- Las investigaciones son siempre peligrosas en este país. Marcelo (Pecci) seguramente no calculó el riesgo...
- Esta fiscala Sandra (Quiñónez) le daba los casos más difíciles. Los casos más bravos los tenía él y los manejaba con capacidad y valentía. Sus amigos ya le advertían: “Te van a matar”. Yo le decía: “Mi hijo, es peligroso lo que estás haciendo. Tratá ya de trasladarte a otra parte del Ministerio Público”. La mafia del narcotráfico, de drogas, de armas, es muy fuerte. Mueve un dineral. Soborna a casi todos. ¿Acaso los políticos no están metidos, los narcopolíticos? Por lo menos ya tenemos un diputado (colorado oficialista) detenido en Emboscada: (Juan Carlos) Ozorio...
- ¿Y Erico Galeano? Hay buenos fiscales. Hay muy bandidos también. En el Poder Judicial hay de todo. ¿Hay algún caso: uno o dos que usted sospecha que pudieron haber sido determinantes?
- Marcelo llegó lejos. Enfrentó a Chicharó (el diputado colorado Carlos Rubén Sánchez asesinado en 2021), a Jarvis Pavao (extraditado a Brasil en 2017), a Laura Casuso (abogada de Pavao asesinada en 2018). Ya murieron todos. Marcelo cumplía con su obligación y nosotros teníamos miedo por él. Me decía: “Nos vamos a cenar a tal parte”, “nos vamos al norte”, “nos vamos al sur a hacer un procedimiento. Vamos a capturar una avioneta con drogas...”. Yo le pedía que se cuide.
- Se dice que la esposa de uno de los condenados es la que sabe quién los contrató desde Paraguay...
- Esa sabe (por Margareth Lizeth Chacón Zuñiga, esposa de Andrés Felipe Pérez Hoyos, uno de los ya condenados a 25 años de cárcel). El esposo ya cantó su parte. Ella sabe quien fue. Si se arrepiente y reconoce va a tener la mitad de la pena pero es capaz que la maten. Ojalá que se sepa. Los colombianos están cerca de conseguirlo.
- Esa recompensa que ofreció Estados Unidos. ¿Eso aceleró la investigación?
- Por supuesto. La Embajada norteamericana le quería mucho a Marcelo. Fue prácticamente el buque insignia en esta lucha. Me acuerdo de aquel fiscal general, (Rubén) Candia Amarilla. Lo mandó a la zona más peligrosa del país: Santa Rosa del Aguaray. Estuvo ahí más de dos años y medio junto a la fiscala Sara Torres y el fiscal Raúl Piñánez. Trabajaron maravillosamente aún en el peligro y la falta de medios. Marcelo era prudente. No era de buscar publicidad. Desde el colegio San José, en la Facultad de Derecho ya era ordenado y disciplinado. Yo lo formé. Era un chico maravilloso. Incluso cuando jugaba fútbol lo hacía con cara de enojado. Jugaba en el medio, distribuidor de pelota. Tenía un parecido con aquel campeón italiano del ´82 Paolo Rossi, solían comentar sus amigos.
- ¿Cuánto de estatura?
- No era alto ni bajo, 1,78 más o menos, muy pulcro en su forma de vestir. Le gustaba mucho viajar. Le gustaba la dirigencia deportiva en el club Guaraní y, tenía tiempo para su vida romántica. Yo desmiento cuando alguien dice que quería ser Presidente de Guaraní y que su ambición era llegar a fiscal general del Estado. Marcelo no era ambicioso. No era luego político. Cuando dicen que quería ser presidente de la DINAC porque le gustaban los aviones, ¡yo como padre desmiento! Otros decían que quería ser ministro del Interior. Nunca dijo.
- La fiscala Sandra (Quiñónez) escribió en un libro que él quería ser presidente del club Guaraní. ¡No señor! Fue miembro de la directiva del club Guaraní durante 10 años y nada más. ¡Yo le refuto a Sandra Quiñonez! ¡Está mintiendo! ¡Está diciendo cosas que no son! Esa fiscala no tuvo buena actuación. Fue una mujer que ni fu ni fa. Fue una mujer sumisa a lo que le decían ciertas autoridades, según dicen, pero Marcelo nunca tuvo problemas con ella.
