Hace 12 años, el expresidente Fernando Lugo había sido enjuiciado por el Congreso por “mal desempeño de sus funciones” y uno de los principales motivos para su juicio político había sido la masacre de Curuguaty donde murieron campesinos y policías. Al respecto, el exsenador -quien también fue abogado de Lugo- Adolfo Ferreiro sostuvo que esto -el caso registrado en Curuguaty- fue un “montaje brutal para desestabilizar el Gobierno”.
“Lo que ocurrió fue un golpe de Estado; fue un derrocamiento ilegal y se utilizó de manera perversa una institución prevista en la Constitución que es el juicio político, después se instaló para toda nuestra cultura política de que en la política se puede hacer cualquier cosa porque no es jurídica”, detalló.
Incluso mencionó que luego de la destitución de Lugo y el juicio político a los ministros de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) comenzó a retornar la “hegemonía colorada” que está presente hasta ahora al ser acompañada de una oposición que sigue la misma línea, según consideró.
“Cada día nos descalifican más en el mundo civilizado y nos desprecian. Esto se ve en las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se ve que en Paraguay no se respetan las leyes y nos consideran como un país salvaje. Los partidos políticos ya no existen en Paraguay; hoy en día el país es totalmente colorado donde hasta los opositores tienen la cultura colorada ”, citó.
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Fernando Lugo no quería renunciar
Sobre el tiempo del juicio político en sí, Ferreiro mencionó que durante una conversación con el exmandatario él le había señalado que podía renunciar pero aparentemente Lugo se aferraba al cargo con intenciones de defenderse.
“Le explicamos muy bien que podía renunciar y que iba a tener garantías; a mí me llamó uno de los líderes del golpe de Estado, Rafael Filizzola, a decirme que se iba a respetar a él y a su familia y que no iba a haber ninguna represalia si es que renunciaba. Yo le transmití esto a Lugo y él dijo que no”, reveló.
También mencionó que Lugo le dijo lo siguiente como parte de una indicación como parte de su total confianza hacia él como abogado: “Andá defendeme, yo no voy a renunciar”, aunque recuerda que en el Congreso Nacional ya estaba prevista una sesión con el “juramento del nuevo presidente”.
“Lo echaron fabricando un juicio político que luego siguió aplicándose de cualquier manera con la destrucción acelerada del sistema institucional. Él tenía una intención de defenderse pero estaba la conspiración para echarlo y faltaba quitarle el apoyo del partido que lo llevó al Gobierno; hasta los cancilleres tenían clarísimo que era un golpe de Estado”, concluyó.
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