Gran expectativa generó el primer discurso de Santiago Peña, en su carácter de Presidente del Paraguay. Entre los varios temas expuestos, señaló la hidrovía Paraguay- Paraná que está en el debate por el cobro de peaje que hace Argentina en esta salida al mar para el comercio.
Destacando la importancia que Paraguay se convierta en un centro de integración en la región, dijo que el país aspira a convertirse en el centro logístico del Corredor Vial Bioceánico Sudamericano. Sostuvo que nuestra centralidad geográfica es una oportunidad y fortalece la integración con países vecinos y mercados del Pacífico.
“Somos conscientes de los progresos logrados en el camino de la integración, pero no podemos estar satisfechos y debemos avanzar con coraje y determinación. Latinoamérica es la región del mundo con el mayor potencial de desarrollo. Pero solo podremos desarrollar ese potencial respetándonos, trabajando juntos y en armonía”, sostuvo en lo que se puede entender como un mensaje a nuestro vecino por la crisis diplomática que se desató hace unas semanas.
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Peña apoya a Taiwán para que ingrese a la ONU
En otro momento de su participación, Peña hizo una mención especial a China-Taiwán.
Dijo que en la búsqueda de reflejar la dinámica del desarrollo y las bases democráticas con la equidad, da su apoyo a la República de China-Taiwán para que forme integral de la ONU.
Paraguay y su postura sobre el cambio climático
Dentro de su alocución, Peña hizo un apartado al tema de los desafíos ambientales y que Paraguay viene desarrollando tareas de mitigación de daños al planeta.
Manifestó que se generan descontento e incertidumbre porque las regiones altamente desarrolladas hacen propuestas para territorios en vías de desarrollo. Incluso que no se tiene consideración a las diferencias existentes.
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Este es el discurso completo de Santiago Peña en la ONU
A continuación, la transcripción del discurso completo de Santiago Peña ante la ONU:
“Señor Presidente de la Asamblea General, distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno, distinguidos Ministros de Relaciones Exteriores, señoras y señores.
En 1945, los representantes de 51 Estados, uno de ellos mi país, acordaron la creación de la Organización de las Naciones Unidas.
Al intervenir, por primera vez, en esta magna asamblea, como Presidente de la República del Paraguay, deseo iniciar mi intervención expresando nuestro reconocimiento a la labor de las Naciones Unidas que desde sus inicios ha proporcionado un marco global de cooperación entre las naciones para promover la paz, los derechos humanos y el bienestar de los pueblos.
Crisis del multilateralismo
78 años después, el multilateralismo enfrenta desafíos muy visibles en términos de eficacia y legitimidad.
En un mundo de tanta riqueza, los niveles de pobreza y desigualdad continúan obstinadamente altos mientras que la migración masiva asociada a conflictos bélicos y a falta de oportunidades, el terrorismo internacional, el crimen transnacional y las tensiones geopolíticas representan retos ante los cuales tanto los mecanismos de cooperación como su gobernanza, que han prevalecido en las últimas casi 8 décadas, se encuentran claramente desfasados.
La falta de resultados tangibles, la ineficacia percibida de las instituciones multilaterales y las dificultades para abordar los problemas globales de manera efectiva han generado frustración y han llevado a un aumento del sentimiento de que los intereses nacionales deberían prevalecer sobre la cooperación multilateral.
La imposición de ciertas tendencias o enfoques culturales o ideológicos es percibida, no sin razón, como una interferencia en la soberanía y los valores nacionales, lo que erosiona la confianza y debilita la voluntad de cooperar en el ámbito multilateral.
Consecuentemente, pueden observarse crecientes niveles de desconfianza entre los Estados miembros, lo que dificulta la cooperación y la voluntad de comprometerse en aras del bien común.
