“Ivai la cuadro” pero el paraguayo tiene paciencia para resistir, expresa nuevo titular de la Conferencia Episcopal

La migración campesina a la ciudad, el trato como estorbos a los indígenas, la contaminación ambiental sin control como sucede en Paso Yobai (Guairá), a persecución a las Ong, la corrupción política y la ausencia de justicia, son entre otros, los asuntos que preocupan a los obispos que se reunieron en asamblea esta semana en Emáus (Luque). El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), el obispo canadiense Pierre Jubinville, ofrece detalles en esta entrevista del pulso de la realidad nacional desde la óptica de la influyente jerarquía católica.

Monseñor Pierre Jubinville, nuevo titular de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP)Gentileza
audima

- Usted es Ottawa, ¿de la parte inglesa de Canadá?

- Bueno, soy de habla francesa también…

- ¿Desde hace cuánto tiempo en Paraguay?

- Llegué en diciembre del 91…

- ¿Es de la congregación de los que se asentaron en el barrio Herrera de Asunción?

- Yo soy de la congregación del Espíritu Santo. De Canadá vinieron antes religiosos y religiosas de dos congregaciones. Yo vine años después. Me llamaron más tarde para asumir en la Diócesis de San Pedro. El próximo mes va a cumplir 11 años.

- En el Paraguay quedó esa imagen de los padres y monjas canadienses, de ser muy emprendedores, grandes organizadores que hicieron florecer el barrio Herrera de Asunción…

- En mi caso, yo no creo ser un gran organizador. Alguna cosa propongo pero no es que tenga el genio de la organización. A mí me toca más bien insertarme, dialogar, acompañar un poco...

- Pocas veces hemos escuchado que un obispo que no sea natural de Paraguay haya llegado a la presidencia de la Conferencia Episcopal (CEP)…

- No. Si se remonta a la historia, creo que también (el español) monseñor Ignacio Gogorza, fue presidente de la CEP… Creo que hubo otros…

- ¿Se esperaba la designación?

- No, no, no. Yo hubiera preferido que sea un paraguayo. Les dije eso a mis compañeros, y uno de ellos tuvo una frase para animarme: “En la Iglesia no hay extranjeros”. La presidencia de la Conferencia es más bien como un liderazgo entre pares, es como una pequeña confederación, no es una jerarquía en la Iglesia. Es más bien un servicio bisagra para la unidad, cohesión, coordinación…

- ¿Cuál va a ser su misión?

- Mire. Yo no me metí en esto con un plan de acción después de hacer campaña. Se conformó un equipo donde el vicepresidente es el obispo de Concepción, monseñor Miguel Ángel Cabello. Está el obispo de Katueté-Canindeyú, monseñor Roberto Zacarías, y el obispo de Carapeguá, Celestino Ocampo. Está el secretario adjunto, padre Sergio Ayala… Es un equipo que tratará de responder al mandato que nos dieron. Estamos en un tiempo eclesial, por ejemplo, de la Sinodalidad, tiempo en que los obispos y el Papa intercambian información y experiencias para buscar soluciones pastorales. Estamos fomentando encuentros con los vicarios, obispos, secretarios de las pastorales nacionales y responsables del servicio económico, administradores… Tuvimos un encuentro para continuar el trabajo transparente sobre la cuestión económica-administrativa y financiera de nuestra Iglesia, y fue muy interesante.

- Transparencia es lo que hace falta en las cuentas públicas…

- La palabra transparencia nos viene mucho del Sínodo. Tanto en la CEP como en las diócesis, como en las pastorales debemos administrar bien la Ofrenda de la Viuda (en la Biblia, La Viuda dio todo lo material que tenía, confiando en que Dios la cuidaría) , la ofrenda de un pueblo pobre que sostiene a su Iglesia, pobre también. Está todo el tema de la prevención de abusos, la elección de los servidores y servidoras, el personal, evaluar los riesgos…

- ¿Cuáles son sus observaciones sobre la problemática social, algo que habrán debatido, como es tradicional, en las asambleas de la CEP?

