El tiroteo se desató a las 18:00 en las coordenadas 24° 16′ 04.6″ S, 55° 13′ 39.8″ W, que es un camino rural que figura como comunidad indígena Tekoha Poty Pyuahu, a 5 kilómetros de la colonia Brítez Cue, 23 kilómetros del municipio de Yby Pytá, 34 kilómetros de la Ruta PY03, tomando como referencia la entrada a la zona donde ocurrió la masacre de Curuguaty, y 315 kilómetros del centro de Asunción.
El operativo fue ejecutado por personal del departamento de Investigaciones de Canindeyú, cuyo jefe es el comisario principal Leonor Barrios y subjefe el subcomisario Fredy Duarte.
Los delincuentes salían en caravana de una zona de producción de marihuana que probablemente funciona a orillas de uno de los ríos de la región.
De hecho, el vehículo puntero, una camioneta Toyota Fortuner, transportaba a tres hombres y estaba repleta de droga.
Atrás venía una camioneta Fiat Strada en la que había otros cuatro hombres y que a su vez estiraba una lancha con motor fuera de borda en el que se hallaron por lo menos 30 trampas “cazabobobos”, que funcionan con municiones de escopeta y que habitualmente se colocan en las zonas de plantaciones.
Balacera entre narcosicarios y policía duró cinco minutos
Los policías de Investigaciones les cerraron el paso a los criminales con una camioneta patrullera Isuzu, cuyo conductor se tuvo que arrojar al piso y después rodó hacia un monte cuando se inició la balacera.
Los malvivientes que estaban en la Fortuner abrieron fuego con un fusil calibre 5.56, una escopeta calibre 12 y una pistola calibre 9 milímetros.
En tanto que los de la Strada dispararon también armas largas y cortas.
Sin embargo, la planificación previa del operativo surtió efecto ya que los demás agentes previamente habían adoptado posiciones ofensivas ventajosas, como en pequeñas alturas, justamente por si tuvieran que defenderse.
El enfrentamiento duró al menos cinco minutos. La capacidad de fuego de los uniformados fue fundamental para evitar que algunos de los criminales pudieran salir de los vehículos, aunque probablemente uno de ellos pudo haber escapado.
Identidad de dos narcosicarios abatidos en Canindeyú
Con este procedimiento, la Policía cree haber exterminado a la banda más peligrosa que operaba en la zona baja de Canindeyú desde hace varios años.
Hasta anoche, por lo menos dos de los abatidos ya habían sido identificados. Ellos son Anselmo Montiel Méndez (35) y su hermano Antonio Montiel Méndez (29).
Los últimos crímenes atribuidos al grupo desarticulado son, por ejemplo, el del brasileño Paulo César Bueno (38), alias Polaco, encontrado acribillado el 27 de mayo pasado en el módulo 6 de la colonia Brítez Cue, y de Ulises Enciso Ruiz Díaz (31), alias Negro, y Pablino Báez Segovia (37), alias Pabli, quienes a su vez fueron masacrados el 17 de mayo pasado a orillas del río Jejuí, en la misma zona del departamento de Canindeyú.
También son sospechosos del atentado a balazos contra Nelson Mariano Ayala Recalde (49), registrado el 23 de junio pasado en la colonia Agua’e de Curuguaty, y del homicidio de Pedro Evaristo Martínez Martínez (38), registrado el 1 de junio pasado en un comedor del centro de Curuguaty.