Valioso anfiteatro de San Bernardino sumido en estado de total abandono

El valioso predio de diez hectáreas con el Anfiteatro José Asunción Flores está sumido en el abandono total, de acuerdo a lo que constataron funcionarios de la Contraloría General de la República (CGR). Estructuras sin refaccionar, falta de seguridad y suciedad dominan en el lugar, que ya no cuenta ni con medidor de ANDE.

El establecimiento para presentaciones artísticas fue inaugurado en 1992. Querían que sea referencia regional.JAVIER CABAÑAS
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Suciedad, inseguridad, estructuras que nunca fueron reparadas, un contrato ilegal, posible daño patrimonial, una casa privada en predio público y servicios básicos con conexión pirata. Así está el Anfiteatro José Asunción Flores de San Bernardino, con todos los ingredientes de un cóctel de corrupción, de acuerdo a los informes técnicos emitidos por la CGR sobre la situación del valioso predio.

Los informes 535/23 y 589/23 ya fueron remitidos a la municipalidad hace unos días y ABC Color accedió a copias de ellos, en los que se detallan las irregularidades.

Anfiteatro, en deplorables condiciones

El informe 535 hace un detallado informe de las condiciones en las que se encontraba el “anfi” al momento de la inspección realizada por funcionarios de la Dirección de Obras de la Municipalidad de San Bernardino.

Los documentos señalan que todos los lugares del anfiteatro están en total falta de limpieza. Varios puntos fueron tomados por pasto y malezas y las escaleras se encontraban con basura acumulada, evidenciando la falta de limpieza del lugar.

Suciedad en los espacios exteriores, basuras en las zonas interiores, además de estructuras edilicias afectadas por la falta de mantenimiento. Algunos de los puntos denunciados por la CGR.

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Los sitios destinados a baños y cantinas se encontraban en deplorables condiciones. Allí hallaron restos de conservadoras, de cajas de cervezas y otras clases de desechos. La inspección fue efectuada antes de que se iniciara la presente temporada veraniega, por lo que se estima que los desperdicios quedaron del verano anterior.

Gran parte de los revestimientos se desprendieron y no contaban con reparación en lo que respecta a la parte edilicia, donde además se notaba que no habían pasado siquiera una mano de pintura en mucho tiempo.

El predio no contaba siquiera con personal de seguridad, por lo que podría convertirse en aguantadero, atendiendo a su gran superficie.

Arrendamiento estaba por debajo del precio de mercado

Entre las numerosas irregularidades detectadas por la Contraloría aparece el precio casi regalado por el que se entregó en arrendamiento el predio.

El anfiteatro José Asunción Flores fue inaugurado oficialmente en setiembre de 1992, pero la crisis financiera de mediados de los años 90 llevó a la quiebra a la firma Lago Vista SA, ligada al Banco de Inversiones del Paraguay SA (Bipsa), propietaria del establecimiento.

Las malezas tomaron gran parte de los espacios exteriores del Anfiteatro.

El sitio estuvo abandonado durante varios años y finalmente en 2012 fue promulgada la ley 4784, por la cual se declaraba de interés social y se expropiaban las fincas 832, 7060 y 7364 de la compañía Yby Anguy de San Bernardino, donde está el anfiteatro. En total, los tres inmuebles suman más de nueve hectáreas.

Finalmente, el Estado entregó al municipio de San Bernardino la administración del anfiteatro hasta el 2032, algo que no estaba previsto dentro del proceso inicial.

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La Comuna, a su vez, terminó concesionando el usufructo del anfiteatro José Asunción Flores en 2016.

El documento fue firmado en 2016 entre el entonces intendente de San Bernardino, el liberal llanista Luis Aguilar, y un ciudadano de nombre Néstor David Martínez Britos, quien resultó ser funcionario público, pues es jefe de gabinete del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia y además proveedor del Estado.

Los lugares destinados a baños y cantinas se encontraban en deplorables condiciones en el momento de la inspección in situ.

Según se puede ver en el documento, la municipalidad entregó el usufructo del anfiteatro por siete años. A cambio, debía recibir un canon de G. 400 millones por todo ese período, lo que equivaldría a unos G. 57 millones por año.

Es decir, el arrendatario debía entregar el equivalente a G. 4.750.000 mensuales.

Asimismo, durante la revisión, los auditores de la CGR constataron que el predio no contaba siquiera con medidor de la ANDE para la conexión eléctrica.

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