Blas Servín deja un legado de astronomía y ya forma parte de las estrellas del firmamento

El cielo guaraní ya tiene entre sus estrellas a uno de sus más grandes estudiosos. Tras el deceso del astrónomo Blas Servín, la ciencia nacional se tiñe de luto, pues pierde a quien sentó las bases para el estudio de la bóveda celeste en nuestro país.

Tras el deceso del astrónomo Blas Servín, la ciencia nacional se tiñe de luto, pues pierde a quien sentó las bases para el estudio de la bóveda celeste en nuestro país.Gentileza (Nicolás Masloff)
audima

Desde tiempos inmemorables, las estrellas han cautivado a los seres humanos con su infinitud y esplendor. Nuestros antepasados guaraníes no fueron la excepción, pues algunas tribus admiraban el cielo y temían sus manifestaciones, otorgándoles importancia en la vida cotidiana.

Variadas leyendas poblaban el firmamento paraguayo: las Pléyades o Siete cabrillas encontraban la forma de un panal de abejas, mientras que la Vía Láctea constituía el trayecto de un tapir y los eclipses eran representados por un puma tragándose la Luna. Blas Servín dedicó muchos años de su vida al estudio de las estrellas tan admiradas por nuestros antepasados y, asimismo, puso los cimientos de la astronomía en Paraguay.

La miel del firmamento guaraní atrapó a Servín entre las ricas creencias y la ciencia que la rodean; así, el amor y la afición a las estrellas forjaron la carrera del finado especialista. El legado de Servín comprende trabajos acerca de las creencias de nuestros antepasados con respecto al cielo, cientos de cursos de astronomía para aficionados y una organización encargada de la divulgación científica de asuntos astronómicos.

Debido a sus logros y méritos en el estudio de nuestras estrellas, Blas Servín recibió múltiples condecoraciones a lo largo de su vida. Aún cuando no ostentaba un título académico de astrónomo, ya que en nuestro país no existe esta carrera, sus conocimientos autodidactas lo llevaron a formar parte de la Sociedad Científica Paraguaya, y a recibir reconocimientos por parte de la NASA.

Treinta años atrás, el profesor Blas Servín fundó la Asociación de Aficionados de la Astronomía junto con un grupo de estudiantes. Una década más tarde, el maestro consigue la instalación del primer planetario del país denominado Centro Astronómico Bicentenario, ubicado en Asunción.

Por aquella época, Servín había comenzado a seguir los pasos del primer astrónomo residente de nuestras tierras, el padre Buenaventura Suárez, un estudioso del cielo guaraní que predijo un eclipse en el siglo XVIII. De esta manera, el profesor creó el Centro de Interpretación Astronómica Buenaventura Suárez, localizado en la ciudad de Itapúa, en las cercanías de la misión jesuítica San Cosme y Damián.

Una de las leyendas más recordadas acerca del firmamento es la de la Vía Láctea, la que, en algunas tribus, era vista por los guaraníes como un camino eterno hacia el Yvaga o Paraíso. En otras regiones, la galaxia se comparaba con el trayecto de un tapir, llamándola "Mborevi rape", asumiendo que las hojas pisadas por el animal se convertían en las deslumbrantes estrellas del manto negro.

Estos conocimientos culturales, así como muchos trabajos científicos, motivan la enorme gratitud de las ciencias paraguayas hacia Blas Servín. Cada aporte a la astronomía y cada alumno ilustrado con sapiencia estelar constituyen las huellas luminosas del camino de este científico paraguayo; en medio de un sincero luto, los aficionados al firmamento miran el cielo y esperan ver feliz a Servín entre sus amados astros.

Por Belén Cuevas (18 años)

Lo
más leído
del día