El exafiliado liberal, ahora candidato presidencial colorado cartista, Santiago Peña no solo suma pifiadas en sus discursos públicos, sino que también promete cosas según su conveniencia electoral, sobre cuestiones diametralmente opuestas.
Esta situación se debe a que Peña está embretado por tratar de quedar bien, por una parte con las bases de funcionarios colorados -caracterizadas por ser fundamentalmente prebendarias- y por otro lado tratar de mostrar un rostro de “cambio” al electorado del sector empresarial y a sectores independientes.
Promesas a los médicos
Esto se evidenció especialmente luego de que en la semana prometiera a médicos y personal administrativo de salud “que van a ganar más, van a trabajar menos horas y se van a jubilar antes”.
Esto implica seguir aumentando el déficit en las cajas jubilatorias fiscales, algo sobre los que puntualmente se comprometió a buscar solución en la reunión que mantuvo la semana anterior con integrantes de la Unión Industrial Paraguaya (UIP).
Para cumplir la promesa populista hecha a los médicos, Peña deberá sacar dinero de todos los contribuyentes para poder cubrir el déficit que, de no solucionarse, seguirá aumentando cada año. Esto sin contar que hay otros 11 gremios deficitarios que podrían exigir lo mismo (docentes, policías, militares y funcionarios en general de la administración central).
Como esta, hay otras varias contradicciones (ver infografía), pero tal vez las más alevosa es lo que pronunció como estrategia para apuntalar la economía y lograr más fuentes de empleo.
“Queremos (..) que haya plata en el bolsillo y ¿eso cómo se hace? Haciendo que la economía crezca, haciendo que haya empleos, que vengan empresarios, no a hacer negociados (...) sino negocios lícitos, que venga a invertir en Paraguay”, manifestó. Esto se contradice con el hecho de que su líder y mentor, el expresidente Horacio Cartes recibió fuertes sanciones económicas de EE.UU. por ser “significativamente corrupto” y ni siquiera puede salir del país