La tragedia humanitaria de Ucrania
La crisis del 2008, la reciente pandemia, y hoy, el conflicto de Ucrania, han puesto en evidencia debilidades y limitaciones de las instituciones multilaterales en su capacidad para hacer frente a los desafíos con impacto global y riesgo sistémico. En el último caso, la ONU y su Consejo de Seguridad han adoptado medidas cuyos resultados penosamente están lejos de ser alentadores.
A pesar de haber sufrido las desgracias de dos injustas guerras, una que nos puso al borde de la extinción como nación, el espíritu y la historia del Paraguay nos compelen a apostar al diálogo, y NO a la fuerza, como mecanismo para solucionar cualquier controversia, tal cual lo demuestra la Convención Gondra de 1924, propuesta por un insigne paraguayo y aprobada por todos los países latinoamericanos por unanimidad y sin una sola enmienda, cuyo fin era precisamente evitar y prevenir guerras entre estados americanos.
Con humildad, pero con mucha convicción instamos a todas las partes involucradas en este conflicto a detener de inmediato las acciones militares para evitar más víctimas y daños.
Apoyamos las iniciativas de paz impulsadas tanto por Brasil, país hermano y aliado estratégico, así como por el Papa Francisco, cuya conmovedora presencia es fuente de inspiración para toda la humanidad.
No cabe duda de que necesitamos trabajar en la revisión y reforma de los mecanismos, medidas y capacidades institucionales de los organismos multilaterales para evitar nuevas guerras como la que está asolando Ucrania, pero con reformas o sin ellas, necesitamos poner fin a la pérdida inmisericorde de tantas vidas humanas.
Fortalecimiento de la ONU y reforma del Consejo de Seguridad
Necesitamos trabajar en el fortalecimiento de la ONU con miras a construir nuevas capacidades que le permitan responder con eficacia y eficiencia a los permanentes y cambiantes desafíos globales.
En el marco de la reforma y ampliación del Consejo de Seguridad, el Paraguay considera que la estructura orgánica y funcional de las Naciones Unidas debe reflejar la dinámica del escenario internacional sobre bases participativas, democráticas, y equitativas que observen los principios rectores de la Carta para promover la paz, la seguridad y prosperidad de nuestros países en igualdad de condiciones.
En ese sentido, el Gobierno de Paraguay expresa su apoyo a la República de China – Taiwán para ser parte integral del sistema de las Naciones Unidas.
Desafíos ambientales abordados correctamente
El cambio climático supone un gran desafío planetario y debemos tomar medidas tanto rigurosas como justas para evitar un mayor daño al planeta y a sus habitantes.
Las restricciones comerciales basadas en criterios como las prácticas agrícolas o los estándares medioambientales generan descontento e incertidumbre y son barreras injustas y discriminatorias ya que intentan extrapolar realidades de regiones altamente desarrolladas a territorios en vías de desarrollo, sin tener en cuenta sus diferencias ni valorar adecuadamente las propias prácticas de mitigación ambiental de estos territorios.
Esto implica que los países menos desarrollados tuvieran que asumir la responsabilidad de los daños ambientales causados por la industrialización en los siglos XIX y XX, cuando no existían medidas de mitigación, y tuvieran la obligación de hacerlo a expensas de renunciar a oportunidades de expansión comercial, generación de empleo y creación de riqueza.
Es necesario abordar estas preocupaciones y promover un enfoque más equitativo y colaborativo que tome en consideración las realidades y necesidades específicas de cada país en el contexto de las decisiones multilaterales relacionadas con estándares medioambientales.
Paraguay ha demostrado al mundo que somos líderes en la producción de energía hidroeléctrica, una fuente limpia y sostenible que abastece tanto nuestras necesidades internas como las de nuestros vecinos. Hemos puesto a Paraguay en el mapa como un ejemplo a seguir en la transición hacia un mundo más sostenible.
Mientras otros países aún discuten sobre la reducción de emisiones, nosotros ya hemos tomado medidas concretas y efectivas. Somos un ejemplo concreto de cómo una nación puede aprovechar los recursos naturales de manera responsable y sostenible para promover el desarrollo económico y al mismo tiempo la mitigación del cambio climático.
