Es evidente que Luque necesita un plan integral que contemple desde grandes obras de drenaje pluvial hasta una reestructuración del sistema de desagüe existente. No podemos seguir improvisando cada vez que el cielo amenaza con lluvias. Las autoridades municipales deben asumir su responsabilidad y trabajar en conjunto con el Gobierno central para ejecutar proyectos de infraestructura a gran escala. Es inconcebible que sigamos esperando a que ocurra una tragedia más para reaccionar.
Una tragedia que ocurrió este año fue la pérdida de dos vidas a causa de los intensos raudales que azotaron a Luque, el pasado abril. Una madre y su hija murieron ahogadas tratando de salir de un vehículo que se estancó en las inmediaciones de un arroyo con muy poca seguridad en el momento del suceso.
Pero también es fundamental mencionar que la población tiene un papel que desempeñar en esta situación. Todos hemos visto cómo se acumulan residuos en las calles y alcantarillas, lo que contribuye significativamente al problema de las inundaciones. Los vecinos deben tomar conciencia de que arrojar basura en lugares inapropiados solo empeora la situación. Sería interesante que los servicios de recolección prioricen las zonas más propensas a inundarse antes de una tormenta inminente, como una medida preventiva adicional.
Muchos de los comerciantes denuncian que las personas aprovechan las tormentas o lluvias para arrojar sus desperdicios en bolsas, lo que termina tapando las rejillas por donde debería circular el agua.
La solución a este problema debe ir más allá de parches temporales. Luque necesita una visión a largo plazo, con obras que verdaderamente mitiguen el impacto de las lluvias intensas y brinden seguridad a la población. La vida y el patrimonio de los luqueños no deben seguir estando en juego por la falta de previsión. Es momento de actuar con determinación, voluntad política y compromiso ciudadano para que podamos enfrentar los fenómenos naturales de una manera más preparada y efectiva.