Es en el fondo no programable, magmático, de una mente sin transparencia posible donde surgen los milagros y los errores, escribe Montserrat Álvarez en esta breve columna que recrea nuestra antigua fascinación por los autómatas y se burla de los programas de «inteligencia artificial».
Una nueva lectura, en la clave mitológica del bestiario medieval, del libro de narrativa Secreta tendencia, de la joven escritora paraguaya Aida Risso (Nueva Germania, San Pedro, 1970)
Mañana, a las 20:00, en el marco de un festival con danzas y performances se realizará en el Teatro Municipal (Pdte. Franco y Alberdi) la presentación del libro y CD “Nuestros fantasmas”, de Miguel “Cholo” Cabral y Clotilde Cabral.
"No salgas que a la siesta porque Jasy Jateré te va a llevar", esta tal vez fue la frase más usada por nuestras madres para asustarnos, con el fin de quedarnos quietos en casa. Pero además del niño rubio, también existen otros personajes fantásticos, como el Pombero, los duendes o las sirenas, con un vasto simbolismo que dan una explicación mágica y maravillosa del universo.
Rebelde a la postura de su maestro Platón, que acusaba a los poetas de ser, a la inversa de los filósofos, amigos de la mentira y enemigos de la verdad, Aristóteles dice, en el noveno capítulo de su Poética, cuán filosófica a su criterio es la poesía:
Aunque la estética en el sentido contemporáneo, es decir, no como un tema –la reflexión filosófica sobre el arte y la belleza se remonta en Occidente a la Antigüedad– sino como una disciplina autónoma dentro del quehacer filosófico, es de aparición tardía (se suele datar con Baumgarten, ya en 1742, cuando dicta sus lecciones de estética, ya en 1750, cuando publica su Aesthetica), yo diría que su existencia, de una manera tácita y larvada, es tan antigua al menos como las cavernas pintadas del Paleolítico superior.