La salud pública está en manos de ineptos, insensibles y deshonestos

El calamitoso estado de la salud pública tiene aristas diversas, algunas de las cuales resultan simplemente bochornosas. No se trata solo de que falten medicamentos, insumos, equipos, personal “de blanco” o instalaciones adecuadas, sino también de que los nombramientos de las diversas autoridades sanitarias suelen ser desatinados, como ocurrió hace pocos días en el Incan, donde el director designado renunció de inmediato. Un consejero del IPS cuestionó que se realicen obras en hospitales en el interior del país, porque las mismas no redituarían en la imagen de las autoridades del ente. El Círculo Paraguayo de Médicos cuestionó al superintendente de Salud, doctor Roberto Melgarejo, por haber supuestamente presentado documentos no auténticos para participar de un nuevo concurso. Ni hablar de las protestas de la gente por el mal estado de los hospitales del país. En estas condiciones, no servirá de mucho destinar más dinero a la sanidad, mientras su administración esté en manos de ineptos, de deshonestos y de insensibles.

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El calamitoso estado de la salud pública tiene aristas diversas, algunas de las cuales resultan simplemente bochornosas. No se trata solo de que falten medicamentos, insumos, equipos, personal “de blanco” o instalaciones adecuadas, sino también de que los nombramientos de las diversas autoridades sanitarias suelen ser desatinados. Un buen ejemplo de esta “mala praxis” fue la designación del Dr. Nick Ocampos como director del Instituto Nacional del Cáncer (Incan). Según informó el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS), esta elección siguió “los lineamientos establecidos en la Constitución Nacional y el Código Sanitario”, que le facultan a “coordinar y administrar las acciones sanitarias en el país, garantizando el bienestar social de la población. Además, se refuerza el compromiso del ministerio con las instituciones clave en la lucha contra el cáncer en Paraguay”.

Se podría haber ahorrado el palabrerío transcripto, pues el flamante director renunció al cargo antes de las veinticuatro horas de haberlo asumido, luego de que la Asociación de Pacientes con Cáncer y Familiares haya protestado porque el designado no es oncólogo, aunque fue miembro del equipo que intervino el Incan durante sesenta días, tras la dimisión del Dr. Raúl Doria del puesto de director.

Nueva directora es la pediatra oncológica Jabibi Noguera, que había liderado el equipo interventor, bajo cuya gestión, según dijo un paciente, “los medicamentos faltaban una semana y no tres meses, todos los estudios se hacían, había buena atención, cambió totalmente el hospital”. Si así fue, si una mejora de la atención y de los servicios depende al parecer de la predisposición, capacidad y dedicación de las autoridades del hospital, se espera que el Incan siga mejorando sus servicios, poniendo especial atención a las existencias de los costosos fármacos que requiere un tratamiento. Al respecto, la Dra. Noguera señaló que dará prioridad a su provisión continua, para lo cual se requiere contar con datos brindados por un registro nacional de pacientes, que exigirá el concurso de establecimientos sanitarios de los sectores público y privado; está en los planes desde hace largos años, siendo de esperar que se implemente de una vez por todas.

Por de pronto, el Presupuesto actual del Incan para la compra de medicamentos, que llega a 400.000 millones de guaraníes, resulta insuficiente, así que sería ampliado este mes con 270.000 a 300.000 millones de guaraníes adicionales, lo que resulta oportuno dado que, en virtud de un convenio interinstitucional, también recurren al Incan los asegurados del Instituto de Previsión Social (IPS), debido a las crónicas carencias de esta entidad en ruinas. Allí falta de todo, empezando por el buen sentido de sus autoridades, según se desprende de ciertos indignantes dichos del Dr. Aníbal de los Ríos, representante del MSPBS en el Consejo de Administración, tras haber renunciado como jefe de Traumatología debido a una supuesta amputación errónea, objeto de una demanda judicial. En la última sesión del órgano, el facultativo sugirió a su presidente, el Dr. Jorge Brítez, que se centre en los hospitales de Asunción porque “reditúan en su imagen”, a diferencia de los del interior del país. Según su perversa opinión, es una “estupidez” invertir en ellos, así que los asegurados que allí residen podrían enfermarse y fallecer porque su curación no daría lustre a las autoridades del IPS. Indignante.

Dijo más el cruel consejero: “Estamos perdiendo plata a montones y después dicen que tenemos que comprar medicamentos”. Se diría que la entidad previsional está en bancarrota porque allí se roba y se despilfarra hasta más no poder, pero el Dr. De los Ríos parece creer que para reducir el agujero financiero hay que dejar de adquirir remedios. Pese a sus desafortunadas declaraciones y las protestas que generaron estas, él permanece campantemente en su cargo.

Otro llamativo hecho en el ámbito de la salud pública ocurrido en los últimos días es la denuncia realizada por el Círculo Paraguayo de Médicos contra el superintendente de Salud, doctor Roberto Melgarejo, de haber presentado 13 certificados adulterados para “sumar puntos” en el concurso convocado para pugnar por el mismo cargo, es decir, para continuar en él. Tampoco este funcionario se inmutó y sigue concursando como si nada.

Todo esto sin olvidar los desesperantes reclamos de los pacientes de los hospitales públicos y del IPS, tanto por la falta de medicamentos como por la pésima situación de los mismos, comenzando por el Hospital Nacional de Itauguá, sobre el que recientemente se publicaron muestras de su calamitoso estado y hasta la aparición de ratas en los pasillos.

Como se ve, así no servirá de mucho destinar más dinero a la sanidad, mientras su administración esté en manos de ineptos, de deshonestos y de insensibles.

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