El Gobierno de Santiago Peña espanta la venida de inversionistas, afirman

Bruno Vacotti, de la empresa Penguin, miembro fundador de la Cámara Paraguaya de Minería de Activos Digitales (Capamad), arremete contra el Gobierno por la decisión sorpresiva de la Ande de aumentar entre 9 y 16% la tarifa a las criptominerías y anuncia que posiblemente la mitad de ellas estaría migrando muy pronto a Brasil. En esta entrevista, Vacotti no oculta la irritación de los empresarios y sostiene que la falta de seriedad oficial se nutre de políticos que usan el sector eléctrico para sus fines electoralistas.

Bruno Vacotti, de la empresa Penguin, miembro fundador de la Cámara Paraguaya de Minería de Activos Digitales (Capamad).
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- ¿Por qué están tan contrariados los criptomineros? ¿Cuántos son?

- Estamos como 65 empresas, 6 o 7 son grandes. Nuestro consumo es de 600 a 800 megawatts, por lo menos tres veces más que (la represa hidroeléctrica) Acaray. El 28 de junio de este año la Ande nos informó que la tarifa para electrointensivas aumentaba entre 9 y 16%. Había contratos muy grandes firmados apenas una semana antes con empresas multinacionales que cotizan en bolsa. Consideramos que es una medida extorsiva. Fue muy desafortunado que de un día para otro, una empresa como Penguin, que había firmado 100 mega con Ande se entere ocho días después que le subieron la tarifa 16%.

- Lo que la Ande dice es que actualizó sus tarifas y que eso repercutió en la criptominería.

- Eso es una falacia. Carece de sustentación técnica. La criptominería, ya en 2022, en octubre, había tenido un incremento de casi el 50%. Antes pagaba la tarifa industrial como las demás industrias. En esa fecha, la Ande dijo que la criptominería iba a tener una tarifa especial, pagadera en dólares teniendo en cuenta distintos indicadores, como el precio de la energía de Itaipú. Cuando eso, la energía de Itaipú estaba por encima de los 22 dólares. En el 2023 bajó a 16,70 aproximadamente. Este año, luego de las negociaciones de este Gobierno (con Brasil) quedó en 19 dólares. O sea, pasamos de 22 a 19 en menos de dos años. El argumento fue que subió el precio de Itaipú pero subió el precio con respecto al año pasado, no con respecto a cuando fijaron la tarifa. La Ande está sacando por encima del margen que tiene su carta orgánica, el 12% de ganancia neta del sector de la minería, el cliente más grande de la Ande...

- Deben mover mucho dinero...

- El círculo económico que mueve este negocio de la criptominería es grande y creciente. La empresa Penguin opera con 150 personas. Usamos 100 megas en Hernandarias. Tenemos inversionistas del exterior como Marathon Digital, empresa minera de 7 mil millones de dólares, la más grande del mundo que cotiza en bolsa de Estados Unidos. Con nosotros tienen invertidos 30 millones. Otra empresa europea, la que más está desarrollando Inteligencia Artificial, que se llama Northern Data, también invirtió entre 25 a 27 millones. Las operaciones se produce acá.

- ¿De qué manera les golpea la nueva tarifa?

- La cláusula de los contratos es bastante clara. Cualquier aumento debía ser conversado entre las partes pero manejaron con total secretismo. Fueron desleales. Las explicaciones que dieron son absurdas.

- ¿Cuáles explicaciones?

- Ellos hablan directamente de que existe una tarifa social, o sea una tarifa política y una tarifa técnica. Los únicos que pagan la tarifa que le llaman técnica somos nosotros. Tenemos una inversión de más de 1.100 millones de dólares en el país. Había un compromiso, una intención de multiplicar esto con la instalación de más centros de datos con consumos por encima de los 1.000 megawatts con una inversión de entre 3.000 y 3.500 millones de dólares. El proyecto quedó paralizado con el aumento de tarifa.

- Ande dice que tiene fugas de 30% y culpa en parte a la minería ilegal...

