La fiscala Natalia Cacavelos imputó a Gisselle Gill Sanabria, propietaria de la guardería “Happy Education Learning Place (Help)”, por homicidio culposo tras la muerte por ahogamiento de un niño de 2 años en una piscina sin protección adecuada.
El Ministerio Público realizó el relato cronológico de los hechos con base en imágenes de circuito cerrado y declaración de los tres trabajadores que se encontraban en el sitio durante el trágico suceso.
En las grabaciones del circuito cerrado se consigna el horario de verano, por lo que debe restársele 60 minutos para fijarlas en la hora real.
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El relato de los hechos
Siendo las 08:00 aproximadamente, el niño se encontraba en la vivienda.
Una hora y media después, a las 09:28, salió al patio sin la supervisión de adulto alguno. Dos minutos antes, se encontraba con otros chicos y una de las encargadas de la guardería.
En las imágenes del circuito cerrado luego se lo observa correr alrededor de la piscina, la cual se encontraba cargada y no contaba con protección ni cerco perimetral.
A las 09:30 aproximadamente, el niño se aproximó al borde la piscina y habría caído al agua.
Recién 18 minutos después, a las 09:49, fue descubierto por su niñera, quien lo retiró del agua, lo llevó hasta la sala principal de la vivienda y comunicó el hecho a las encargadas del lugar.
Una de las “profesoras”, identificada como Daniela María Sosa Bareiro, luego le aplicó los procedimientos de primeros auxilios y reanimación, según el relato de testigos.
Incluso, se solicitó el auxilio del personal de un centro médico que está frente a la guardería.
Posteriormente, Gisselle Gill Sanabria, propietaria de la guardería, llamó a la Policía, cuyos agentes trasladaron al niño hasta el centro médico Bautista, donde se confirmó su muerte a raíz de un paro cardiorrespiratorio por asfixia por sumersión.
Niño fue hallado por adultos tras 18 minutos
Durante el lapso en que el niño salió al patio y fue descubierto por su niñera pasaron 18 minutos, conforme a los datos aportados por la Fiscalía.
Las encargadas del grupo de niños de 2 a 4 años, del que era parte la víctima, eran Lucía Del Mar Feschenko y María Beatriz Román Lozantos.
Ambas declararon que durante la desaparición de la víctima pensaron que se encontraba con su niñera en la sala de espera. “Cuando termino de lavarle las manos a las niñas, salimos del baño como para volver a la clase y cuando estábamos por llegar hasta ahí, veo a la niñera que se acerca a la profe Bea y le pregunta dónde está (víctima), a lo que ella le contesta que no sabía porque nosotras creíamos que estaba con ella, ya que era lo normal del día anterior e, incluso, ese día cada vez que salía iba junto a ella”, declaró Lucía Del Mar Feschenko.
“Veo que se acerca la niñera de (víctima) y me pregunta por él, a lo que le contesto que yo creía que estaba con ella, me dice que no y ahí entonces ya nos vamos a buscarle”, reveló María Beatriz Román Lozantos.
Hilera de sillas como valla para piscina
El establecimiento donde ocurrió el hecho no cuenta con las medidas de seguridad y protección exigidas por la legislación vigente, así como tampoco posee las habilitaciones administrativas para funcionar como guardería o local de apoyo escolar, emitidas por la Municipalidad de Asunción y el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), respectivamente, según consta en el acta de imputación.
Las encargadas del grupo de niños tampoco cuentan con la matrícula profesional de educador que emite el MEC.
Ambas prestaban sus servicios sin un contrato escrito, según reveló la Fiscalía.
Otro dato resaltante es que ambas “profesoras” informaron que en el patio se colocaba “una hilera de sillas” como una especie de valla para evitar que los niños puedan avanzar hacia la piscina.