La española Oceanman vuelve a Ucrania para celebrar una competición única en plena guerra

Marcel Gascón Kiev, 29 jun (EFE).- Más de un millar de nadadores participan este fin de semana en Kiev en las pruebas de natación en aguas abiertas que organiza la empresa española Oceanman, cuya competición regresó a Ucrania en 2023 tras un año de ausencia por la invasión militar rusa y se consolida ahora como la única cita deportiva internacional de masas que se celebra en el país agredido durante la guerra.

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“Ucrania ha sido tradicionalmente la comunidad que más nadadores ha aportado a Oceanman y por esa razón nuestro apoyo ha sido inquebrantable”, dice a EFE el fundador de la empresa, el español Fermín Egido, sobre la arena de una playa artificial a orillas del río Dniéper, poco después de que los primeros participantes se hayan lanzado a las aguas para competir en la prueba de 10 kilómetros.

“Esto nos ha llevado a ser la única empresa internacional desarrollando eventos deportivos dentro del territorio ucraniano desde que empezó la guerra”, señala Egido mirando a los rascacielos que se alzan junto al cuarto río más grande de Europa a su paso por Kiev.

Este emprendedor y deportista alicantino explica que Ucrania era, antes de la guerra, el país con más nadadores en las competiciones que Oceanman organiza cada año en unos 25 países de todo el mundo, por delante de Rusia.

“Supimos por qué en el primer evento que hicimos en Ucrania, en 2017 en Odesa, en el que descubrimos que un nadador ucraniano fue a uno de nuestros eventos en España y lo puso de moda aquí”, explica Egido en medio de las carpas que han montado los equipos ucranianos participantes para protegerse del sol.

Con la invasión militar rusa a gran escala en febrero de 2022, Oceanman rompió con Rusia cancelando los cuatro eventos que celebraba allí cada año, y siguió apostando por Ucrania para regresar al país lo antes posible con una de sus populares competiciones.

“Tenemos varios amigos que ya no están y muchos veteranos; la guerra ha cambiado radicalmente la vida de todos los ucranianos”, cuenta Egido recordando con emoción a algunos de los habituales de las pruebas de Oceanman en todo el mundo caídos en combate mientras defendían su país de las fuerzas invasoras rusas.

Los deportistas ucranianos -que en el caso de los varones en edad militar no pueden participar en las pruebas que se disputan fuera al tener prohibido viajar al extranjero por la ley marcial- agradecen el compromiso de Oceanman, y han acudido en masa a las dos ediciones de su competición celebradas desde el comienzo de la guerra en Ucrania.

Un “símbolo de resistencia”

“Que podamos seguir viviendo y participando en estos campeonatos a pesar de la guerra es un símbolo de resistencia”, dice a EFE Verónica Pershina, dueña de una academia de español y una de las nadadoras ucranianas que se han lanzado a las aguas del Dniéper para la prueba de los 10 kilómetros, la distancia más larga de las que integran la competición.

Antes del comienzo de la prueba, los participantes han cantado el himno ucraniano mientras una joven hacía ondear la bandera nacional que Egido y sus colaboradores pasean por todo el mundo para que los participantes en sus eventos escriban en ella sus mensajes de apoyo a los nadadores de Ucrania.

Una marabunta de gente con gorro, traje de baño y una boya fosforescente entra corriendo al agua del mismo río que cientos de kilómetros al sur es escenario de intensos combates para hacer lo que más les gusta y volver a competir en uno de los eventos deportivos internacionales más exitosos del mundo.

Familiares, amigos, deportistas, aficionados y curiosos gritan mensajes de ánimo y las boyas de colores se alejan de la orilla al ritmo de la música que suena de los altavoces.

Este ambiente festivo en una de las muchas playas del río que cruza Ucrania es de perfecta normalidad y no deja ver la realidad dramática que les ha impuesto a los ucranianos la invasión rusa.

Identificando caras entre la audiencia, Egido reconoce a familiares de nadadores muertos o desaparecidos en esta guerra. Uno de ellos, explica, era entrenador de uno de los clubes representados en el evento. Sus pupilos siguen entrenando y compitiendo, para seguir disfrutando de competiciones como el Oceanman y mantener vivo el recuerdo de quien fue su jefe.

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