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Javier nació en Argentina y se dedica a la ingeniería industrial. Heredó de sus padres y su abuelo el amor y la pasión por el arte, a pesar de que no se dedicó a ello hasta hace menos de una década. Desde entonces, vive en una etapa de descubrimiento continuo que lo ayuda a crecer como profesional y persona. Mar Tierra Luz Vivientes es la quinta exposición que hará el artista en nuestro país, que fue sede además de su primera muestra individual. En comunicación telefónica con ABC Revista, el artista comentó más de su vida y sus obras, a pocos días de visitar nuevamente la tierra guaraní que tanto ama.
Sobre su profesión, el artista explicó que diseña robots y máquinas industriales en su empresa, desde hace varias décadas. Algo que también considera un arte, pues no es fácil lograr que sus productos puedan competir con máquinas alemanas o norteamericanas. “Es una invención y una creatividad permanentes; te exige mucho de imaginación, pero también de perseverancia. Cuando estás haciendo una máquina, es un diseño detrás de otro, un tornillo detrás de otro, un conjunto que requiere de la aplicación de tecnología para que eso funcione. Pero estás atado a que la máquina funcione, o sea, no sirve que sea bella, también tiene que funcionar”.
Por otro lado está el arte. “Es un descubrimiento para mí. Es algo que quería hacer de pequeño, pero no le había dedicado el tiempo, así que empecé recién hace unos siete u ocho años. Lo tengo que hacer solo cuando estoy bien; es decir, no es algo que se pueda forzar, como pasa con las máquinas. El arte no se puede forzar, porque, de hecho, ¿qué es arte? Es una armonía, una conjunción de cosas que hacen que algo sea atractivo y bello, pero, a su vez, que dé un mensaje. Tenés que tener muy bien la cabeza para poder hacer algo bello, pero al mismo tiempo innovador, porque –según dicen los entendidos– el arte debe ser innovador”.
Las obras de Finelli están llenas de color; algo que es una pasión para él. No solo el color, sino la armonía entre ellos, rodeándose entre sí, entrelazados. “Es la pasión absoluta, que hace que me integre yo mismo, como si tomara vida para mí. Poder plasmar eso en la tela es tan importante como un hijo para mí”, explica.
Javier Finelli se declara “amante” del Paraguay, un país que le abrió las puertas para su primera exposición individual; algo por lo cual, de por sí, crea un sentimiento irrompible. “Me encanta el Paraguay, su gente alegre y cordial. Una amabilidad que, antes de llegar, ya te encontrás con la gente que, a pesar de su pobreza, te sonríe; viven alegres los que ofrecen frutas en el semáforo, no se los ve resentidos. Es algo que habla muy bien del país, ya que no se deja vencer por las adversidades que le toca vivir. Todos te hacen sentir querido, como en tu casa. Es imposible no encariñarse con esta tierra que, además, está llena de color”.
Sobre esta muestra en particular, el artista explica que intenta mostrar algo nuevo a los paraguayos, con obras que sean capaces de crear toda una atmósfera mágica en los dos salones que ocupará en el Centro Cultural Citibank (Mariscal López 3794, Asunción). Una de las salas, que se denominará Mar Bosques Fuego, alojará un mural compuesto de cinco pinturas al óleo de 100x194 cm cada una. Van tres al fondo tocándose entre sí, lo cual da como resultado un fondo de casi 6 m. Finelli explica que en ambas paredes laterales van cuadros de 100x194 cm. La temática que se busca transmitir en este primer salón es la vida en los bosques y el mar, la vida y su movimiento.
En el segundo salón, que es el más amplio de la galería, se representará a la vida y el movimiento de los árboles, con otras cinco obras de óleo sobre lienzo, con dimensiones de 100x100 cada una.
La inauguración oficial de la muestra será el martes 6 de diciembre, a las 20:30, con acceso libre y gratuito. La muestra permanecerá abierta para el público hasta el 30 de diciembre.
mbareiro@abc.com.py