Tagua

El tagua fue considerado fósil hasta 1975, época en que el zoólogo Ralph Wetzel lo encontró vivo en el gran Chaco paraguayo. Este descubrimiento se convirtió en un gran hallazgo, por tratarse de un mamífero de gran talla, que se creía extinto ya hace unos 15.000 años atrás.

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El tagua se encuentra en la lista de animales amenazados de extinción en el Paraguay, de la Dirección de Parques Nacionales y Vida Silvestre desde 1998. Pertenece al grupo de los pecaríes o los comúnmente llamados kure ka’aguy.

Este grupo incluye además al kure’i y el tañy katî que se distribuyen desde el sur de los Estados Unidos hasta norte de Argentina, pero el taguá es exclusivo habitante de nuestro gran Chaco.

Las tres especies de chanchos silvestres se diferencian claramente una de la otra.

Es así como el taguá, de mayor talla, llega a pesar unos 45 kilogramos, su pelaje es largo, disperso y duro. Este animal eriza su pelo cuando se encuentra en peligro o alerta, dándole el aspecto de mayor tamaño. El tañy katî es más pequeño que el tagua, es negro y posee un característico labio o pañuelo blanco. El kure’i es el más pequeño de los tres, y su coloración es muy semejante a la del tagua, aunque su pelaje es más corto.

Viejo para lugareños, nuevo para los científicos

Aunque el tagua resultó nuevo para la ciencia, los lugareños ya lo conocían, y lo diferenciaban perfectamente de los otros dos pecaríes con los cuales cohabita la región chaqueña. La distribución del taguá se restringe al gran Chaco americano, que abarca la parte occidental del Chaco, norte de Argentina, y sur de Bolivia.

Sin embargo, las condiciones reales para su conservación solo se dan en Paraguay, debido a que posee la mayor extensión de hábitat propicio para su existencia. Esta cualidad debe ser tenida en cuenta en los momentos de parcelar la tierra.

Descripción

Mide unos 90 centímetros de largo y puede pesar hasta 45 kilos. Se diferencia de sus parientes cercanos, el kure’í (Tayassu tajacu) y el tañy kati (Tayassu pecari), por su tamaño y por el pelaje largo que eriza cuando se enoja o se ve perseguido. No hay diferencias visibles entre la
hembra y el macho.

Tiene hábitos diurnos. Su dieta es más herbívora que las de los otros chanchos, pues se alimenta principalmente de cactus y raíces.

Su olfato y su vista son sumamente desarrollados, como una adaptación al hábitat en el que vive.

Los taguas se mueven generalmente en grupos de 2 a 9 individuos, aunque lo más común sea 2 machos y 3 hembras. El territorio del grupo puede tener hasta 15 kilómetros cuadrados, y es marcado por medio de una glándula sebácea que posee en la parte posterior del lomo.
El tagua frota esa glándula contra árboles o rocas, y de esta manera indica a otros grupos que ese territorio “ya está ocupado”.

Estos animales se encuentran en peligro crítico de extinción, ya que el Chaco sudamericano es el único sitio del mundo en donde puede vivir el tagua, es decir, que es endémico del Chaco sudamericano.

Fuente: DPNVS-SEAM
Fotos: MATKEI
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