únicamente por la vía literaria. Todo en él era papeles, libros, lecturas (Dostoievski y Kafka son dos figuras capitales para él); en medio de ese universo de palabras, convierte en rutina su entrega metódica, sin treguas, a su oficio de escribir.

Leer "Caídas y resurrecciones de un pueblo" resulta una aventura atrapante. Roa tiene una manera de decir las cosas, de recordar su infancia, de contar intimidades, de razonar sobre la religión y el ser humano, con un enorme despliegue de lenguaje. Además, ese inconfundible acento de sencillez y sinceridad con que va recordando su pasado, los múltiples oficios en los que se vio sumergido para poder sobrevivir, y las persecuciones políticas de las que fue víctima, le dan un cariz hondamente humano a los fragmentos de su autobiografía relatada.

ITINERARIO

El libro se llama "Caídas y resurrecciones de un pueblo". El título, propuesto por Rubén Bareiro Saguier, es sumamente acertado. Al contar Roa a su amigo el itinerario de su existencia, marcado por las tribulaciones económicas, el exilio, su larga permanencia en Buenos Aires, como muchos otros artistas (el escritor recuerda entrañablemente a José Asunción Flores, Elvio Romero, Hérib Campos Cervera), y la necesidad de salir a flote como sea; al contar el itinerario de su existencia, decía, también está contando el itinerario de un pueblo, peregrino como él. Caído y resucitado tantas veces. Escribe Rubén Bareiro Saguier: "... Los precedentes párrafos muestran varios aspectos de sus trabajos y sus días en Buenos Aires. En primer lugar en lo que concierne a los apremios cotidianos, al duro trajinar del exilio. En segundo lugar, y esto es importante, el rigor de su trabajo, las exigencias críticas que se impone, la búsqueda lúcida y constante al nivel de la escritura narrativa.

Un rigor que no tiene que ver con un método o un horario, sino con la decantación de lo que se realiza y el camino a seguir. Se esboza también un principio que constituye una práctica: la de considerar el texto como materia viva, capaz de seguir evolucionando, transformándose, sin complejos ni remilgos museográficos."

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Estamos, entonces, no solo ante dos grandes figuras de la literatura de Latinoamérica. Las acertadas preguntas, el estudio riguroso de la obra de Augusto Roa Bastos y de su trajinar humano, nos revelan la magnífica pluma literaria de Rubén Bareiro Saguier.
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