Pogacar mata el suspense

Luis Miguel PascualValloire (Francia), 2 jul (EFE).- "Sin duda es el más fuerte". Lo reconoció el belga Remco Evenpoel, rendido a la evidencia de que el esloveno Tadej Pogacar tiene más fuerzas que nadie en este inicio del Tour de Francia.

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Unas semanas después de haber dominado el Giro de Italia sin dejar el más mínimo lugar al suspense, el ciclista del UAE parece querer hacer lo mismo en el Tour y en la primera cita con la alta montaña, en el mítico Galibier, apenas cuatro días después de la salida, asestó un golpe a todos sus rivales que le coloca al frente de la general y como máximo favorito al triunfo final.

Pogacar tiene en el punto de mira sobre todo al danés Jonas Vingegaard, que llega sin rodaje tras la caída que sufrió en el País Vasco y al que quiere distanciar lo más posible antes de que el del Visma recupere sensaciones.

Se han cambiado los papeles. El año pasado era Pogacar quien llegaba entre algodones tras haberse caído en la Lieja-Bastona-Lieja y Vingegaard le asestó varios mazazos en los primeros días que le dieron una renta que acabó siendo definitiva en la meta de París para sumar su segundo Tour.

Ahora las cosas son al revés y el esloveno aprovechó que ya desde la cuarta etapa la carrera se subía a la alta montaña por la carretera que conduce al Galibier, por encima de los 2.600 metros, para empezar a distanciar a sus rivales.

"Ya venía con mucha confianza, pero esta etapa me da todavía más, me anima a seguir por esta vía", dijo Pogacar, que sumó en Valloire la duodécima victoria de su carrera en el Tour, lo que le permitió recuperar el maillot amarillo con una renta de 45 segundos sobre Evenpoel y 50 con Vingegaard.

Ventajas que empiezan a ser ya significativas aunque, como él mismo se encargó de matizar, "todavía queda mucho Tour por delante y la tercera semana es muy dura".

Pogacar ordenó a su equipo endurecer la carrera y asestó un golpe a falta de un kilómetro para la cima del Galibier.

"Me lo esperaba, yo ahora soy vulnerable y él tiene que atacarme", dijo el danés, que lamentó el tiempo perdido, pero señaló que llegará a la contrarreloj del próximo viernes con menos margen cedido de lo que esperaba.

"El Tour no está terminado"

"El Tour no está terminado. Hoy sabemos un poco mejor en qué posición está cada uno, pero también es cierto que todo el mundo puede tener un mal día. Yo he visto a Vingegaard en una excelente condición. Veremos qué pasa dentro de dos días en la contrarreloj", afirmó el esloveno.

Vingegaard se congratuló de haber perdido solo tiempo en el Galibier y dijo que por ahora todo entra dentro de sus previsiones.

Metódico como es, el danés aseguró que han trazado un plan de tres semanas en el que las primeras etapas están destinadas a perder el menos tiempo posible a la espera de que su organismo recupere el rodaje que le rompió haber pasado un mes en el hospital y diez días en cuidados intensivos.

"Creemos en nuestro plan, como los dos años anteriores. Ya veremos qué pasa al final", subrayó.

Pero Pogacar ganó en todos los tableros. El esloveno no solo fue el más fuerte de la jornada, además estuvo arropado por el equipo más potente, con hasta tres compañeros en el tramo final del ascenso, los españoles Juan Ayuso y Marc Soler y el portugués Joao Almeida.

Tanta concentración que pareció haber algún pique entre ellos, aunque el jefe de filas negó que hubiera mal ambiente y aseguró que "todos ruedan en la misma dirección".

Ayuso, al que Almeida pareció reprochar que no trabajara para Pogacar, acabó tercero de la etapa y ahora es cuarto de la general a 1.10 de su compañero de equipo.

Para Pogacar, el UAE demostró que tiene "el mejor equipo" y agradeció el trabajo de sus compañeros "con agallas" para imponer un ritmo fuerte con el viento en contra.

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