Supuestos sin tierra ponen en peligro el último bosque del distrito de Edelira

La Fuerza Aérea Paraguaya (FAP) es propietaria de un inmueble de casi 1.000 hectáreas, en el distrito de Edelira, Itapúa. El predio es asiento de la base “Aviadores del Chaco”. Supuestos campesinos sin tierra invadieron la base aérea y están destruyendo la última reserva boscosa de Edelira. Y no solo eso: alquilan un sector a productores brasileños.

Supuestos campesinos sin tierra alquilan a brasileños un sector de la tierra invadida. El predio de la Fuerza Aérea puede desaparecer.
audima

La Fuerza Aérea Paraguaya es propietaria de un inmueble de casi 1.000 hectáreas, en el distrito de Edelira, departamento de Itapúa. El predio fue adquirido el 11 de julio de 1985; la superficie inicial era 1.646 hectáreas y fue adquirido del entonces Instituto de Bienestar Rural, actual Indert.

El predio de la Fuerza Aérea es el último remanente boscoso en el distrito de Edelira. No existe en la región ningún otro monte con esa superficie.

La fracción de monte se encuentra al sureste del parque San Rafael y puede constituir un corredor biológico para evitar la destrucción de los últimos bosques que tiene el país en ésta región.

Dada la importancia del monte, el 11 de noviembre de 2007 el Congreso promulgó la Ley 3415/07 declarando el inmueble como Área Silvestre Protegida; las 854 hectáreas de bosque deben ser protegidas a perpetuidad por el Estado paraguayo.

Se inicia la invasión en Edelira

A mediados de 1996 se produce la primera invasión campesina. La falta de respuesta gubernamental tuvo como resultado una nueva oleada, en el año 2004.

Con la mediación del Indert se llegó a un acuerdo con la dirigencia de la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNOC): la Fuerza Aérea entregó 692 hectáreas y los campesinos se comprometieron a abandonar la invasión.

Los invasores están pelando el último monte existente en el distrito de Edelira, Itapúa, y los acuerdos que firmaron para abandonar la invasión son violados.

Como ocurre siempre, los supuestos campesinos sin tierra no abandonaron el predio. Un grupo ocupó las tierras cedidas y otro se aferró a la invasión. A mediados del año 2005 se registra una tercera invasión masiva. En esta oportunidad, los campesinos rodearon por completo la zona boscosa y las instalaciones militares.

Fue el comienzo del robo sistemático de la última reserva forestal de Edelira.

No sólo eso: también ocuparon un sector de la pista de aterrizaje de la base aérea y con esta maniobra dejaron a la Fuerza Aérea sin posibilidades de operar aeronaves.

La pista de aviación tiene 1.600 metros de largo, fue montada sobre tierra compactada y se encuentra a 60 kilómetros en línea recta del río Paraná.

Campesinos alquilan tierras a brasileños

Este grupo de campesinos, también supuestamente sin tierras, reclama la entrega del bosque en su totalidad. Alegan pobreza extrema y la necesidad de acceder al monte para vender la madera y así mejorar sus condiciones de vida.

En procura de “salir de la pobreza” el primer paso de los campesinos fue alquilar una fracción de 100 hectáreas de la base aérea a vecinos brasileños.

La propuesta de la dirigencia campesina es sencilla: explotación del bosque y continuidad del negocio de alquiler de tierras a brasileños.

Los campesinos alquilan un sector de la base aérea a brasileños, para cultivar granos.

A la par que arriendan impunemente tierra que no les pertenece, también están cultivando en un sector. Compraron un tractor y mecanizaron un sector para cultivar soja. La Procuraduría General de la República, responsable de velar por los bienes del Estado paraguayo, brilla por su ausencia.

Lo mismo se puede decir del Ministerio Público. Ni hablar del Ministerio del Ambiente.

El inmueble, si bien es propiedad de la Fuerza Aérea Paraguaya, es un bien que en definitiva nos pertenece a todos. El monte que está siendo destruido causa un daño que impacta en forma negativa en el país.

El dirigente campesino responsable de la actual invasión se llama Justo Venialgo Armoa. Intentamos conversar con él llamando al celular 0984 terminación 975. Hoy haremos otro intento de escuchar su versión y esperamos tener mejor suerte.

El argumento de la pobreza no es válido para justificar la destrucción de lo último que queda de bosque en el país. Luego de caer el último árbol, seremos mucho más pobres aún. Todos.

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