El Senado debe analizar tres proyectos de ley que castigan el nepotismo, con diferentes enfoques. La senadora Esperanza Martínez habló al respecto y consideró que no existe una voluntad política real para enfrentar ese problema.
“Es toda la base clientelar del Partido Colorado, del Partido Liberal y de otros partidos... La política fue construida bajo el clientelismo político y el concepto de que la autoridad debe favorecer a su familia, amigos y correligionarios”, manifestó.
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Agregó que es prácticamente una “tradición” y un gran problema cultural, puesto que los que llegan al poder creen que de verdad es correcto posicionar a todos sus familiares y amigos en los mejores cargos. “Es muy difícil que aprobemos en este Gobierno una ley que cambie realmente este privilegio”, lamentó.
Resaltó que no solo se necesitan reglas claras sino también personas íntegras que lleven a cabo concursos, para que las personas realmente capaces lleguen a los cargos decisivos. “Para que el Gobierno funcione con eficiencia y tengamos las mentes más brillantes en el Estado”, añadió.
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Esperan al menos poder debatir
Por otra parte, agregó que la función pública está llena de clanes familiares y por ello también es fácil manipular a los funcionarios en las elecciones municipales y nacionales.
Aseguró que no se va a aprobar una ley que solucione el problema de fondo. “Tengo pocas esperanzas, ojalá que en Senado podamos hacer un debate porque últimamente no podemos ni debatir”, expresó.
Aseguró que lo más probable es que se apruebe una ley “más benigna”, que solo sea “una fachada” y al final se mantengan todos los privilegios.
Sobre los tres proyectos existentes, dijo que se deben analizar todos y buscar preparar uno que sea más beneficioso para el pueblo.
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La “caja chica” del cartismo
“Itaipú es la caja chica del Partido Colorado, del presidente Horacio Cartes. Cada vez que aparece un converso, aparece con un cargo el tío, el hermano o alguien cercano en Itaipú”, denunció.
Agregó que es evidente que los que aparecen en esos cargos no son los más capacitados para ocuparlos y solo van “para fortalecer la impunidad y prepotencia de este Gobierno”.
Finalmente, recalcó que este problema es “muy cultural” y resulta difícil desarraigar ese pensamiento. “Mucha gente cree que está bien. No hay una conciencia de responsabilidades en el Estado y de que la gente está allí para cumplir un servicio y no para ser dueña de un espacio público y hacer lo que ella quiera”, expresó.