Las exóticas playas caribeñas, los puntos más recónditos del continente europeo y los sitios más destacados de América constituyen los destinos favoritos de nuestros diputados. Así pues, a la hora de “participar en algún congreso", los representantes de la Cámara Baja prefieren los lugares más paradisíacos; al fin y al cabo, la ciudadanía pagará los gastos de estas actividades que, la mayoría de las veces, no tienen que ver con la tarea parlamentaria o en cuyos registros de participación no constan los legisladores.
En el período parlamentario anterior, los representantes de la Cámara de Diputados realizaron casi 500 viajes, a costa del pueblo. Los viáticos alcanzaron la suma de G. 3.400 millones y los beneficiarios no devolvieron ni siquiera el 10% del monto que se les había otorgado; viajes a reconocidos puntos turísticos, congresos religiosos y encuentros políticos encabezaron la lista de las actividades que financió la ciudadanía.
Con 22 viajes y 156 millones en concepto de viáticos, la diputada Esmérita Sánchez encabezó la lista de los diputados más viajeros del ejercicio parlamentario anterior. No obstante, el desplifarro no quedó en el pasado ya que, hace unos días, salió a la luz el caso de los legisladores Carlos Silva, Sergio Rojas y Hugo Capurro.
Estos parlamentarios viajaron hasta Frankfurt, Alemania, para participar de la Feria de Equipamiento y Maquinaria para el Procesamiento, Envasado y Venta de Carne. Entre viáticos y pasajes aéreos, este tour le costó al Estado alredededor de G.90 millones. Con el sueldo y los beneficios que perciben nuestros legisladores, ¿acaso no pueden costearse sus vueltas alrededor del mundo?
En este contexto, debemos recordar que un parlamentario gana G. 32.774.840 mensuales y tiene acceso a otros beneficios como gastos de representación, seguro médico y la jubilación con tan solo 10 años de aporte, cobrando el 60% de su último sueldo. En contraste, en las últimas semanas, docentes y alumnos de colegios públicos se movilizaron para exigir una mejor calidad de la educación pública y el cumplimiento del ajuste salarial del 16% que les habían prometido las autoridades para inicios del 2020.
Los maestros reclamaron aumentos de salario graduales hasta alcanzar el sueldo básico profesional docente (G. 3.000.000), 10 veces menos que los parlamentarios. Si bien las movilizaciones cesaron con una promesa, pueden servirnos como ejemplo de la inequidad e injusticia vigentes en nuestro sistema socioeconómico.
Finalmente, de las medidas de justicia y equidad que adoptemos como sociedad dependerá la transformación que todos anhelamos. Al fin y al cabo, nadie quiere sentarse a esperar otro ránking de los diputados más viajeros.
Por Rebeca Vázquez (18 años)