Coria, hermano de Guillermo Coria, se ha convertido en el tenista encargado en mostrar el circuito desde sus entrañas, esas que escapan muchas veces al ojo público, que se queda en la vistosidad y el lujo de los Djokovic, Alcaraz, Nadal y compañía, pero que nunca llega a ver cómo es ser un tenista que lucha por meterse entre los 100 mejores del mundo y que un día pasa de estar en una habitación de 600 euros la noche en Montecarlo, a un Challenger en algún lugar recóndito del mundo.
Parte de su éxito se debe a su humor. Al ser encontrado en la grada de la Central, responde, "es que estaba entrenando antes aquí", para rápidamente corregir "en la pistas de fuera, eh, en la central no me dejan ni entrar", bromea el argentino, que comenzó a documentar sus vivencias en las pistas y fuera de ellas cuando se clasificó al cuadro final de Montecarlo. "Qué locura, boludo", exclamó en las pistas del Principado.
Ya con más tranquilidad, en las tripas de la pista central del All England Club, Coria cuenta que comenzó a grabar porque sentía que le "pasaban muchas cosas graciosas en su equipo".
"Al principio quería grabar algo chiquito para mis amigos, pero luego, a medida que seguía grabando, me dio por mostrar la suerte que tenía de poder estar en una habitación con una vista increíble o mostrar un poco el vestuario, el restaurante, con una vista a partidos increíbles. Tal vez lo vivo de esa manera porque me tocó meterme en este mundo, en este circo que es el top 100, el tenis que lamentablemente está armado para los 100 mejores del mundo. Lo sigo valorando y disfrutando mucho".
En sus vlogs, que recorren varios lugares del mundo y que muestran las locuras de ser tenista, como los constantes viajes o los controles antidoping en cualquier momento del día, beben de influencias como "La Clase Baja del Tenis" y "Tennis Pro".
"Nosotros miramos mucho "Tennis Pro", que era un programa que hacía Zabaleta, Chela, Marcaccio, que era muy gracioso. Tenían joyas ahí, como Nadal jugando con Charlie Moya a la Play... Era algo que te mostraba el circuito, pero con momentos graciosos. Mi lado fue por ahí, porque yo tampoco le puedo mentir a la gente de que tengo una vida mala. No veo el lado malo del tenis, porque yo estoy jugando los Masters 1.000, me parece increíble esa parte. Mi idea es tratar de acercar a la gente a los torneos, porque bueno. En Sudamérica, hoy en día la situación económica en muchos países no es la mejor y si yo los puedo acercar un poquito a torneos a los que la gente no puede venir".
Estos días, en Wimbledon, Coria ha podido entrenar con Novak Djokovic, que le llamaba cariñosamente "Coriavic", y con Jannik Sinner, además de hablar con un Carlos Alcaraz que se ofrecía a los vídeos. "Salgo dónde tú me pongas", dijo el murciano, replicando el éxito de sus vlogs en España, siendo este el segundo país que más los consume solo por detrás de Argentina, y con fans como Moyá.
"Me pasó que con Charlie mi relación era "hola, ¿qué tal? y ya, y en París me dijo "estoy viendo el blog de Roma", y ahí me explotó la cabeza y dije "¿Cómo puede ser que los vea Charlie Moyá?". Ahí empecé a caer en que esto podía llegar a crecer. También recibo muchísimos mensajes de España y digo, pero, ¿qué está pasando en España? ¿Por qué? Y le empiezo a preguntar a los chicos españoles, a Pedro Martínez, a Roberto Carballés y me dicen que en España este contenido gusta mucho".
Lo advierte Coria, no se acostumbren a ver siempre a Djokovic y compañía en el vlog. No es lo que busca.
"Justo ayer un amigo, Facu Bagnis, me decía "cagué, ahora no salgo nunca más", pero no, eso no. Vio que había estado con Sinner y dijo que ya no iba a tener lugar y esa no es la idea. Tuve la suerte de que ellos puedan estar, pero la idea es mostrar la otra parte. No la parte mala, eh, pero no los actores principales, también los extra. ¿Viste en la película que para que funcione necesita a Brad Pitt, pero también necesita un montón de actores extra? Sin ellos no existiría".
Pese a considerarse un afortunado, por poder vivir de un deporte en el que ha jugado todos los Grand Slams y en el que ha estado entre los 50 mejores del mundo, a Coria le asoma una lagrimilla cuando habla de sus padres, de su mujer y de su sobrino.
"A mi mamá y a mi papá no los veía desde diciembre. Hay un montón de cositas que el tenista hace con un montón de esfuerzos. A mí no mee da para quejarme, pero si tengo que decir una queja a la gran vida que llevo es que me gustaría ver más a mi sobrino y estar más tiempo con mi mujer en Argentina. Pero soy un agradecido".
Para sacar adelante los vlogs, que duran entre 30 y 40 minutos cada uno de ellos, Coria tiene contratado un editor, que también trabaja para la ATP y que es el encargado de juntar el milagro que nace de un centenar de clips de 20 segundos almacenados en una carpeta en la nube.
"Los que me conocen saben que soy un caradura y siempre estoy haciendo bromas. Al principios los otros tenistas se sorprendían, preguntándome que qué hacía con la cámara, y ahora tengo una buena recepción porque sale de forma natural. Esto no es ningún negocio, de hecho soy yo el que invierto, porque mi editor obviamente cobra, que es un trabajo, y somos los dos los que nos encargamos de que esto crezca. Pero no hay una estructura ni un plan. A veces me escriben y me dicen "no has subido nada en diez días", pero es que no hay nada de estructura. Yo hago los vídeos y tratamos de armar algo", explica Fede Coria, el hombre que mejor muestra el circuito ATP.