Cargando...
–¿Cuál es su profesión?
–Soy abogado. Tengo una maestría en Administración de Negocios en la Universidad Austral de Buenos Aires. Gerencio la Fundación Paraguaya, creada hace 33 años por emprendedores sociales y empresarios bajo el liderazgo de Martín Burt (exintendente de Asunción)
–¿Qué es semáforo?
–El Semáforo es una métrica y metodología que permite que las familias autoevalúen su nivel de pobreza y elaboren su plan de salida. Los resultados son increíbles.
–¿Por qué se llama semáforo?
–Porque cada uno de estos indicadores tiene tres posibles niveles. Rojo significa pobreza extrema, amarillo es pobreza no extrema, verde es no pobreza. Entonces, si usted tiene una canilla de agua potable en su casa califica verde en agua potable. Si usted tiene pozo es pobre. Marca amarillo. Si tiene que traer agua de afuera de la vivienda hay que marcar rojo, pobre extremo en agua. La propia familia elige cuál es la verdad. En créditos, por ejemplo: “Yo tengo crédito de un usurero”, “de una organización informal” o “de una cooperativa”. Si es de usurero marca rojo. Se le pregunta si tiene cédula de identidad: “No tengo”, “tengo pero está vencida”, “todos tenemos cédula en la familia”. Si todos tienen, se marca verde. Lo mismo se pregunta si usa el centro de salud, sobre lo que consume como alimento, si usa letrina o baño moderno. De todo lo que salga rojo o amarillo la familia establece su plan de prioridades para resolver.
–No todo es rojo...
–Claro. También tiene verde. Eso sirve mucho para mejorar la autoestima y las ganas de superarse...
–¿Tener un celular?
–Es verde...
–Hay que pagar saldo, cargador, reparación...
–El acceso a teléfonos es una manera, un indicador de no ser pobre. El celular permite acceso a información de internet, comunicación más eficiente y acá está empezando a funcionar también como una herramienta de inclusión financiera. Es una herramienta útil contra la pobreza
–Pero también se está a merced de los oportunistas y estafadores...
–Sería peor si no tuviera celular. El aislamiento es peor. Hoy un jardinero puede mandarle un mensaje al propietario para programar el trabajo en su jardín. El mensaje ahorra y aumenta mucho la eficiencia.
–Tiene un baño de letrina y tiene un smarphone... –Eso quiere decir que la pobreza no es cuestión de plata nomás. Es más que eso. Hace poco salió una estadística de la Senatics, la agencia del Gobierno, que dice que todos los habitantes de este país tienen celulares. Sorprende que el 70% de las familias pobres tienen smartphone. ¿Cómo funciona el razonamiento y la motivación del pobre? En el mismo barrio, en la misma cuadra hay gente pobre que está mejor que su vecino. Tiene baño moderno. Lo mismo pasa entre miembros de la familia. Algunos progresan más que otros habiéndose ido a la misma escuela. Hay gente que nació y se debatió en la pobreza pero salió adelante. Más allá de que alguno haya ganado la lotería, la mayoría es por otras razones...
–Los países miden el ingreso económico...
–Nuestro país tiene lo que se llama la línea de pobreza que es definida por la Dirección de Estadísticas y Censos. Dice por ejemplo que en la Gran Asunción hay que ganar 630.000 guaraníes por mes por miembro de la familia para no ser pobre, unos 3.200.000 por una familia de cinco miembros. Si usted va a las casas de esas familias va a descubrir que en muchas de ellas sus baños son de letrinas o tiene su cocina en el piso. Sus niños están sin vacunarse, carecen de útiles para ir a la escuela. Son rastros de pobreza real que no tienen que ver con el dinero solamente.
–¿Dónde está el problema?
–La pobreza es un concepto grande y complejo. La familia que nace pobre cree que ya está destinada a morir pobre: “mboriahu ya péicha guãrãntema” (el pobre está destinado a ser pobre), es una antigua frase en guaraní. La motivación tiene mucho que ver en eso. Nosotros investigamos todas las maneras de ser pobre. Buscamos una herramienta para medir la pobreza y que la gente use esa herramienta para salir de la pobreza. El “Semáforo de Eliminación de Pobreza” divide la pobreza en 50 indicadores, 50 pequeños pedazos para que el pobre entienda en qué consiste su pobreza y pueda hacer algo al respecto. Es importante que sepa que tiene verde en otros aspectos. A lo mejor no puede salir de la pobreza pero cinco verdes puede conseguir el año próximo si se propone hoy.
–Son 50 indicadores...
–Dividimos la pobreza en pequeños pedacitos. Son seis áreas y 50 indicadores: Ingreso y empleo, vivienda-infraestructura, organización y participación, salud y medio ambiente, educación y cultura, interioridad y motivación. Entre los indicadores, por ejemplo dentro de ingresos está el ahorro. Eso no tiene que ver con cuanta plata uno gana. No es guardar lo que sobra sino poner las prioridades en la lista. En nuestro programa de microfinanzas, todas las mujeres con las que trabajamos ahorran dinero en bancos, cooperativas. Para seguir en el programa tienen que demostrarnos que ahorran.
