¿Sabías que solo dos de cada diez niños y adolescentes paraguayos culminan todas las etapas de su formación educativa? Impulsados por las ganas de superar la desigualdad escolar y promover el desarrollo integral de los más pequeños, el grupo de jóvenes voluntarios “Apoyo Escolar Paraguay” imparte clases de refuerzo los fines de semana en San Cayetano y Divino Niño, asentamientos de la ciudad de Luque.
“Apoyo Escolar PY inició como un programa de Techo; luego, los voluntarios que se desempeñaban como profesores no quisieron dejar a los niños sin su escuelita de los fines de semana y decidieron continuar con el proyecto. Este año, se integraron nuevos voluntarios y nos metimos de lleno a la tarea de enseñar”, comenta Eduardo Gómez (25), uno de los coordinadores de la organización.
De esta forma, los voluntarios enseñan los sábados de 14:30 h a 17:00 en el asentamiento Divino Niño y los domingos imparten clases en San Cayetano de 9:00 h a 11:30. “Como organización nos enfocamos bastante en el área de matemática y castellano, pues ambas materias constituyen la base de todo”, manifiesta el joven.
“Vemos un déficit muy grande en cuanto a lectoescritura y lectura comprensiva; de acuerdo a la edad de los niños, trabajamos con el análisis de cuentos o textos acerca del bullying”, explica Eduardo. Asimismo, el joven comenta que cada voluntario le da un toque especial a su clase, pues uno de los objetivos de la organización es fomentar el pensamiento crítico en los más pequeños.
Para los niños que cursan entre el primer y sexto grado, los voluntarios desempeñan el papel de profesores particulares. “Intentamos personalizar las clases. Nuestro objetivo es que cada grado tenga dos profes; mientras uno de ellos imparte lecciones, el otro atiende individualmente a los chicos que tengan inconvenientes para comprender el contenido”, comenta el entrevistado.
Actualmente, los jóvenes utilizan la guía que creó Techo y se nutren de los libros de Matemática y Castellano, que provienen de donaciones. “Nosotros nos basamos en estos materiales y cada profe proyecta su clase de la forma más dinámica posible; el alumno recibe la atención que realmente necesita", menciona Eduardo.
"En las comunidades, el mal estado de las calles, la falta de infraestructura y la distancia que tienen que recorrer los niños para llegar hasta sus escuelas representan las principales dificultades", explica el joven. Gracias a las donaciones de la gente, los chicos cuentan con pizarras para desarrollar las clases y, en ocasiones, reciben alimentos para la merienda.
Con miras al futuro, la organización Apoyo Escolar PY planea expandir su labor hacia más comunidades del país. "Queremos crecer y llegar a más asentamientos para superar esta brecha educativa que padecemos", comenta Eduardo.
El compromiso, la constancia y las ganas de enseñar constituyen los principales requisitos para formar parte de la organización. "Lo único que pedimos es que cada voluntario tenga muchas ganas de aprender, enseñar, disfrutar y conocer la realidad de nuestra sociedad", afirma el joven.
Rebeca Vázquez (18 años)