Voceros del gobierno y la prensa brasileña hablaron de que se alzaría un poco la tarifa, a lo que varios allegados del gobierno respondieron con grandes halagos.
Sin embargo, los hechos hablan más fuerte, y nos llaman a mirar que perder 4.000 y “ganar” 600, es en verdad perder.
Aún estamos a tiempo de no caer en los discursos distractivos, poner la mirada más allá de la tarifa y comprender el entramado del gran rompecabezas actual, para dar pasos certeros hacia el desarrollo nacional.
Itaipú: qué fue
En el 2023 se abría una oportunidad histórica para Itaipú. Se cumplían 50 años de la firma del Tratado, y se terminaba de pagar la deuda tomada originalmente para la construcción de la represa.
En términos legales, se abría así la posibilidad de revisar las bases financieras y comerciales de la prestación de servicios de electricidad.
Mas allá del aspecto jurídico, lo que se abría era una oportunidad económica. Con la deuda de la entidad ya saldada, el costo de producción de la energía se abarataba.
Es decir, se abría la posibilidad de contar con una energía limpia, barata y renovable y, además, con fondos adicionales a partir del cese del pago de la deuda.
En un contexto mundial de crisis económica y energética, Itaipú se alzaba como la llave al futuro.
En otras palabras, se abría un mundo de posibilidades para impulsar el desarrollo integral del Paraguay, una oportunidad única en la historia.
¿Qué oportunidades se abrieron?
Entre las oportunidades de desarrollo que se abrieron, estaba la posibilidad de contar con la totalidad de la energía que corresponde a Paraguay en Itaipú.
Desarrollar la infraestructura necesaria para hacerlo, terminar con la cesión a Brasil, y capitalizar dicha energía ya sea a partir de su uso local y fomento de la industria, o de su comercialización con otros países de la región a precios de mercado.
Otro escenario posible, era la oportunidad de incrementar la inversión en la ciencia, tecnología, salud y educación, a partir de un aumento de los fondos que ingresan a los Estados a través de Itaipú.
Esto no solo derivado del cese del pago de la deuda, pero también a partir de una auditoria de la misma, ya que se había comprobado ser una deuda corrupta que perjudico enormemente al Paraguay.
Asimismo, a partir de una optimización de los gastos internos de la entidad, fomentando una gestión y rendición de cuentas transparente.
Revisar el modelo de gobernanza de la entidad era otra oportunidad clave, no solo para optimizar el uso de los fondos, sino también para evitar que en nombre de la figura de la “binacionalidad” sigan multiplicándose impunemente los casos de nepotismo, de pago de lealtades políticas, de contrataciones millonarias, de prevención del acceso a la información pública, y otras prácticas que alimentan la apropiación privada de la riqueza de Itaipú para beneficio de pocos.
Estos escenarios fueron desarrollados a través de diversos estudios y documentos de análisis, por distintos actores de la sociedad civil, entre ellos gremios, periodistas, universidades nacionales y extranjeras, entre otros.
Inclusive fueron puestos a disposición del Ministerio de Relaciones Exteriores, por medio de las instancias como la Comisión Asesora ad honorem (instalada en septiembre de 2019) y el Equipo Negociador.
¿Dónde nos encontramos actualmente?
Ya desde antes del 2023, se manejaban esas distintas posibilidades y escenarios. De diversas formas, los distintos sectores de la sociedad se fueron manifestado y socializando sus ideas y análisis.
Sin embargo, lo que pudo haber sido es muy diferente de la realidad que encontramos actualmente.
Cuando nos preguntamos qué ha pasado, lo primero que vemos es que hasta ahora ha estado ausente un ingrediente clave: voluntad política.
No ha habido voluntad política de parte del gobierno de generar un cambio en el desarrollo histórico del país.
No se promovió un espacio de dialogo nacional amplio y participativo, que permita el intercambio sobre los diferentes escenarios posibles para llegar a un consenso interno, es decir, a una estrategia nacional para Itaipú, que nos encuentre fuertes como país de cara a las negociaciones con el Brasil.
En los últimos 6 años, los gobiernos de turno socavaron la posibilidad de un proceso amplio y representativo, escudándose tras el discurso genérico de la “defensa del interés nacional”, vacío de evidencia y de acciones concretas.
Por lo contrario, a medida que se consumaban acciones del gobierno, lo que quedó cada vez más evidente es el proyecto de manutención del status quo en Itaipú.
Lo que todavía puede ser
Todavía esta en juego la oportunidad de contar con más energía, más fondos y más soberanía para el desarrollo a través de Itaipú. Es necesario comprender la tarifa en su contexto y no caer en medias verdades.
La oportunidad histórica no se agotĺ en el año 2023, sino que sigue vigente, siendo necesario ampliar la perspectiva hacia el pos-2023.
En ese sentido, es fundamental mantener una mirada amplia. Actualmente, esto significa poner la atención en tratativas que se están llevando a cabo más allá del tema de la definición del valor de tarifa.
Entre los temas clave están el destino de los fondos adicionales y la definición de sectores claves de la economía a fomentar con el uso local de la energía, así como la revisión y(o) creación de los medios legales y administrativos que garanticen una gestión y fiscalización íntegra de las operaciones de la entidad.
Así, es fundamental que la ciudadanía se mantenga alerta y participante, exigiendo al gobierno patriotismo y transparencia en Itaipú, a través del fomento de diálogos integrales y la construcción de consensos necesarios para aprovechar la oportunidad histórica de generar un salto en el desarrollo del país.
*Magister en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Río de Janeiro. Licenciada en Administración por la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Investigadora y Especialista en Gestión e Implementación de Proyectos de Desarrollo, miembro de la Campaña Itaipú Ñane Mba’e.