Cuando, enceguecido por la intolerancia, un individuo deja que sus impulsos xenófobos alcancen altos peldaños de violencia, arrebatando vidas o produciendo daños por cuestiones de raza, género o religión, el hecho toma un nuevo nombre: crimen o delito de odio.
Estas afrentas contra la humanidad tienen larga data e, incluso, existieron grupos ideológicos y gobiernos que cometieron crímenes de lesa humanidad por considerar inferiores a ciertos colectivos. El holocausto provocado por los nazis, por ejemplo, constituye una de las persecuciones más extensas y sanguinarias al pueblo judío, el cual ya arrastraba siglos de segregación.
Por otra parte, la extensa cadena de esclavitud, que se enroscó alrededor de las personas de piel negra a lo largo de los siglos, alcanzó uno de sus peores momentos en Estados Unidos, a mediados del siglo XIX. Con la aparición del Ku Klux Klan, las personas que se estaban librando de la esclavitud fueron objeto de penosas carnicerías a manos de este conjunto supremacista.
Durante la dictadura stronista, un período marcado por las torturas y exilios, los homosexuales también sufrieron una intensa represión. En 1959, ocurrió la muerte de Bernardo Aranda, un locutor de la radio Comuneros, quien fue calcinado en su casa, ubicada en Barrio Obrero. A raíz del hecho, la policía señaló a 108 personas como posibles culpables, únicamente debido a su orientación sexual.
Torturas, desapariciones y exilios fueron el destino de este centenar de personas en los mencionados años, pero la intolerancia no cayó con la dictadura. Desde 1989 hasta la actualidad, se registraron 60 casos de asesinato a personas trans, a causa de la intolerancia hacia la identidad sexual de los afectados.
En el país, la comunidad trans es una de las más vulneradas y propensas a ser objeto de crímenes de odio. En octubre de este año, el caso de Ramonita, una persona transexual asesinada en 2017, por fin encontró justicia, pues su victimario fue condenado a 25 años de cárcel y la fiscala determinó que el odio constituyó el móvil del crimen.
Según la jueza, el autor del hecho expresó que “no le gustaba esa clase de gente y menos su presencia en la calle”. Este fallo se considera relevante debido a que, por primera vez, se contempla la figura de crimen o delito de odio para una condena en nuestro país.
Asimismo, en la semana, un reciclador perteneciente a la comunidad indígena, que se encontraba durmiendo en una acera, fue asesinado a balazos por un conductor. Aunque aún no existan conclusiones acerca del motivo del homicidio, una de las opciones que se baraja es el crimen de odio.
Internacionalmente, existen argumentos contra la figura de los crímenes de odio en el plano legal, pues algunos afirman que todo delito es motivado por el desprecio y, por lo tanto, tal clasificación no se justifica. Sin embargo, la relevancia de este nombre radica en que contribuye a visibilizar la persecución de ciertos grupos étnicos, religiosos y LGBTI, endureciendo las penas e intentando mitigar la discriminación.
Por Belén Cuevas (17 años)