Desde hace más de 30 años venimos adoptando prácticas agropecuarias sostenibles que no sólo aseguran un futuro próspero para nuestros agricultores, sino que también garantizan la integridad de nuestra tierra y nuestros recursos hídricos. Hemos actuado con valentía y responsabilidad, basando nuestras políticas públicas en la ciencia y la evidencia.
Durante años, fuimos objeto de críticas y señalamientos injustos, pero hoy, gracias al trabajo de múltiples gobiernos, les puedo decir con firmeza que los hechos hablan por sí mismos. El 44% del territorio paraguayo conserva su cobertura forestal. El 95% de la superficie sembrada de cereales y oleaginosas en Paraguay en 2022 implementa tecnologías sostenibles como la siembra directa y la rotación de cultivos y es libre de deforestación desde el año 2004, resultado de nuestra política de deforestación cero.
Estos datos son prueba irrefutable de que es posible lograr un equilibrio entre la producción agrícola y la conservación de nuestros recursos naturales, y que el campo paraguayo está preparado para entrar a los mercados más exigentes a nivel internacional, respetando los principios de producción limpia y sostenible.
Pero no nos detenemos aquí, Paraguay también se ha comprometido con la recomposición de nuestros ecosistemas naturales. Estamos promoviendo la reforestación y la conservación de especies, y hemos emprendido la construcción participativa del plan nacional de restauración forestal.
Además, hemos reducido drásticamente la pobreza extrema en las últimas dos décadas, demostrando que es posible proteger nuestro medio ambiente mientras prosperamos económicamente.
Paraguay reafirma su compromiso con los valores y objetivos centrales de la Organización de las Naciones Unidas.
Entendemos nuestras responsabilidades compartidas pero diferenciadas, y estamos dispuestos a liderar con el ejemplo en el camino hacia un mundo más sostenible y equitativo.
Desafíos Globales
Hoy enfrentamos cuatro desafíos globales que generan tensiones geopolíticas: acceso al agua, seguridad alimentaria, suficiencia energética y resiliencia en las cadenas logísticas.
Al ser Paraguay una potencia en estos grandes temas, estamos llamados a ser protagonistas en el concierto de las naciones.
Nuestro subsuelo alberga la mayor reserva mundial de agua dulce, incluyendo el Acuífero Guaraní que compartimos con nuestros vecinos. Paraguay es proveedor mundial de alimentos, siendo uno de los pocos países del mundo capaces de producir alimentos para alimentar a su población y a más de 100 millones de personas alrededor del mundo. En energía hidroeléctrica somos pioneros en la integración energética regional y hoy estamos decididos a avanzar hacia una mayor eficiencia y sostenibilidad energética.
En este contexto, Paraguay aspira a convertirse en el centro logístico del Corredor Vial Bioceánico Sudamericano, lo cual convierte nuestra centralidad geográfica en una oportunidad y fortalece la integración con países vecinos y mercados del Pacífico.
Este corredor comercial será una fuente de renovación y potenciación para el Mercosur y la Alianza del Pacífico, promoviendo un mayor acercamiento entre ambos bloques. Además, por su intersección con la Hidrovía Paraguay-Paraná, esta red multimodal se convertirá en la forma más competitiva de transportar productos de diferentes países a los puertos del Pacífico, facilitando consensos para la gestión de la navegación fluvial. Sin duda, dará un nuevo impulso al proceso de integración de Sudamérica y transformará la visión con la que resolvemos los conflictos que puedan surgir.
PARAGUAY ESTÁ DECIDIDO A ABANDONAR SU ANTIGUA IMAGEN DE ISLA RODEADA DE TIERRA, como lo describía nuestro premio Cervantes Don Augusto Roa Bastos, y, SIGUIENDO SU VOCACIÓN HISTÓRICA, GEOGRÁFICA Y CULTURAL, CONVERTIRSE EN EL CENTRO DE LA INTEGRACIÓN SUDAMERICANA.