- En la presentación de su último ejercicio ya admitió que tiene 30% de pérdida, o sea, de cada 100 megas que despachan, 30 se pierden en el camino. No son solamente las instalaciones ilegales que todos queremos detener, hasta ofrecimos dinero para eso; capacitación, infraestructura para el combate a los clandestinos. Hay que incluir ahí a los políticos, responsables de colgar del sistema a los barrios vulnerables a cambio de favores. Hay que agregar a industrias tradicionales que pagan precios irrisorios como 100 mil por mes. ¿Por qué no los persiguen? Paraguay no es el paraíso energético que la gente del exterior se imagina. Ande no ha invertido en su plan maestro en 30 años. Casi todas las subestaciones nuevas que tiene, de menos de 15 años, son privadas. No tiene capacidad de inversión.

- ¿Por qué?

- Porque gana poco dinero. No planifica. Su plan maestro 2040 es muy bonito pero es puro enunciado. Somos el país que menos ha desarrollado la matriz alternativa energética. Itaipú tiene un límite, Yacyretá también, Acaray le estamos regalando a los brasileños.

- Hicieron recién una licitación para vender la energía de Acaray...

- Es una licitación para el mercado brasileño que paga aproximadamente 21 dólares por megawatt-hora. Nosotros estamos pagando 48. ¿Cuál es la lógica? Hasta 40 le podíamos pagar por Acaray. Le podíamos haber dado más dinamismo a la economía, generar más impuestos... Paraguay podía haber sido ya una potencia mundial energética pero nuestras autoridades se conforman con seguir alimentando a los vecinos con energía barata.

- ¿Y la opción Yacyretá no les conviene?

- No se le compra energía porque es más cara pero nosotros estábamos hablando con la gente de Yacyretá antes de que Argentina pagara esos US$ 100 millones que efectivizó en julio...

- El presidente (Santiago Peña) hizo una seguidilla de viajes a Buenos Aires...

- Sí, hace poco. Le dijimos al director de Yacyretá (Luis Benítez): “Nosotros les vamos a pagar por tres años, por adelantado, 300 millones de dólares”. Propusimos un parque tecnológico en Ayolas, generar construcciones, una subestación, instalar carreras universitarias, trabajo, con un aporte de al menos mil millones de dólares en dos años.

Bruno Vacotti

- ¿Cuál fue la respuesta?

- Les encantó la idea pero enseguida Argentina pagó esos US$ 100 millones, que es apenas una fracción de su deuda, y ahí se cayó la operación. Les llamamos. Insistimos. Nos dejaron en visto. Ya nos veían como leprosos. Es muy ridículo todo...

- ¿No se quiere irritar a Argentina y Brasil?

- Exactamente. Ahí nos enteramos por ejemplo que faltan 1.400 millones de dólares para terminar el Brazo Aña Cuá...

- Que tampoco paga Argentina...

- Que tampoco paga. Por eso está parada la obra. Nosotros nos comprometimos en conseguir la plata para Aña Cuá en menos de dos años, y que nos consideren como energía reservada, que nos devuelvan como crédito energético. Todo quedó en la nada.

- Argentina paga lo que quiere y cuando quiere y usa la energía que quiere. Así dicen...

- Desde que pagó esa octava parte de su deuda, a nosotros ni siquiera ya nos recibieron. Eso retrata la escasa iniciativa del Gobierno para desarrollar el país. Para ellos es más fácil vender barato a sus socios, y a otra cosa. No se complican. Pareciera que hacen todo el esfuerzo para no incomodar a los socios. El riesgo es que estos capitales, la mitad por lo menos, se pueden ir en poco tiempo.

- ¿Van a abandonar todo lo plantado?

- No hay seguridad jurídica en Paraguay. Es lo que puedo decir...

- Conste que el país hace unos días alcanzó el grado de inversión. Dicen que es el sueño de los países...

- Pero dígame, ¿dónde están los inversionistas? ¿Por qué ya no están acá? ¿Usted cree que van a venir con esta incertidumbre de que le van a aumentar la tarifa cuando se les antoja y sin aviso previo? Pasamos de tener una energía a precio competitivo a una tarifa más alta que Texas.

- El presidente de Ande (Ing. Félix Sosa) dijo que ya se alzó antes y nadie se fue...

- Ese es un discurso muy arriesgado, muy ingenuo además. Por supuesto que nosotros, con 90 millones de dólares invertidos en Hernandarias no podemos irnos tan fácilmente. Por eso estamos protestando, porque no nos queremos ir. Son 150 puestos de trabajo. Por eso es que quisimos hablar hasta con el presidente de la República (Santiago Peña).

- ¿No les recibió?

