El Carnaval brasileño tiene sus raíces en las festividades europeas medievales, como el “Entrudo” portugués. Introducido por los colonizadores en el siglo XV, el “Entrudo” era un festival desinhibido que precedía a la Cuaresma, permitiendo a la gente disfrutar de comida, bebida y diversión antes de los días de ayuno y penitencia.
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Los juegos con agua y las bromas eran comunes, sentando las bases para el espíritu lúdico del Carnaval moderno.
Con la llegada de los esclavos africanos al territorio brasileño, el Carnaval comenzó a enriquecerse con ritmos, danzas y creencias africanas. La “Samba”, hoy indiscutiblemente asociada con el Carnaval de Río de Janeiro, tiene profundas raíces africanas. Los esclavos trajeron consigo tambores y ritmos palpitantes que dieron forma a la música y los bailes que ahora son parte integral de la celebración.
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Las culturas indígenas de Brasil también contribuyeron a la mezcla cultural que define el Carnaval. Las manifestaciones artísticas y espirituales de estas comunidades se entrelazaron con las herencias europeas y africanas, lo que resultó en expresiones únicas dentro del Carnaval. Esta diversidad cultural propició la creación de nuevos rituales y danzas en diversas regiones del país.
Durante el siglo XX, el Carnaval experimentó una expansión masiva, convirtiéndose en una fiesta nacional. Las escuelas de samba se establecieron, organizando desfiles masivos que incluyen carrozas impresionantes y trajes elaborados. Cada año, las escuelas compiten en el Sambódromo de Río, atrayendo la atención mundial.
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Además, otras ciudades brasileñas como Salvador de Bahía y Recife, desarrollaron estilos de Carnaval distintivos, con el “Axé” y el “Frevo” respectivamente, reflejando aún más la diversidad cultural del país.
Los Blocos da Rua en el Carnaval Brasileño
Los blocos da rua, o comparsas callejeras, son un elemento fundamental del Carnaval brasileño que aportan una atmósfera vibrante y accesible a las festividades.
A diferencia de los desfiles organizados por las escuelas de samba en el Sambódromo, los blocos ofrecen una experiencia más espontánea y participativa, permitiendo que cualquier persona se sumerja en el espíritu del carnaval sin necesidad de entradas o restricciones.
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Estos blocos son grupos organizados que reúnen a personas para desfilar y bailar por las calles de la ciudad al ritmo de música en vivo, principalmente samba, pero también otros géneros musicales dependiendo de la región.
Cada bloco suele tener su propio tema y repertorio musical, y muchos animan a los participantes a disfrazarse de acuerdo a su identidad.
Aunque los blocos da rua se pueden encontrar en todo Brasil, algunas ciudades son especialmente conocidas por su vibrante cultura de blocos durante el Carnaval.
Algunos de los blocos más famosos y multitudinarios del país se encuentran en Río de Janeiro. Uno de ellos es el “Bloco da Bola Preta” en el centro de la ciudad. Durante el Carnaval, las calles de Río se llenan con cientos de blocos, atrayendo a millones de fiesteros.
Aunque tradicionalmente no tan conocida por sus carnavales, São Paulo también ha visto un crecimiento exponencial en sus blocos durante la última década, convirtiéndose en un destino emergente para los amantes del Carnaval.
Salvador de Bahía, con una fuerte herencia africana, es famosa por sus blocos afro y la música Axé, proporcionando una experiencia de carnaval única y profundamente cultural.
En el noreste, ciudades como Recife y Olinda son conocidas por sus blocos que tocan Frevo y Maracatú. Los desfiles en las empinadas calles coloniales de Olinda son particularmente pintorescos y populares.
Significado cultural y social
El carnaval brasileño no solo es una fiesta de música y baile; es un poderoso símbolo de inclusión y expresión cultural.
Permite a las comunidades celebrar su identidad y desafiar convenciones sociales. Durante el Carnaval, la rigidez de las estructuras jerárquicas y raciales se desvanece temporalmente, dando lugar a un espacio donde la creatividad y la igualdad pueden florecer.
Cada edición del Carnaval es una reafirmación del patrimonio cultural brasileño, mostrando al mundo su espíritu indómito y su amor por la vida.