Según el análisis del BID “Millennials en América Latina y el Caribe”, el 27% de los jóvenes paraguayos se ve obligado a combinar el estudio y el trabajo, a causa de la falta de recursos económicos. No obstante, en el mundo laboral, no todo es color de rosa, pues muchos chicos y chicas trabajan de manera informal y, debido a la falta de experiencia, son más propensos a ocupar puestos con bajos salarios.
Es así que, en el 2017, los datos de la Dirección Nacional de Estadística, Encuestas y Censos señalaron que unos 178.000 jóvenes, de entre 15 a 19 años, comenzaban a trabajar en la informalidad. Entonces, la ley que regula el empleo a tiempo parcial, verdaderamente, ¿será la anhelada solución ante estos altos índices de pobreza e informalidad?
“Cuando la actividad laboral se extienda de entre 16 a 32 horas semanales, será considerada de tiempo parcial”, establece la mencionada legislación reguladora, que fue promulgada por el ejecutivo, el pasado lunes. En consecuencia, lo que va a percibir un trabajador de tiempo parcial se calculará conforme a las horas trabajadas, sobre la base del salario mínimo (G. 2.192.839); además, esta ley expresa que el sueldo se dividirá por 26 días y, por ende, el pago por hora sería de G. 10.542.
De ahí que, por medio de un contrato, un joven trabajador de tiempo parcial, perteneciente al sector privado, puede llegar a percibir una remuneración de G. 1. 349.376 mensuales y tener más de un vínculo laboral con la empresa. Por otro lado, con la ayuda de esta reglamentación, los trabajadores de medio tiempo tendrán la oportunidad de acceder al seguro social; entonces, al igual que en el empleo de tiempo completo, la patronal deberá abonar al IPS el 16,5% y el obrero aportará el 9%.
Para un gran porcentaje de nuestros jóvenes, el trabajo constituye casi un requisito para acceder a la educación terciaria; por tanto, con esta reglamentación, se abre un nuevo abanico de posibilidades esperanzadoras hacia una sociedad con un sistema socioeconómico más justo. Teniendo esta ley, volvemos a soñar con el modelo en el que no solo los derechos laborales de los jóvenes trabajadores sean respetados, sino también los de esas madres o esas personas con discapacidad que no pueden completar una jornada diaria de 8 horas.
Finalmente, esperamos que esta medida no solo se quede plasmada en los papeles pues, al fin y al cabo, del control de los organismos estatales correspondientes dependerá que esta legislación se respete y avancemos hacia una sociedad más ecuánime.
Por Rebeca Vázquez (18 años)