Una historia difundida en la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter, captó la atención de miles de personas. Una joven argentina compartió un incidente incómodo ocurrido después de que su amiga tuvo una cita con un hombre llamado Matías. La internauta @aeranimor, cuyo nombre en la red es Romina, relató la anécdota en una serie de publicaciones.
El encuentro tuvo lugar el 14 de diciembre, cuando la amiga de Romina salió a cenar con Matías. Durante la cena, al llegar la cuenta, Matías decidió cubrir el total, excepto la propina. La mujer había ofrecido pagar, pero él se negó. Tras la cena, se despidieron sin que sucediera nada significativo.
Al día siguiente, la amiga recibió un mensaje de WhatsApp de Matías. Para su sorpresa, él le pedía que le abonara la mitad del costo de la cena. “¿Te jode si dividimos lo de anoche?”, fue lo que le escribió Matías. Junto al mensaje, envió una foto de su calculadora digital, sugiriendo que ella debía transferir 54.375 pesos, tras dividir el total de lo pagado en el restaurante.
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A pesar de la sorpresa, la mujer decidió realizar la transferencia a Matías, pero también aprovechó para darle un consejo. En su mensaje, expresó: “Hola Mati. Acá va la transferencia. Ayer estuve trabajando y cuando lo vi ya era tarde. Solo quiero decirte que, si te sirve de algo, no finjas ser caballero”.
La amiga de Romina también recordó que había ofrecido pagar su parte varias veces durante la cita. Finalmente, expresó comprensión por la situación económica. El episodio fue muy comentado en la plataforma X y alcanzó una amplia audiencia, acumulando millones de impresiones y miles de comentarios.
¿Quién debe pagar la cuenta en una cita?
El tema de quién debe pagar la cuenta en una cita sigue siendo motivo de debate, reflejando tanto las dinámicas tradicionales como las expectativas modernas en las relaciones. Muchas veces, se asume que el hombre debe cubrir el gasto como parte de un rol clásico de proveedor. Sin embargo, algunas reacciones masculinas, especialmente en situaciones donde la cita no resulta como esperaban, sugieren que el valor de las mujeres se mide en función del éxito de la interacción o de la reciprocidad inmediata. Este enfoque no solo perpetúa estereotipos de género, sino que también deshumaniza las relaciones al reducirlas a transacciones económicas o emocionales.
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Es importante reconocer que las relaciones sexoafectivas son diversas y dinámicas, por lo que no existe una regla universal que se aplique a todas las citas. La clave está en practicar la responsabilidad afectiva, que implica comunicar de manera honesta las intenciones, intereses y expectativas desde el principio. Hablar abiertamente sobre temas como quién pagará la cuenta no solo previene malentendidos, sino que también fomenta relaciones más equitativas y respetuosas. En última instancia, lo importante es construir vínculos basados en la igualdad y el consenso, más allá de roles impuestos por la tradición o las normas sociales.