Ayer sábado fue fotografiada en el aeropuerto por su familia paterna, de espaldas, con el pelo alborotado como alborotada quedó su pequeña vida de sobreviviente del mismo auto donde mataron a toda su familia. Y se marchó. Con una mochila lavanda colgando de la silla de ruedas. Con una cartuchera del mismo color transparente enganchada como llavero. Y un peluche tierno para abrazar pero sin vida. Como sin vida quedaron su papá, su mamá y su hermanito hace un mes cuando volvían de un paseo.
La más dolorosa de las despedidas la dio su tía: la dejan ir porque entienden que tendrá un futuro en el país de su madre Kristin, en Alemania, y que en ese país además de futuro, hay justicia. El descreimiento hacia la justicia en Paraguay no es solamente de los familiares y víctimas del accidente, es de toda la gente de bien. Solo los poderosos están satisfechos con la forma en que están resolviendo el caso: lograron tener a Sanabria Vierci varias semanas arropado en un hospital privado cuando el mismo día del accidente ya tuvo las agallas y conciencia de gritar a las víctimas y a sus familiares que le hicieran llegar las cuentas para pagar.
Nuestro compañero Ivan Leguizamón, con muchísima experiencia en áreas criminales, dijo el viernes pasado que no recuerda que alguna vez en la historia de la Agrupación Especializada se haya tenido el sigilo que mantienen con Eugenio Sanabria Vierci el conductor que asesinó a cuatro personas mientras manejaba bajo el influjo del alcohol. Es tan poco lo que se sabe que la pura verdad es que ni siquiera se sabe si está o no allí dentro de la Agrupación Especializada. No hay evidencias públicas que lo testimonien; el sigilo es tan alto y los efectivos policiales tienen tanto miedo que nada se sabe.
A un mes del accidente, no han tenido ni siquiera las agallas de realizar las pericias y hasta donde sabemos, ni siquiera se hizo un examen toxicológico al hombre para determinar si fue solo alcohol.
Hoy, cuando la pequeña Tini esté aterrizando en Alemania, sin papá, sin mamá, sin hermanito, Eugenio Sanabria Vierci estará cumpliendo 69 años acunado por un desvergonzado poder de turno. SI ES QUE ESTÁ EN LA AGRUPACIÓN, les apuesto un pan dulce a que podrá abrazar a quien quiera y recibir los regalos que quiera y festejar cuanto quiera. Del otro lado, hay solo tumbas y cruces, flores y velas. Y el DESCOMUNAL HUECO de una justicia aplastada por el peso de la plata y el poder.