De esta forma el Partido Colorado volvió a asumir la conducción del país después de 42 años. Sin embargo, meses después se condujo a una Guerra Civil con saldo de 30.000 muertos. La fecha y la frase se rescataron gracias a Luis María Argaña antes del golpe en 1989 contra el Gral. Alfredo Stroessner (fallecido).
El 13 de enero de 1947, tras un autogolpe al gobierno de Higinio Morínigo, se integró el gabinete ministerial con colorados y militares. Con esto se terminó el gobierno de coalición instalado desde el 26 de julio de 1946 entre colorados, febreristas y militares debido a que se disputaban cuotas de poder y ministerios. En ese entonces los liberales y comunistas estaban proscritos.
El hecho es considerado por los colorados como el regreso pleno de su partido al poder después de 1904, es decir tras 42 años de llanura. Puntualmente, en aquel entonces el gabinete de Morínigo estaba constituido por febreristas e integrantes de las Fuerzas Armadas (FF.AA). Debido a las permanentes peleas entre militares, Morínigo había constituido un gabinete de coalición, con febreristas y elementos de las FF.AA.
Sin embargo, debido a los conflictos y peleas por la repartija de ministerios (tres para los colorados, tres para los franquistas y tres para los militares), los febreristas liderados por el coronel Rafael Franco se retiraron del gobierno.
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Los militares plantearon entonces excluir del gabinete también a los colorados y que solo permanecieran los uniformados. Sin embargo, la intervención del mayor Enrique Jiménez, comandante de la Caballería, y el coronel Emilio Díaz de Vivar, jefe de Estado Mayor de las FF.AA., en un operativo militar incruento, determinaron el retorno al poder de los colorados.
Según Morínigo, desde el retiro de los franquistas del gobierno se abrieron dos corrientes dentro del Ejército: uno que apoyaba la conformación de un gobierno militar y la otra tendencia era la coloradización del gabinete. Morínigo apoyó esta segunda tesis.
Pero el giro político en el gobierno precipitó el inicio de la guerra civil de 1947, uno de los conflictos bélicos internos más trágicos de nuestro país. Este enfrentamiento armado terminó con el triunfo del gobierno, controlado por militares y los colorados.
Luego de unos sucesivos cambios en el gobierno, con un golpe militar del 4 de mayo de 1954 irrumpió en el poder el entonces coronel Alfredo Stroessner, quien impuso una dictadura en el país de casi 35 años con el respaldo del Partido Colorado y las Fuerzas Armadas.
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La frase rescatada por Argaña
El rescate de la fecha histórica, y que se volvió un símbolo de cambio y retorno al poder en la ANR, lo hizo Luis María Argaña cuando el 13 de diciembre de 1988, en el discurso de presentación del libro: “Ensayos Republicanos”, de Juan Manuel Frutos Pane, dijo que “siempre habrá un 13 de enero”.
Según algunos historiadores, Argaña usaba esta frase para preparar a la ciudadanía con miras a derrocar la dictadura stronista. Según varios autores, el plan original era actuar el 13 de enero de 1989, pero se pospuso para el 2 y 3 de febrero, fecha en que cayó el régimen de Alfredo Stroessner, que asumió un 4 de mayo de 1954.
Luego, en 1993, Argaña y Gustavo Díaz de Vivar advertían que podía darse un nuevo 13 de enero, ante el inminente fraude electoral orquestado por el oficialismo representado por Juan Carlos Wasmosy.
Libros
En la literatura nacional se destaca el ensayo “Siempre habrá un 13 de enero. El regreso del Partido Colorado al poder”, en la que reseña, desde la perspectiva colorada, los sucesos que desembocaron en el gobierno de la ANR en 1947. Fue escrito por el Gral. (SR) Juan Antonio Pozzo Moreno.
Firmaton “mau” y otros usos de la fecha
Para los colorados, la fecha sigue siendo emblemática y es utilizada habitualmente para lanzamientos de campañas y otras actividades, entre ellas el infame Firmatón para la enmienda mau de Cartes. A modo de ejemplo, el senador colorado Derlis Osorio oficializó su respaldo a la candidatura presidencial del vicepresidente Hugo Velázquez en un acto político que se realizó el jueves “13 de enero” de 2022.
El 13 de enero de 2021, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, desafió públicamente a que le muestren si incumplió promesas de campaña y prometió renunciar (luego aclaró que se refería a promesas de obras de infraestructura). En esa misma fecha se dio un abrazo republicano con Horacio Cartes en su planta de Cemento de Concepción.
El 13 de enero de 2017, legisladores y dirigentes colorados encabezados por el entonces vicepresidente de la República, Juan Afara, y la senadora Lilian Samaniego, presentaron al TSJE una nota con “360.000 firmas” con las cuales pedían la enmienda constitucional que permita la reelección de Horacio Cartes. Cuando se reinició el periodo legislativo en marzo comenzó la ofensiva cartista con sus aliados liberales llanistas, del Frente Guasu y de Unace. Se aprobó en Diputados pero no hubo votos en el Senado, situación que desembocó en el ataque al edificio del Congreso y posterior atraco policial a la sede del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), en la madrugada del 1 de abril de 2017 que concluyó con el asesinato del joven dirigente liberal Rodrigo Quintana.
A siete años de ese episodio la justicia aún no castigó a los autores materiales debido a innumerables chicanas. Los autores morales ni siquiera fueron identificados y existen pocas posibilidades de que así ocurra. La fiscala Raquel Fernández se había negado incluso a solicitar el cruce de llamadas entre las autoridades del país porque consideraba “morbo”. Sin embargo, en otros casos este cruce fue clave para identificar y castigar a los autores morales y materiales del asesinato del periodista de ABC Pablo Medina, ocurrido el 16 de octubre de 2014 en un camino rural de Villa Ygatimí, departamento de Canindeyú.
En cuanto al firmatón, meses después de su presentación se descubrió que miles de esas firmas eran falsificadas o pertenecían a personas fallecidas o inexistentes. También el 13 de enero de 2013, encabezados por el entonces candidato presidencial, Horacio Cartes, los colorados lanzaron su campaña electoral con miras a las elecciones generales de 21 de abril, buscando retomar el poder.
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Situación de la ANR
El 18 de diciembre del 2022 fue electo presidente de la ANR, el exmandatario Horacio Cartes, quien reemplazó en el cargo partidario al entonces diputado Pedro Alliana, luego electo vicepresidente de la República por el movimiento cartista Honor Colorado, acompañando en la dupla al entonces candidato a presidente Santiago Peña. Este binomio colorado ganó las elecciones generales del 30 de abril. El 15 de agosto, Peña asume la primera magistratura.
En la situación partidaria, Horacio Cartes, declarado “significativamente corrupto” por el gobierno de Estados Unidos, acaparó en torno a su figura la mayoría en la Junta de Gobierno. Prácticamente no hay disidencia en la Junta de Gobierno. En marzo, está prevista la Convención colorada ordinaria, donde, entre otros puntos, se elegirá el nuevo Tribunal Electoral y de Conducta, ambos con mandatos vencidos. En la asamblea colorada será la ocasión propicia para dejar patente si Cartes es quien tiene el poder total en la Junta de Gobierno o si surge una disidencia.