- Hablamos mucho del tema indígena, que está llegando a un colmo indignante y desesperante, de cómo se quiere borrar a los indígenas de la ciudad. Se los trata como estorbos humanos. No se les atiende, se los desaloja. Se los presiona para que pierdan sus derechos adquiridos en la Constitución, en las leyes de la Nación. Es un importante sector de nuestra sociedad al que se le debe un gran respeto. Hay muchos agravios que reparar.

- ¿Cuál es el diagnóstico del tema campesino?

- Se habló bastante del destino de muchos pequeños productores. Están saliendo. Se están yendo, y se junta eso con el tema del daño ecológico. El país está en una recta muy fuerte de lo que llamamos progreso económico, pero explotando los recursos sin conciencia de las limitaciones, de la protección (al ambiente) que le debemos a nuestra casa común. En particular, nos preocupa lo que pasa con la contaminación de Paso Yobai…

- La pugna, el tema del oro…

- El oro, las piletas llenas de veneno. Se desbordan cuando llueve, y también que no están respetando leyes básicas que tenemos. Las instituciones no se mueven.

- ¿Qué les llama la atención?

- Algo grave está pasando ahí, además de amenazas. El tema jurídico ahí es muy grave, porque deberían haber acciones y no se concretan, y parece que hay un ambiente de miedo y de sustos ahí, muy grave. Entonces, compartimos sobre esto y nos preocupa mucho.

- ¿Qué pasa con los pequeños agricultores?

- En los agricultores no hay una sucesión de generaciones. Se van extinguiendo de a poco. Incluso sus padres están conformes que los hijos busquen otros horizontes. Los mandan a estudiar, y a veces a estudiar mal, para huir del campo, y eso nos preocupa mucho.

- ¿No pueden con la presión de los grandes agricultores?

- Me llamó mucho la atención los resultados del último censo. En mi diócesis de San Pedro hay 100 mil habitantes menos que en el anterior censo, así como Paraguay también se encontró con un millón menos. Las proyecciones nos llevaban a 450 mil. Al final somos 350 mil y en contraposición, la mayoría de los cascos urbanos crecen. Eso es muy visible. ¿De dónde viene la gente a los cascos urbanos? Del campo. Por otra parte, en San Pedro había áreas protegidas, no explotadas, como humedales, que llamábamos campos comunales, y eso sí que está siendo mirado para ser explotado ahora por los grandes cultivos. Entonces, vamos perdiendo también lo poco de reservas naturales que teníamos.

- ¿Y la deforestación?

- Es muy fuerte en la región Oriental del país. En la parte Occidental se produce ahora a gran velocidad también. Nosotros no somos especialistas de esas áreas, no somos ingenieros agrónomos, no somos medioambientalistas, no somos sociólogos, pero lo que sabemos es por lo que nos cuentan los que viven y trabajan en nuestras comunidades. Ellos nos hacen sentir sus dolores, padecimientos y cómo se vulnerabiliza todo un sector de nuestra población. No hay protección ni mucha compasión tampoco…

- ¿Cómo impactan en su comunidad el narcotráfico, los chespis? Dicen que es una plaga que está tomando casi todos los centros urbanos…

- Y ni siquiera están solo en las ciudades, también en el campo. En las comunidades rurales ya llegan. Hace falta una respuesta de mucho compromiso y acompañamiento. Es muy difícil. Hablamos también de ese tema (en la asamblea). Se requiere mucho compromiso y muchos recursos que no estamos teniendo. Hace falta una intervención profesional. Es meterse en un ambiente que absorbe mucha energía. Lo primero es escuchar a las familias, a las mismas personas afectadas. Lo otro es la producción y el tráfico, y eso también está creciendo muy claramente en algunas zonas.

