El artículo periodístico menciona que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, publicó un trabajo relacionado al mosquito Aedes aegypti y los insecticidas. Estos científicos lograron identificar una mutación genética que otorga alta resistencia a esta especie de mosquitos en el norte de Argentina. El estudio fue publicado en la revista “Parasites & Vectors” y replicada por los medios.
Este es un ejemplo bastante práctico para describir lo que puede ocurrir si no existe investigación científica, o si la misma no es tenida en cuenta para cumplir las funciones propias de cualquier gobierno. Pongamos sobre la mesa los números: miles de millones de guaraníes, o incluso de dólares, invierte el Estado en insecticidas, combustible, máquinas de fumigación y sueldos. Si sumamos a eso el gasto -en temporada alta de dengue- de medicamentos de todo tipo, insumos hospitalarios, camas en salas comunes, el colapso de las camas de terapias intensivas, enfermeros y médicos especialistas, nos podríamos dar una idea de todo lo que se puede evitar si la brújula científica (que en este caso sería comprar y usar el insecticida adecuado) está siendo bien utilizada.
¡Cuánto tiempo y dinero nos ahorra una decisión tomada de acuerdo a la ciencia y cuántas vidas humanas podrían ser salvadas! Es obligatorio para nosotros recordar que las víctimas de los mosquitos no son solamente los que mueren en el pico de la enfermedad. Miles de personas tienen complicaciones luego de haber contraído y pasado por el virus como el dengue o la chikungunya, arrastran las consecuencias por meses, años y otros mueren debido a las complicaciones de sus enfermedades de base.
El mismo criterio de decidirse a trabajar utilizando los medios científicos debe ser aplicado por la Policía o la Fiscalía para contar con evidencias irrefutables, o por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), la Justicia y las municipalidades que podrían haberse basado desde un principio en los estudios y evitar habilitar al por mayor a las estaciones de servicios. La ciencia bien aplicada nos puede hasta evitar que perdamos nuestro tiempo en el tránsito.
Definitivamente necesitamos invertir en la ciencia, acompañada de ética, y darle importancia a los estudios que pueden ayudar a todos a mejorar la calidad de vida. Es una nueva prueba de que nos cuesta cara la corrupción de ubicar en puestos bien remunerados a los menos capacitados, a los famosos “lápi mbyky”.