- Usted no la quiere. ¿Por qué?
- No es que no la quiero. Pero ella habla de “Marcelo, Marcelo...”. ¡A Marcelo lo formé yo, no Sandra Quiñónez! Y yo he transitado por el Poder Judicial en tiempos de (dictador, Alfredo) Stroessner con mi hermana. Con decencia y honestidad salimos limpitos. ¡Y mi hijo terminó como héroe! A diferencia, ella (Quiñonez) se fue de la Fiscalía resistida por mucha gente.
- Suena como un regaño por lo que le pasó a su hijo...
- Le cargaba de trabajo pero quién iba a pensar que lo matarían. Lo que menos pensó él jamás es que alguien tenía planeado matarlo.
- Se casó y lo mataron.
- Tenía 45 años. Se casó con Claudia Aguilera. Este año debió cumplir 46. Dejó un hijo póstumo. Marcelito tiene 7 meses y 11 días.
- Lo asesinan con una perversidad sin límites, en su luna de miel...
- Por dos cosas. La actuación de él molestaba a la mafia del narcotráfico, al gran dineral sucio que mueve esta gente. Segundo, sencillamente como decimos en familia: a lo mejor para dar un ejemplo, para asustar a los otros fiscales. Si le matan al fiscal más prestigioso, ¿qué les espera a los otros?
- Lo que hicieron fue “espantar al gallinero”. ¿Tan grande era la motivación para silenciarlo?
- Ya lo venían marcando. El no creía. Estos bandidos narcotraficantes son la peor escoria humana, mercaderes de la muerte. Matan gente joven a cambio de esa droga asquerosa que les reporta pingues ganancias. Fíjese como está Rosario, Argentina, ahora. Tremendo está. En Brasil se expande. Están concatenados todos los clanes de mafiosos y criminales. ¿Se acuerda que en Colombia mataron a (Rodrigo) Lara (Bonilla), hace como 30 años (1984). En Italia mataron a (Giovanni) Falcone (1992). La mafia te barre. Con el poder económico que tiene penetra y permea hasta los poderes del Estado. Si mataron a Pecci, pueden matar al fiscal general del Estado si quieren. A partir de ahora puede ser cualquiera. Son unas lacras humanas.
- El operativo A Ultranza demostró que hay nuevos grupos de narcos en Perú, en Bolivia...
- Hay conexiones entre ellos. Hay enemistades entre ellos y se matan entre ellos. Ahí está el caso de Laura Casuso, la abogada de Pavao. La asesinaron en (la ciudad de) Pedro Juan Caballero. Ella dijo una vez: “Del fiscal Pecci nos vamos a encargar nosotros”. Anticipó que a mi hijo lo iban a matar. Nosotros teníamos miedo por la vida de él. Y bueno, cuando esa mañana del 10 de mayo (2022) me entero que fue muerto, me envolvió una pena terrible. Fue el golpe más duro que me han podido dar en la vida (solloza). Es muy difícil cuando eso le pasa a uno que lo formó de chiquito. El consuelo es que me resultó un gran paraguayo, un gran patriota...
- ¿Cómo se enteró?
- Me informó mi hijo. Yo no estaba viendo televisión esa mañana. “¿Qué pasó?”, pregunté. “¿Lo mataron? Sí, lo mataron. Que un familiar se muera de cáncer, de accidente, que sea un suicidio, es diferente. Que a tu hijo le metan tres balazos, que caiga ensangrentado en una playa y lo maten, es terrible. Yo le pregunté adónde iba en su viaje de bodas. “No sé todavía papá”, me dijo. Estaba preparando su fiesta (de casamiento)...
- Lo llamativo es que en una sociedad tan insensible como esta, que olvida muy pronto sus tragedias, todos aceptan que de verdad fue un héroe...
- Es raro. Yo, cuando fui nominado para juez (a los 33 años), el gran doctor Antonio Tellechea Solís, quien era dirigente del Club Cerro Porteño y yo del Guaraní en el básquetbol, me dijo en una cena: “Aunque hagas bien las cosas, igual van a hablar mal de vos”. Y yo digo, ¿por el solo hecho que murmuren yo voy a actuar mal? En absoluto. Y tengo la conciencia tranquila pero mi hijo me superó. “Papá, qué van a asesinar a un fiscal”, me decía incrédulo. Y lo mataron. Se sacaron de encima a alguien que les destruía con sus dictámenes el negocio.
