Pesca, en descenso acelerado

Este lunes entrará en vigencia la veda de pesca 2024-2025; en aguas internas y ríos compartidos con Argentina. La normativa que prohíbe la práctica de la pesca comercial y deportiva se extiende hasta el 20 de diciembre próximo. En tanto, en aguas compartidas con Brasil, la prohibición irá hasta el 31 de enero de 2025. Durante este tiempo, solamente se permitirá la pesca de subsistencia a familias ribereñas que tengan sus licencias al día y dependan exclusivamente de la pesca comercial para subsistir. Cada pescador podrá extraer hasta cinco kilos de pesca variada, quedando exceptuados el dorado, surubí, manguruyú y pacú.

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Pese a que de forma anual se realiza la veda desde hace varios años, la actividad pesquera comercial y deportiva viene en decadencia. Las principales causas están ligadas a la pesca indiscriminada que no respeta siquiera el tamaño de las distintas especies de peces permitidas por la Ley 3556 de Pesca y Acuicultura.

Es de público conocimiento que en reiteradas ocasiones se logró la detención de personas infractoras, así como el decomiso de sus embarcaciones y elementos de pesca, incluso muchos de ellos de utilización prohibida para la práctica de la pesca. Sin embargo, nunca se supo de castigos ejemplares que permitan evitar estos tipos de hechos que atentan contra la fauna íctica y la fuente de sustento de miles de familias que no cuentan con otro medio de ingreso económico para el sostenimiento del hogar. De nada sirve una veda por unos días si al final no existen sanciones para evitar la pesca furtiva.

En lo que va del 2024, por la bajante pronunciada del río Paraná, la escasez de pescado se ha agudizado a tal punto que está en estudio la implementación de una veda extraordinaria. El objetivo de proteger a los peces, que por la falta de agua, buscan las profundidades donde quedan expuestos a la captura indiscriminada por pescadores inescrupulosos que no tienen en cuenta que al final serán los perjudicados.

En Ayolas, la actividad pesquera es el rubro más importante, ya sea comercial o turística. Es la que inyecta capital en la zona; además, otorga una identidad a la ciudad. Es sabido que cuando el ayolense visita otro distrito, lo primero que se le pregunta es por el pescado o directamente se le reclama por qué no llevó un dorado, que es una de las especies más codiciadas para el asado a la parrilla. Este recurso es agotable; la práctica comercial o deportiva es extractiva.

Es necesaria una política de pesca en la que todos estén involucrados, que promueva el respeto al tamaño capturado y que incluso promueva la repoblación, que puede ser ejecutada por la Binacional Yacyretá y el Mades.

miguel.rodriguez@abc.com.py

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