Dependiendo del deporte, un atleta de élite cuenta con una expectativa de unos 20 años de carrera, en la que dedica todo su tiempo a ser el mejor en su deporte. Considerando esto, para muchos es una prioridad obtener la beca por la ayuda que recibirán, pero descuidan su formación académica porque las subvenciones no contemplan alternativas viables para acceder a una institución de educación superior.
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Ese deportista, que ahora está compitiendo al más alto nivel, necesita de ingresos para seguir con el rendimiento elevado, pero qué pasará una vez que finalice su carrera deportiva, que en el mayor de los casos no exceden de los 35 años de edad por múltiples factores. Si ese atleta, que empeñaba todo su tiempo en entrenar, no optaba a la par de seguir una carrera universitaria, al finalizar su etapa de profesional de deportista no tendrá otra opción que el desempleo e iniciar tarde en otro rubro.
En otros países de la región, también se manejan de la misma forma, solo destinado a la ayuda económica para el rendimiento deportivo, pero excluyendo lo académico, algo que sin dudas nadie lo tiene en cuenta, más sabiendo que uno como deportista debe cumplir con varios requisitos para obtener el cupo becario.
Con la combinación de lo académico con lo deportivo se garantiza la promoción integral del deportista, porque la educación no limita lo que se pueda adquirir en materia de conocimiento. Porque también se amplía sus condiciones de habilidades de trabajo en equipo, liderazgo y por sobre todo aprenden a gestionar su tiempo en el que tendrá espacio tanto para entrenar como para estudiar, lo que significará una experiencia única a lo largo de su vida.
Por eso será clave tener una firme política de mejorar las becas, que no solo se destinen a lo inmediato, que son las competencias, –sé que dirás que sea realista en el país donde vivo–, sino que también se apuesten a la educación y que dentro de todo el plazo que ese atleta entrena también pueda recibirse con una profesión que el día de mañana le sirva tanto a ellos como a nosotros, porque un mundo deportivo con más profesionales garantiza la evolución, y con ello dar el siguiente paso.
Las condiciones a lo mejor no son nada alentadoras, compararnos con universidades de Estados Unidos, que tienen esa fuente de la beca deportiva, y que varios paraguayos ya tuvieron la experiencia, pero ¿cómo iniciar? ¿a dónde recurrir? ¿podremos ver un futuro prometedor apostando a cada gobierno?
Actualmente se vienen desarrollando los Juegos Universitarios del Paraguay, un proyecto que involucra a todas las universidades acreditadas del país, ya sean públicas o privadas. Estos juegos están encarados, justamente por la Secretaría Nacional de Deportes en la búsqueda de complementar la educación con el compromiso del desarrollo deportivo.
Con esta experiencia, que algunas universidades están viviendo por primera vez, sin dudas tendrá un impacto en cada comunidad, notar que la materia prima lo podemos obtener de diversas partes del país.
Mediante esta vivencia, las universidades tendrán una mejor visión donde promoverán los valores a través del estudio y del deporte, y estas mismas entidades generarán las becas para aquellos estudiantes atletas que se comprometan con su crecimiento personal y profesional que quieran dejar una huella en nuestra historia, ya sea como deportista o como titulado de una carrera.
Al obtener una educación superior y tener el talento deportivo tendrán una posición más que privilegiada para aportar a la sociedad a través del estudio, deporte o emprendimiento propio. Es un inicio que se debe acompañar para generar más oportunidades, que a la larga se pueda incluir dentro del presupuesto del Estado y que formen parte de una actualizada Ley del Deporte.
Finalmente, las becas deportivas no solo deben destinarse exclusivamente al deporte, sino también que pueda fomentar lo académico para formar parte de los valores principales, la dedicación, la disciplina y la responsabilidad.
Que el acceso a ella sea mayor cada año, porque en nuestra realidad esto será una luz en la oscuridad, para miles de familias que tienen un limitado presupuesto para vivir. Que las becas sean una esperanza para aquellos jóvenes que dejan su sueño de ser deportista para ir a lo seguro de una carrera universitaria, y para aquellos que eligieron el deporte tengan una oportunidad de ser parte de la educación superior.
Por David Rolón - @fdavidrolon