Si sos amante del terror, cuando alguien pide recomendaciones acerca de la literatura de este género, es casi seguro que, entre varios autores, Edgar Allan Poe aparezca en la lista. No obstante, el honor y reconocimiento asociados a este nombre constituyen adornos póstumos, que Poe no disfrutó durante sus años de obra prolífica.
Poe es conocido principalmente por haber protagonizado un renacimiento del estilo gótico, a través de cuentos cortos en los que conseguía despertar las fobias más ocultas del lector. Entre sus relatos más aclamados se encuentran El gato negro, El corazón delator, La caída de la casa de Usher y Los crímenes de la calle Morgue.
Aunque pocos conozcan las otras facetas de Poe, el artista cruzó la puerta al mundo literario a través de la poesía y la crítica periodística. Resulta irónico que, si bien la mayoría de los desgarradores poemas de Édgar no gozan de mucha popularidad, "El cuervo", escrito en verso, sea una de las historias que otorgó más fama al autor, después de su muerte.
Este escritor estadounidense creció rodeado de melancólicos fantasmas, debido a la temprana muerte de sus padres. Las vicisitudes del camino lo dotaron de gran creatividad para expulsar su dolor en forma de monstruos narrativos pero, pese a los éxitos literarios, su vida personal se veía desmoronada por las deudas y el alcohol.
El pesar y el misterio que envuelven su obra también se presentan con fuerza en su vida, ya que la añoranza del amor materno aparece, a través de figuras femeninas, en gran parte de sus relatos, así como en el poema “A mi madre”. Asimismo, la muerte de Poe fue el misterioso cierre de su camino terrenal; una mañana lo encontraron delirando en las calles de Baltimore, su ciudad natal, vestido con ropas ajenas y, aunque intentaron salvarlo, exhaló su último suspiro en el hospital por causas hasta hoy desconocidas.
Parece difícil no sentir los picotazos de un cuervo en el corazón, al pronunciar los versos de Poe. “A alguien en el paraíso” y “Sueños” desgarran el alma desde las primeras letras, pero “Solo” nos lleva un peldaño más arriba, pues parece describir la propia vida del autor.
“No se despertaría mi corazón a la alegría con el mismo tono y todo lo que amé, lo amé solo”, nos revela Poe en sus versos más tristes del poema mencionado. Tal vez, la magia del autor estaba destinada a la dicha póstuma de helar la sangre de los lectores y estimular la imaginación de toda generaciones de artistas.
El destino de Édgar Allan Poe era constituirse como pilar inmortal del género de terror y misterio, diciendo “nunca más” al anonimato únicamente después de la muerte. Quizás, con tantas personas leyendo sus obras en distintas partes del mundo, el solitario eterno no se encuentra tan solo.
Por Belén Cuevas (17 años)