En memoria de Elvio Romero, poeta universal

El 19 de mayo del 2004, hace 20 años, fallecía en Buenos Aires un compatriota inmenso, Elvio Romero, el más universal de los poetas paraguayos, un hombre que honró a la patria.

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Creo justo recordarlo en este tiempo en que tantos seres oscuros oscurecen el horizonte político de nuestro país. A saco habrán entrado / en ella los Impuros, los cómplices / del ritual del crimen; habrán entrado a saco / con miserables máscaras que engendra la codicia, nos decía en su poema Casa cautiva, metáfora de la nación.

Buque insignia de la poesía social en el Paraguay, Elvio fue poeta, periodista y diplomático. Notables cultores de la poesía en lengua española le dedicaron poemas y elogios que solo reciben los verdaderamente grandes.

En 1947 tuvo que abandonar su país debido a la guerra civil y se exilió en Buenos Aires, donde publicó la mayor parte de su creación. Autor de más de una docena de poemarios traducidos a más de una decena de lenguas.

Gabriela Mistral, Nobel de Literatura 1945, escribió: “Pocas veces he sentido la tierra como acostada sobre un libro”. El guatemalteco Miguel Ángel Asturias (Nobel 1967), comentando su obra, expresó: “Poesía invadida llamo yo a esta poesía, poesía invadida por la vida, por el juego y el fuego de la vida”.

Nicolás Guillén le cantó: “Elvio Romero, mi hermano, / yo partiría en un vuelo / de avión o de ave marina, mar a mar y cielo a cielo, / hacia el Paraguay lejano, / de lumbre sangrienta y fina. / Le llevaría mi mano / derecha y aprendería de ti / gota a gota el guaraní”.

El inmenso Rafael Alberti le escribió un poema tras leer el original de Días roturados, poemario de Elvio que sería publicado en 1948. Decía don Rafael: “¡Oh adolescencia autora / apenas reluciente / y abierta ya en la frente / la estrella anunciadora!”. Alberti anunciaba al gran poeta que sería luego Elvio Romero.

El brasileño Jorge Amado afirmaba: “Elvio Romero ha promulgado y, en el fondo, también ha creado una especie de dogma sobre la poética; su genio creador e intuitivo arremete contra la vieja poesía y descubre nuevos caminos de expresión”.

Pablo Neruda (Nobel 1971) fue su amigo y llegó a decir: “El recuerdo de Elvio no se irá de mi memoria”, al recordar sus aventuras por la vida conformando un trio “imbatible”, según chileno: Jorga Amado, Pablo Neruda y Elvio Romero.

En aquellos años de los 40, Buenos Aires era el centro de la intelectualidad y la cultura en castellano. Ahí confluían los grandes creadores. Y entre ellos estaba Elvio, a través de quien, todos estos poetas conocieron a otro paraguayo del que quedaron encantados: José Asunción Flores, a varios de cuyos poemas sinfónicos Elvio le puso letra.

Vivió mucho tiempo fuera, pero con la patria siempre puesta y su bonhomía y honestidad. ¡Viva su memoria!, hoy que tanta falta hacen paraguayos de quienes podamos sentirnos orgullosos.

nerifarina@gmail.com

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