Por eso, uno de nuestros principales objetivos estratégicos será contribuir a mejorar la integración regional. En ese sentido, gestionar la hidrovía, los acuíferos, el corredor bioceánico, las hidroeléctricas y la navegación de nuestros ríos, son delicados procesos de equilibrio entre la integración y la soberanía de nuestros pueblos. Somos conscientes de los progresos logrados en el camino de la integración, pero no podemos estar satisfechos y debemos avanzar con coraje y determinación. Latinoamérica es la región del mundo con el mayor potencial de desarrollo. Pero solo podremos desarrollar ese potencial respetándonos, trabajando juntos y en armonía.
35 años de democracia
Desde la última década del siglo XX, hemos venido transitando, como país, un proceso de construcción y fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas. Este año renovamos la conducción política del país mediante un proceso electoral transparente, con amplia participación ciudadana, y en el cual el pueblo paraguayo expresó su voluntad con firme vocación democrática y plena confianza en el Estado de Derecho. El Paraguay vive hoy su mayor periodo histórico de convivencia democrática, con más de 35 anos ininterrumpidos de vigencia de los mas nobles valores de una democracia libre, participativa y pluralista, y convencido de que NO existe otro sistema aceptable que no sea el de la innegociable vigencia de los derechos humanos y la libertad.
El renacer de un gigante
Mi país valora la paz, el desarrollo sostenible y la integración entre los pueblos porque somos un país que ha renacido de sus cenizas, luego de una guerra de exterminio que truncó el proceso de desarrollo temprano de una nación que, ya en los albores de la revolución industrial, había desarrollado uno de los primeros ferrocarriles interurbanos de Sudamérica, contaba con astilleros y fundiciones de hierro, y, sobre todo, apostaba muy fuertemente a la formación de su capital humano mediante la educación.
La reconstrucción después de la hecatombe de 1870 que aniquiló el 90% de la población masculina paraguaya fue conducida por connacionales patriotas, sin apoyo financiero ni tecnológico internacional y con un pequeño flujo de migrantes europeos que llegaron y se establecieron en el país a pesar de un relato que nos desprestigiaba.
Pero, como dijo en inmortales palabras el presidente Bernardino Caballero, en su mensaje presidencial en 1884, el Paraguay tiene el merito incontestable de haberse levantado de sus ruinas, sin haber solicitado para ello el concurso extraño. Ha perseverado con aquella rara abnegación que es la virtud de los fuertes y ha triunfado: es el artífice de sus propios destinos.
Imposible dejar de mencionar aquí el papel fundamental de la mujer paraguaya en la heroica tarea de reconstruir el país. No en vano, la mujer paraguaya es reconocida como la más gloriosa de América y la piedra angular sobre la cual se erige nuestra nación.
Con pasos firmes y decididos, Paraguay sigue fortaleciendo su institucionalidad y su economía. Luego de ocupar por décadas el lugar de país más pobre de Sudamérica, hoy somos un país de ingresos medios altos, con alta credibilidad en los mercados financieros internacionales que nos acerca al anhelado grado de inversión, con altos estándares de producción certificados conforme a normas internacionales, con transparencia y sobre todo con una estabilidad macroeconómica que nos destaca a nivel mundial y está sustentada en la disciplina fiscal y monetaria y un esfuerzo permanente de mejorar la gestión pública.
Queridos amigos de la comunidad internacional: el Paraguay hoy está de pie, y listo para cumplir su misión ante la historia. Por ello hablamos del “resurgir de un gigante”, pero no lo hacemos con un afán expansionista o grandilocuente sino con una firme convicción de un pueblo orgulloso de sus raíces, de su historia heroica y aguerrida y con la más profunda convicción de su destino de grandeza.
“Muchas gracias”