El atentado se produjo ya el miércoles 15 de enero pasado, en horas de la madrugada, en una casa situada en Blas Garay casi Río Blanco del barrio 15 de Agosto ciudad de Benjamín Aceval, departamento de Presidente Hayes.
La víctima del atentado en Benjamín Aceval fue la suboficial segundo Marian Castillo Barrios, de 31 años, personal del departamento de Investigaciones de Presidente Hayes, específicamente de la oficina central que funciona en la ciudad de Villa Hayes.
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El caso fue mantenido en secreto por la cúpula de la Policía Nacional que prohibió que se comunicara este caso, así como muchos otros graves sucesos, como el reciente escándalo de un policía recién egresado que trabajaba aparentemente desarmado y que fue humillado por un asaltante en una estación de servicios de Luque.
Tras balacera, autores de atentado dejaron panfleto
La suboficial Castillo le contó a sus superiores que durante la madrugada escuchó varios disparos pero que recién cuando se levantó a la mañana se percató de que habían atacado su vivienda.
El tiroteo fue materializado con una pistola calibre 9 milímetros, según las vainas (bala piré) encontradas en el lugar.
Supuestamente, el ataque fue perpetrado por dos hombres que actuaron en una motocicleta.
En la escena había además una nota escrita a mano en una hoja de cuaderno y que decía algo así como “Devolvenos nuestra mercadería o nuestra plata, o si no llegamos a tu familia. Decile a tu jefe Lorenzo”.
Supuestamente, la parte más importante de la nota fue mordida por el perro de la policía. Convenientemente, solo quedó legible la última parte de la amenaza.
Coincidentemente, el jefe de la policía afectada por el tiroteo se llama Lorenzo.
Se trata del comisario principal Lorenzo Samudio Balbuena, jefe de Investigaciones de Presidente Hayes.
En tanto que el subjefe de esa misma unidad policial es el comisario Edgardo Dejesús Chávez Domínguez, quienes al menos hasta este lunes seguían en sus cargos.
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El comisario principal Samudio y el comisario Chávez, jefe y subjefe de Investigaciones de Presidente Hayes, responden directamente al director de Investigación de Hechos Punibles, comisario general inspector Marcelino Espinoza Medina, y este último al director general de Investigación Criminal, comisario general director César Roberto Silguero Lobos.
Silguero, a su vez, tiene por encima solamente ya al subcomandante, comisario general director Ramón Javier Morales Ojeda, y al comandante, comisario general comandante Carlos Humberto Benítez González.
No sabe quién pudo haber sido
El fiscal de Villa Hayes, Alfredo Daniel Mieres Ávalos, quien intervino en el hecho, tomó declaración testifical a la policía dueña de casa.
La mujer uniformada dijo que no sabe quién pudo haber sido el autor moral ni mucho menos el o los autores materiales. Supuestamente, no tiene enemigos.
Desde la Dirección de Investigación de Hechos Punibles, en tanto, se informó que el amedrentamiento contra la suboficial Marian Castillo Barrios se pudo haber producido en represalia por un reciente allanamiento que hubo en el mismo barrio en busca de Jorge Luis Riveros Núñez, de 30 años, señalado como miembro de la banda que el 9 de diciembre del año pasado perpetró el asalto a la empresa de seguridad Britimp, en Asunción.
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Supuestamente, los asaltantes pudieron haber culpado a la suboficial Castillo de facilitar datos para la identificación de su vecino Riveros, quien hasta ahora no fue localizado.
Sin embargo, la identificación de Riveros se produjo gracias a la ahora ya efectiva herramienta de reconocimiento facial que por fin está operativa.
Resulta que Riveros se dejó fotografiar justo antes de un golpe y esa imagen se usó para su identificación. Es decir, la suboficial Castillo no pudo haber sido la que lo delató.
Allanamientos sin justificación
Los policías de Investigaciones de Presidente Hayes, luego del ataque contra la casa de una de sus compañeras, efectuaron dos confusos allanamientos en Benjamín Aceval contra supuestos sospechosos del atentado, pero que al final no arrojaron resultados.
Se trata de David Gerónimo Jaime Ponce, de 28 años, y Diego Ariel Castillo, de 41 años, a quienes los uniformados intentaron embarrar por sus antecedentes penales.
Es más, los policías ni siquiera sabían qué hecho atribuirle a los ocupantes de las casas intervenidas, por lo que el fiscal Alfredo Mieres se vio imposibilitado de ordenar la detención de estos.
¿Cocaína?
Una de las aristas manejadas en este caso de atentado es, efectivamente, el posible robo de una carga de cocaína, ya que la nota dejada en la casa de la policía fue bastante enfática.
En la Policía es incluso muy común que grupos de agentes incauten una carga de cocaína o marihuana y que luego la devuelvan a cambio de por lo menos la mitad del valor comercial de la mercadería, aunque eso no implica que en este caso haya sido así.