- Esta delincuencia es imbatible. Es muy difícil de superar por su dinero. Estos mismos gobernantes entran a hacer carrera en el Gobierno en pos del dinero sucio.
- Van por el dinero del Estado...
- Entran y aprovechan. Van para eso. Yo tuve un gran padre también. Lo perdí a los 11 años. El nunca se quiso meter en política porque es sucia. Tuvo una gran actuación patriótica en varios aspectos...
- ¿Quién fue?
- El doctor Francisco Luis Pecci Saavedra, el abuelo de Marcelito. El ganó la guerra acá dirigiendo la junta de abastecimiento de las tropas en la Guerra con Bolivia. Trabajaba mañana, tarde y noche con otras 4 a 5 personas estando (José Félix) Estigarribia en el Chaco...
- ¿Hacia adonde hay que dirigir una investigación aquí en el Paraguay?
- La justicia colombiana está actuando maravillosamente y está por conseguir el objetivo de saber quién o quiénes ordenaron la muerte de mi hijo. Un paraguayo amigo me dijo: “Acá no van a hacer nada”. Está el fiscal internacional, está la fiscala Sapriza, ni fu ni fa. Qué van a hacer. No pueden hacer luego nada ni colaborar con nada porque el hecho no ocurrió acá. Hay buenos fiscales, no todo está mal pero yo le resalto y valoro a estos fiscales: Sara Torres, Luis Piñánez, Isaac Ferreira. Esos tres. No quiero echar leña sobre nadie. Hay unos cuantos que no sirven. Ndoikoi...
- Usted está satisfecho por lo menos por esa suerte de veneración que la gente tiene hoy hacia su hijo...
- Sí, en cierto modo es un consuelo que la gente lo recuerde. Va a pasar a integrar las páginas de nuestra historia como héroe, como mártir. Es un halago, una satisfacción para nosotros en medio de tanto dolor.
- Lo recordaron hasta en CNN...
- Claro que sí tuvo impacto internacional lo que pasó. A él lo querían mucho en las reuniones que se hacía con gente de otros países. Era claro en sus explicaciones. Hablaba bien, escribía bien. Fue tres o cuatro años profesor en universidades privadas. Lo quería mucho el alumnado. Era un gran hombre.
- ¿Confía en la justicia? ¿Funciona esta nueva Corte, esta nueva Fiscalía, este nuevo ambiente?
- No. Mientras no tenga independencia del poder político es muy difícil que tengamos una justicia sana y bien administrada. El factor político corroe, molesta, no deja trabajar a los buenos magistrados. El Poder Judicial no consigue ser independiente de la influencia del Ejecutivo o del Legislativo.
- El Jurado de Enjuiciamiento...
- Ahí está. Está claramente contaminado por el interés político, y detrás del interés político está el interés económico. Mi hijo tuvo una denuncia del Tuma este, y (este) perdió ampliamente en el Jurado de Enjuiciamiento (de Magistrados). Lo quiso barrer. Lo han perseguido, y a Luis Piñánez lo han perseguido también, y Luis Piñánez es un magnífico fiscal. En el Congreso hubo políticos que a mi hijo lo han ponderado y alabado. Incluso le rindieron homenaje. El pueblo paraguayo lo lloró. Imagínese. El último día, cuando se disponía a volver de la playa con su esposa al hotel para ir después al aeropuerto para volver a casa, justo ese último día lo alcanzan estos sicarios y lo matan...
- Los autores se arrepintieron públicamente. ¿Usted cree?
- Yo no daría tanto perdón. La legislación colombiana permite reducir la condena al que reconoce y ayuda a la investigación. La única que no reconoce es esa mujer. Cuando reconozca, o la van a matar o va a tener que decir quién ordenó. Pero aunque se sepa que fue el clan tal, fulano de tal, mengano lo que sea, sí, perfecto, pero mi hijo ya murió. El dolor se puede mitigar con el tiempo pero la herida no se va a cerrar nunca...