En lo personal no creo que el Reino Unido tenga más perfidia que la que pudiera tener cualquier país poderoso y me parece particularmente atrevido que los franceses hablen en esos términos. De cualquier manera, es un lugar común en América Latina, donde hay muchos anglófobos desde que los ingleses arrebataron la primacía del mundo a los hispanos, hace ya unos cuatro siglos largos.
Hacía exactamente treinta años que no volvía a Inglaterra. Aquella última vez que estuve, era un país optimista, revigorizado por el thatcherismo (las políticas de Margaret Thatcher) hasta el punto de haberse convertido en el consenso nacional de conservadores y laboristas (los dos grandes partidos tradicionales).
Parece un país muy rico esta Inglaterra de hoy. Bueno, lo que se ve en sus tremendas autopistas interurbanas. La impresión que me dio es que hay muchos más autos circulando que en Alemania, si es que eso puede significar algo. Es una impresión apenas, que pudiera ser desmentida por la estadística. Y estas autopistas inglesas nada tienen que envidiar a las alemanas, que solían ser las mejores de Europa.
Tal vez sea por eso que los ingleses no sientan lo que se constata en las noticias: Que el Reino Unido es un país dividido por una grieta tremenda; que va perdiendo importancia relativa entre las grandes economías del mundo, habiendo caído desde el primer lugar en 1928 hasta el sexto o séptimo hoy; que se está gestando una revolución contraria a sus élites dominantes.
Pero nada de eso parece visible para los que estamos de turistas. Las verdes colinas de Inglaterra siguen tan bellas como siempre, sus encantadoras ciudades medievales todavía enamoran, sus grandes gestas aún inspiran.
Pero también son igual de bellos, encantadores e inspiradores los viejos mármoles de Venecia, que es todo lo que queda de la gran República Serenísima que supo conquistar el mundo allá hacia el siglo XIII.
Es un país hiperregulado el Reino Unido. Límites de velocidad, límites de circulación, de edad, de consumo. Restricciones a la libre expresión, en fin, es el país que más ha implementado el ideario totalitario de las organizaciones no gubernamentales después de la Unión Europea.
Creo que ese es, justamente, su problema; la causa de su no percibida pero comprobada decadencia. No sé si John Locke, el padre de la Inglaterra liberal, reconocería hoy a su país. Supongo que, de volver, impulsaría de nuevo una Gloriosa Revolución como la de 1688, para derrocar a tanto petulante oenegecero.