- ¿Qué dicen los obispos del grado de inversión que alcanzó el Paraguay, envidiado por algunos países de la región, que refleja los buenos números de la macroeconomía?

- Bueno, a mí me toca aquí ser prudente. No soy un economista, no soy un sociólogo, ya escuché debates entre gente que defiende sus números y que dice que estamos muy bien y otros que invocan otros números y dicen que no estamos tan bien. Lo que nosotros los obispos vemos es la vida de la gente y lo que siente la gente. Hay muchas cosas positivas y testimonios de personas comprometidas, pero estamos viendo heridas y bastante deterioro del otro lado.

- Y entonces, ¿cuál es la percepción de la corrupción?

- No tenemos un “ministerio de la corrupción” pero todo el mundo se da cuenta cuando va a hacer trámites de lo difícil que es cuando entra a tallar el espíritu de sacar provecho a favor del clan, del grupo político. Entonces, todo el mundo se da cuenta, y más ustedes los periodistas que reportan sobre eso todos los días. Y sentimos, como todos, cómo nos muerde la situación de carencias de mucha gente que no tiene para llegar a fin de mes. Nosotros no estamos exentos y nos obliga a tener una mirada interior. Como cuerpo institucional necesitamos transparentar y deshacer las malas prácticas. No somos extranjeros en esta sociedad. Estamos dentro de la cancha. No podemos buscar culpables desde afuera sin desterrar malas costumbres.

- De repente, hace falta la opinión orientadora de representantes de la Iglesia, que todavía tienen credibilidad en esta sociedad donde se desconfía de todos…

- Tendríamos que tener también muchos más trabajos de investigación que apoyen esos testimonios. Sabemos que el sistema judicial también tiene su problema de mucha desconfianza, por eso es muy importante el trabajo de la investigación científica, la investigación periodística. Necesitamos tener datos de fiar, documentos que lleven realmente al fondo de los casos.

- Desde el oficialismo ahora se pone en cuestión a las organizaciones no gubernamentales. Se pretende ponerle un torniquete para limitarles su trabajo. Hasta la gente de la Iglesia se surte de los informes para potenciar su trabajo social.

- Yo creo que eso (de las ONG) no debemos dejarlo así. Tenemos que luchar por una gran libertad de expresión y de investigación y que haya un debate sano en nuestra sociedad. Todo tipo de agrupamiento de comunidades es muy importante para el bien de toda la sociedad. Eso es lo que hay que promover.

- ¿Cuáles son las directivas del Papa?

- El Papa nos pide que “no nos quedemos sentados en nuestra ceguera”, “no balconeemos”. Nos pide no quedarnos sentados en el sofá, no mirar la realidad desde afuera. A los obispos nos dice: “Peléense pero después hagan un buen asado”. Es decir, dice que tenemos que compartir más pero meternos más como lo que somos: como Iglesia que evangeliza para fortalecer la comunidad. En poco tiempo más saldrá una Carta Pastoral con motivo del Jubileo (indulgencia plenaria, solemne y universal, concedida por el Papa). En el documento habrá muchos elementos para la catequesis y para quienes en la sociedad también se interesen en estos temas.

- Para que la gente sepa, ¿de qué se trata el jubileo?

- Cada 25 años la Iglesia celebra un año de gracia recordando el nacimiento de Jesús y que es como lo que Dios puso en la historia humana para cambiarla y el regalo que es para toda la humanidad. Suele tener un tema y este año será: “Peregrinos de la Esperanza”. Estamos organizando peregrinaciones en todo el país. Algunos van a peregrinar a Roma.

- Usted dijo esta semana “Ivai la cuadro” (no están bien las cosas) pero “I jy, la paraguayo” (los paraguayos saben soportar). Con dos palabras, en guaraní se pueden decir muchas cosas.

- Sí, quise decir que el ciudadano paraguayo no solo sabe soportar sus penurias con paciencia sino también tiene resistencia suficiente para hacerlo y sobre todo esperanza de que pueden mejorar las cosas.

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