No deja de sorprender la desfachatez con la que las supuestas autoridades sanitarias públicas de Boquerón ni emulan el esfuerzo de ocultar que solo calientan sus sillas, cobran jugosos salarios y sonríen para las fotos oficiales, mostrado todos los dientes posibles, no olvidando por supuesto hacer sonoras hurras y aplaudir como focas para alinearse con la pañoleta colorada.
No hay presupuesto para construir hospitales nuevos. No hay ni siquiera un proyecto tangible de mejora inmediata dentro de todo el sistema de salud.
Faltan profesionales médicos, faltan medicinas, faltan terminar Unidades de Salud de la Familia... en fin, una realidad innegable que una vuelta por cualquiera de los hospitales deja más que evidente.
No es para menospreciar el enorme esfuerzo que hacen los médicos que sí ejercen con honradez sus puestos, atendiendo pacientes durante horas, luchando contra las múltiples carencias y denunciando discretamente a la prensa oscuras irregularidades, ya que abiertamente no pueden.
Hay que estar bien con Peña, (según dicen) hay que hacer lobby, hay que seguir interviniendo para que el Chaco no quede traspapelado entre los muchos pedidos de inversión y de hospitales nuevos que existen.
Hay que, en lo posible y por necesidad, rogar por tener la mejor genética existente para no enfermarse y, si eso pasa, tener suficiente dinero y, si no hay dinero, ir a Asunción a padecer lo más dignamente que se pueda, porque en el Chaco hasta morirse es caro.
¿Un pueblo tan trabajador merece eso? Realmente no, pero mientras la calamidad de la enfermedad y de la necesidad no patee nuestro destino, golpeando a las personas que queremos nuestra voz parece estar congelada bajo las circunstancias.
Mientras, podemos observar cómo los que deberían luchar por nuestros derechos y mejorar nuestro sistema de salud se llenan los bolsillos. Con certeza es una audacia entretenida.