No pocos viajeros ya tienen destinos fijos y vasta experiencia mientras que otros pueden optar por otras alternativas para acumular sus recuerdos. En nuestro país, es un concepto que se está extendiendo cada vez más y las ocasiones de las festividades religiosas como las de Caacupé podrían ayudar a su impulso.
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En las redes sociales hay varios influencers de viajes que comparten consejos o muestran lugares a lo largo de la tierra que parecen de ficción; es decir, “crean contenido” con sus viajes como un trabajo.
Pero en muchos de estos casos se siguen apretadas agendas, se visitan los puntos más históricos y el viaje hasta se puede sentir un poco “apurado”, algo que también puede pasar con cualquier viajero que no tiene muchos días para disfrutar de un lugar nuevo.
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A veces, entre tantos planes y una ruta muy marcada, un viaje puede convertirse hasta en un generador de estrés en lugar de paz, pero para evitar esto hay una tendencia que no es nueva de por sí, pero está ganando varios fanáticos actualmente: el slow travel.
¿Qué es <i>slow travel</i>?
Para las personas que viajan de manera constante y no consiguen descansar lo suficiente entre destinos existe una recomendación de “viajar más despacio”; es decir, hacer un slow travel.
Cuando hay poco tiempo para nuestro viaje, es muy común intentar tener varios planes para acumular experiencias y recuerdos inolvidables; sin embargo, los itinerarios pueden cambiar o algunas actividades cancelarse y esto puede generar sorpresas muy desagradables.
En estos casos entra el slow travel, que en español significa “viajar lento”, y como su nombre lo dice, promueve un turismo más alejado del convencional a pasos más controlados. Por más que su auge se esté dando ahora, su origen se remonta hacia los años 80 en Italia, en rechazo hacia la fast food (comida rápida) y dando como respuesta a esto la slow food.
“El slow travel es la clave para viajar mejor, de manera más inteligente y apasionada. Tomarse el tiempo para vivir como un local en la ciudad o el país que estás visitando es esencial si deseas una experiencia de viaje verdaderamente inmersiva y profundamente emotiva”, aseguran sus promotores.
¿Qué lo caracteriza?
Si bien esta forma de viajar es similar a la de los “mochileros”, se diferencia en un aspecto clave: el tiempo. Un slow traveller tiene mucho más tiempo para integrarse a una comunidad y vivir experiencias como si fuera un local.
De vuelta y como su mismo nombre lo dice, un viaje lento –incluso– podría llevar meses porque uno de sus objetivos es conectar con la gente, disfrutar de las cosas simples y vivir experiencias mucho más profundas.
Claramente, esta forma de viajar que apunta a sumergirse profundamente en la cultura del lugar donde se encuentra tampoco podría ser muy sencilla en la práctica por distintas limitaciones, entre ellas, nuevamente el tiempo.
Sin embargo, tampoco es necesario viajar muy lejos, ya que el slow travel también puede ser aplicado prácticamente en cualquier territorio, incluyendo nuestro país, que se destaca por un montón de recursos naturales y experiencias que pueden ser únicas.
“Mantener un itinerario equilibrado te permitirá disfrutar de lo mejor de ambos mundos: un plan flexible para ver los principales atractivos, pero con espacio para tomarte tu tiempo y tomar decisiones espontáneas; es viajar con intención. Cada decisión es consciente y sin guion, lo que abre las puertas a experiencias únicas y auténticas que caen a tus pies”, publica una guía para los interesados.
Un viaje que recordará toda la vida
Otra recomendación es que “en lugar de sacar el teléfono para tomar una foto perfecta para Instagram, hay que dar un paso atrás para entender las costumbres locales”, esto para reemplazar la intención de solamente “ver” los sitios turísticos con la posibilidad de realmente “estar” ahí. Las tradiciones religiosas o populares pueden ser un foco interesante.
De igual manera, hoy en día es difícil hacer una desconexión total, pero el slow travel busca esto y si alguien logra aplicarlo a cabalidad, seguro logrará un viaje que recordará “de pie a cabeza” a lo largo de toda su vida.
Para los que buscan también “abrazar” esta creciente forma de viajar, hay un libro titulado The Idle Traveller: The Art of Slow Travel, donde su autor, Dan Kieran, habla que se trata de un “arte”. Por otra parte, la viajera Jessy Muller (@slowroamer en Instagram) también es muy popular por su viajes y creación de contenido.
Anímese a experimentar esta nueva forma de viajar. Sin lugar a dudas, Cordillera es una zona ideal para iniciarlo en nuestro país por estas fechas.