- Nos recibió su ministro de Industria y Comercio, Javier Jiménez. Nos atendió muy bien. Nos escuchó pero no resuelve nada. Tampoco podemos quedarnos con los brazos cruzados. Estamos explorando inversiones en Brasil, en Sao Paulo. Ya conseguimos un contrato de 400 megas, el doble de lo que produce Acaray. En las próximas semanas podríamos finiquitar otro para llegar a 800. Ellos (los brasileños) entienden claramente cómo funciona el sistema. Es una pena. Ese dinero podía haberse invertido aquí. Son unos 1.400.000 de dólares por mega. La falta de seriedad le quita oportunidades al Paraguay.

- Félix Sosa, titular de la Ande, ya dijo que la tarifa no se va a reducir...

- Está bien. Nuestra empresa es paraguaya y nos obliga a desacelerar todo nuestro plan de crecimiento local. Otras empresas que tienen contratos de 170 megas también comenzaron a desacelerar. Nadie dice que nos vamos a ir todos mañana pero los que ya pueden, se van a ir. En los últimos tres años hay más de 1.100 millones de dólares en inversiones en Paraguay. La salvedad era que esto se podía multiplicar y tener un gigawatt más, o sea 1.000 megavatios más de centros de datos en los próximos dos años. Esos 1.000 megawatts son una inversión bastante grande que supera los 3.000 a 3.500 millones de dólares. Es lo que ahora se ve coartado o desacelerado por la decisión del Gobierno.

- ¿Cuánto inciden las criptominerías ilegales?

- No llegan a 150 megas. Las legales estamos en 800 megas (la potencia de Itaipú es de 14.000 megavatios). Ande dice que con las ilegales pierden entre 2 y 3 millones de dólares mensuales. En contrapartida, las legales le pagan mensualmente entre 12 y 15 millones de dólares..

- Estamos viendo intervenciones en criptomineras ilegales todas las semanas...

- A nosotros nos parece que usan ese argumento como chivo expiatorio. Fíjese en las imágenes de esas intervenciones. Se ven máquinas obsoletas, oxidadas, sumergidas entre yuyales. A nosotros no nos engañan. No somos tontos. Sabemos perfectamente que esas máquinas “intervenidas” tienen una obsolescencia de 5 o 6 años. No sirven ni para tostar pan. Usted no va a ver que incauten una máquina nueva. Qué curioso, sin embargo, las minerías ilegales de verdad siguen funcionando porque están protegidas. Hay granjas ilegales que consumen hasta lo que consume una ciudad. Los más golpeados por esa actividad ilegal somos nosotros. Cuando les decimos que queremos ayudar a combatirlos, no nos dejan.

- Se corría también la voz de que las criptominerías se usan para lavar dinero.

- El Bitcoin es una red que está dentro de algo que se llama blockchain, cadena de bloques, que es como un libro contable enorme y público. O sea, si yo le transferí Bitcoin a usted hace seis años y usted transfirió a 20 personas más, mi nombre sigue estando ahí porque todo tiene trazabilidad, se puede llegar al origen del dinero. La red se regula a sí misma. Es mucho más difícil comprar un arma con Bitcoin que con un dólar en el bolsillo. O sea, el dinero físico sigue siendo el gran aliado del lavado de dinero.

- Esta industria ocupa mucho lugar, ¿por qué?

- No. Nosotros tenemos un predio de seis hectáreas. No me parece mucho. Es más pequeño que un shopping.

- Qué tienen ahí...

- Son máquinas de procesamiento de datos. Son computadoras en RAC. parecidas a las PC. A lo que hacemos le va a suceder la inteligencia artificial. El tema es la inversión. Un mega de minería sale 1.400.000 dólares pero un mega de inteligencia artificial sale 8 millones de dólares. La empresa que invierte o desea invertir atraído por abundancia de energía, ni conoce el Paraguay.

- ¿Hay una competencia fuerte entre ustedes?

- No, en absoluto. Cada vez somos más amigos, sobre todo después de estas agresiones. Al contrario, ahora que hay planes de migrar a Brasil, hay más solidaridad en el gremio. Antes, ni nos conocíamos. Esta gente (de la Ande) cree que nosotros estamos ganando demás y entonces nos ponen trabas para sacarnos una utilidad al margen. Ni siquiera saben dónde apretar y lo que hacen es como ponerse a pescar en un barril.

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