–¿De dónde es el método?
–(Muhammad) Yunus creó esta metodología en Bangladesh (Asia) hace 40 años. La Fundación Paraguaya tiene como misión desarrollar metodologías sostenibles que ayuden a eliminar la pobreza. Este método, distinto a los programas asistencialistas trae beneficio a 80.000 familias de nuestro país. El 90% son mujeres. Ha sacado de la pobreza a 39.000. Estamos exportando el sistema a países de Asia, África, Europa e incluso Estados Unidos.
–¿Quién es Yunus?
–Un bangladeshí. Ganó el Premio Nóbel de la Paz en 2006. Creó el sistema de créditos para emprendedores muy pobres que no califican para el crédito en un banco tradicional. Se junta a los “inbancables”, los que no tienen garantía ni papeles para documentar sus negocios, sus bienes, sus activos. Se les mete en un grupo para sacar créditos en forma conjunta, en fin se los entrena para desarrollar su propio progreso. Tenemos además escuelas autosostenibles, cuatro bachilleratos técnicos. Las escuelas se autosostienen de acuerdo a lo que producen en el campo. La escuela más conocida y que está más cerca de Asunción es la de Cerrito, en el Km 46 de la Transchaco. Los negocios son manejados por profesores y alumnos. Los chicos aprenden en un ambiente de empresa en marcha, una empresa real. Ellos venden sus productos en el Agroshopping (del Shopping Mariscal López). Ya ganaron varios premios. También tenemos una planta de queso ibérico, un queso madurado. Trajimos un quesero español que enseña a los chicos. Esta metodología exportamos a India, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, Ruanda, un total de 50 países.
–¿Dónde hay más rojo y amarillo?
–Increíblemente hay muchos rojos y amarillos en la gente que no tiene ahorros, en la gente que no sabe manejar sus finanzas. Hay mucho rojo en la disposición de basuras. La gente quema en vez de enterrar apropiadamente a una distancia prudente de un cauce de agua. Se trata entonces de llevar soluciones que permitan resolver los amarillos y rojos. Por ejemplo, hay una comunidad que carece de cédulas entonces buscamos hacer un acuerdo con Identificaciones para llevar el documento al asentamiento; o en los problemas de salud visual tenemos un acuerdo con la Fundación Visión que provee de servicios gratuitos o casi gratuitos a las comunidades. La clave es involucrar al pobre en su propio desarrollo.
–¿Y los subsidios del Gobierno?
–Sacar a la gente de la pobreza no es solamente regalarle cosas sino motivarla para que forje su propio desarrollo. No se trata de llenar el país de programas asistencialistas. Los programas tienen que ser multidimensionales, no solamente enfocarse en la pobreza de ingresos. Aunque se elimine la pobreza de ingresos, las otras cosas que tienen que ver con el bienestar de la familia no se resuelven necesariamente.
–¿No resulta Tekoporã?
–Nosotros creemos que los programas de subsidios son necesarios en un momento determinado para paliar situaciones extremas pero no deben ser permanentes y deben tener incentivos positivos que animen a las familias a mejorar. Hoy no tienen. Al contrario, si un beneficiario quiere seguir en Tekoporã el dinero debería ser un premio para salir adelante y no para seguir igual como está ahora. Nadie le muestra el camino para mejorar su baño por ejemplo. Tekoporã no exige, no incentiva para que la familia salga adelante. Si tiene el programa, no está funcionando.
–Es un programa copiado de Lula, Cristina (Kirchner)...
–De Brasil, Argentina, mismo de Estados Unidos. Se dieron incentivos para permanecer dentro del walfare (bienestar) como se le llama. No se le paga a la gente para dejar de ser pobre. Se le paga más bien para seguir siendo pobre. Eso es algo que debe ser revisado y encontrar maneras de saltar a una siguiente etapa donde a la gente se le premie por progresar y no se le castigue sacándole del programa de subsidios.
–¿Debe estar incluido el subsidio a los mayores de 65 años?
–Yo no sé decir la viabilidad económica de eso y cuál es la diferencia con la jubilación. ¿Por qué unos tienen que trabajar toda la vida para conseguir su jubilación y otros simplemente recibir un subsidio? Eso no está claro para mí. La experiencia internacional nos muestra que la proliferación de subsidios ha llevado a la formación de masas de pobres que están pendientes del Estado y hay un momento en que eso no aguanta. Hay que ver cuál es la sostenibilidad en el tiempo en términos del presupuesto del Estado.
–¿Por qué no adopta el Gobierno este sistema?
–Le ofrecimos a la Secretaría Técnica de Planificación pero no tuvimos respuesta. Prefirieron seguir su propio programa. Lo que tenemos es un programa con sus voluntarios (de la STP) de Arovia (de creer en guaraní) en Cerrito. Más que eso no hay. Esta herramienta se usa hasta en Nueva York, en Nueva Orleans, en Newcastle (Inglaterra), África, en China con Unicef. Ojalá se use aquí. Tenemos convenios con empresas privadas. Se utiliza la metodología para trabajar con la pobreza de sus empleados.
(holazar@abc.com.py)