Mirarnos a los ojos, escuchar atentos, disgustarnos, tragarnos ese disgusto, seguir oyendo, mirarnos a los ojos nuevamente, expresarnos y, al final, entendernos conforman los pasos sutiles que nos permiten comunicarnos de una manera eficaz. Al seguir estas recomendaciones, hallamos mucho más que palabras, pues captamos ideas que, quizá, nunca pasaron por nuestra mente y son capaces de destruir nuestros estigmas mientras se derrumban las barreras del prejuicio.
El arte de hablar no solo se refiere a la oratoria, sino también al proceso de expresar ideas en un juego que consiste en otorgar nuestro discurso y recibir pensamientos de otros, en especial si discutimos sobre algunos temas tabúes, los cuales son un factor constante de división. La incomodidad al mencionar la sexualidad, el orgullo que defiende una postura política o los criterios acerca del matrimonio igualitario no deberían ser impedimento para sentarnos a charlar sin vehemencia sobre estos temas.
TED es una organización de medios que realiza conferencias a fin de poder dar palabra a ciertos asuntos sensibles, tratando de abrir la mente del público y compartir, más que nada, experiencias de personas. En una charla de TED, Cristina Domenech reconoce que la palabra otorga una dignidad inmensa a los presos con los que trabaja en un taller de poesía, el cual lleva al arte a ser el protagonista de la penitenciaría y a transformar a los reclusos en personas que sepan hablar sobre sus sentimientos, aunque estos sean un tema tabú dentro del universo carcelario.
Desde la época colonial, en la cual las reuniones estaban prohibidas, hasta en los tiempos del rugido de un tiranosaurio que acallaba las voces, hablar siempre fue un concepto relegado para los paraguayos. Cuestionar la veracidad de la iglesia católica, luchar contra discriminación hacia las personas con VIH o que una mujer reclame igualdad de género, entre otros asuntos, constituyen temas que antes no se abordaban en conversaciones familiares o rondas de tereré, pero ahora sí.
Entender la diferencia entre discutir y conversar nos abre el camino hacia una comunicación idónea en la que podremos extender nuestra dimensión humana a una mucho más real y abierta con temas que suelen ser difíciles de debatir, pues no tendremos una mejor sociedad si las charlas solo causan divisiones. Asimismo, hablar es sinónimo de dar nombre, dar forma, definir y encarar sentimientos e ideas frente al espejo de otras personas que quizás ven la realidad de una manera diferente.
¿Dónde está la tragedia cuando escuchamos pensamientos que no coinciden con los nuestros? Si aprendamos a hablar y a escuchar, aplicando la empatía, podremos lograr conversaciones menos polémica y obtener una sociedad más unida que supere los tabúes.
Por Eliseo Báez (17 años)