En los hospitales se ven improvisadas carpas que sirven de refugio a los pacientes y familiares para resguardarse del calor, mientras que en las escuelas las aulas solo funcionan pese al sofocante calor. El ambiente es indigno, tanto dentro de las aulas como en los hospitales.
Los familiares de pacientes, o los mismos pacientes deben pasar penurias durante las largas horas de espera, a veces incluso días. Y cuando se registran los cortes de energía eléctrica, los sectores más sensibles, como terapia, urgencias y zonas de quirófanos se ven afectados.
Por otro lado, en las escuelas, los padres se ven obligados a recurrir a las colectas voluntarias para la compra de aires acondicionados, ya que el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) que administran los municipios no es suficiente.
La Escuela Luis Caminos, ubicada en el centro de San Lorenzo, al igual que muchas otras instituciones del país, necesitan con urgencia aires acondicionados. Es un claro ejemplo de que se debe cambiar el servicio que brinda el Estado a los paraguayos.
En el Hospital Nacional de Itauguá, así como muchos otros centros complejos del país, se debe replantear el servicio y garantizar al paraguayo que cuando va a un hospital por lo menos encuentre un ambiente fresco, con medicamentos, y médicos que los atiendan.
El ministro del MEC, Luis Ramírez, debe –de forma inmediata– pensar en resolver este problema que acontece en las instituciones educativas de falta de aires acondicionados. Es inhumano que los miles de estudiantes sean obligados a dar clases en ambientes antipedagógicos. No basta con resolver que no sean obligados a ir de gala.
De igual manera, la ministra de Salud, Dra. María Teresa Barán Wasilchuk, debe establecer prioridades para brindar una mejor atención en los hospitales, sin descuidar otras necesidades que son neurálgicas en salud.