Desde cerros repletos de bolsas y botellas de plástico, hasta arroyos llenos de agua servida, la contaminación de nuestros recursos naturales se ha convertido en un panorama habitual, a la vista de todos. Así pues, la inconciencia ambiental no solo habita los cauces hídricos y los suelos del país; ¿alguna vez te has preguntado en qué condiciones se encuentra el aire que inhalamos?
En el 2018, el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Municipalidad de Asunción y Petrobras Paraguay presentaron un diágnostico sobre la calidad del aire. Los datos de esta investigación revelaron que la concentración de materiales particulados, en Asunción, supera por un 50% a las cifras registradas en el 2014. Estas partículas están presentes en la mayoría de las ciudades pues el polvo, las cenizas, granos metálicos, cementos y el polen representan sus principales componentes.
Asimismo, estadísticas de la Organización Mundial de la Salud advirtieron acerca del nivel de contaminación del aire en Asunción; esta entidad establece que 10 microgramos de partículas por metro cúbico representan el límite que no genera efectos agudos en la salud de las personas. En contraste, en nuestra ciudad capital, existen 18 microgramos de dicha molécula por cada metro cúbico, alcanzando así un 80% más de la cifra recomendada.
Según el diagnóstico sobre la calidad del aire, los grandes responsables de los elementos tóxicos en nuestro soplo vital son el humo de los vehículos y, en menor medida, la agricultura. Sin embargo, la esperanzadora solución no solo se encuentra en la transformación de nuestros medios de tansporte, pues mejorar la calidad del aire que llevamos a nuestros pulmones representa, principalmente, una tarea de los árboles.
Si bien estos amigos verdes pueden convertirse en los salvadores, nuestras acciones irresponsables los perjudican. Datos del Instituto Forestal Nacional revelan que, a nivel país, alrededor de 23.000 hectáreas presentarían desmonte ilegal. Además, en los últimos días, los focos de incendio consumen al Chaco y eliminan todas las esperanzas; estadísticas del Fondo Mundial para la Naturaleza muestran que, en el parque Nacional Chovoreca, alrededor de 100.000 hectáreas están calcinadas.
Ahora, puede que solo tengas sencillas complicaciones respiratorias e irritación en los ojos y la nariz; pero, a medida que tu inconciencia avanza, los daños a las células de tus pulmones también lo harán. ¡Seamos responsables! Al fin y al cabo, nadie existiría sin esta brisa fundamental.
Por Rebeca Vázquez (18 años)