En la sesión del pasado miércoles, el pleno de la Cámara Baja acordó postergar “sine die”, lo que en la práctica sería ya un archivamiento definitivo, del proyecto de modificación del día de sesiones, que en este periodo se realiza los días miércoles a las 09:00 de manera ordinaria.
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El inconveniente, que a estas alturas se asume como adrede, es que se superponen las sesiones con el Senado, que sesiona ordinariamente también los miércoles a partir de las 10:30, privando a la ciudadanía de poder seguir los debates y deliberaciones de ambas cámaras, en detrimento de la transparencia y favoreciendo la desinformación.
Pese al cajoneo formal, ya hace un par de semanas ya se desestimó la posibilidad de desdoblar la sesiones, luego de que el presidente de la Cámara de Senadores, Silvio “Beto” Ovelar (ANR, HC) se reuniera con la mesa directiva de Diputados y comunicara que ellos no pretendían volver a sus días habituales, los jueves, al menos en lo que resta del año.
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En la práctica, la mayoría de los legisladores de ambas Cámara “trabajan” apenas de lunes a miércoles, y ahora además son premiados con un pedido millonario de aumento de sus dietas por parte del Ejecutivo.