Mi compañero cree que Horacio es inteligente, pero no. Atropelló una enmienda inconstitucional aún a sabiendas de que hasta los muertos habían sido comprados, siguió atropellando cuando ya estaba todo descontrolado y terminó el mandato cargando con un muerto en su valija. Un hombre inteligente se hubiera retirado tras cinco años de degustar el poder político. Uno con autoridad hubiera controlado a sus hurreros. Y uno con sabiduría nunca hubiera cometido tales atropellos.
Ayer nomás volvió a demostrar cuan pobre es Horacio.
Cuando faltaban dos minutos para las 8:00 de la mañana, el principal referente y jefe de bancada de Horacio, el médico Basilio Nuñez, comunicaba que va a conversar con colegas que quisieran acompañar y presentar la derogación de la Ley 5777, de protección integral a las mujeres contra la violencia. En el Día de la Mujer Paraguaya, fue como ir de contramano a la procesión.
Dos horas después del anuncio para manotear a la ley para proteger mujeres, y al ritmo musical de “entre las flores que engalanan mi jardíiiiiin sos la más linda paraguaya che cambaaaaa”, Horacio entregó una corona de laureles ante las Residentas, en Luque.
La velada develó cuán pobre es Horacio. Homenajeó a las mujeres 120 minutos después del desafortunado anuncio de degollar la ley para las mujeres. Y en su velada cultural reflejó que ni siquiera pudo poner como Presidente a un Presidente porque él mismo se encarga de disputarle el poder a su Presidente. Parece un trabalenguas pero no lo es. Un video subido a redes muestra el bochorno de que llegaran –sin más pena ni gloria- el Presidente de la República Santiago Peña y su vicepresidente Pedro Alliana, y que detrás llegara Horacio. Mientras todo el enjambre de hurreros zumbaba a su alrededor, de nuevo se confirmó QUIÉN ES EL QUE MANDA. Horacio una vez más le quitó el show y el poder a quien se lo prestó, dejando en claro lo pelele que es su prestanombre político.
Sábado movido el de ayer que confirmó cuán pobre puede ser alguien con plata. Y cuan minúsculo puede ser alguien con la investidura presidencial. Lo único que estuvo en su lugar fue la corona, es lo que se entrega a la memoria de las mujeres muertas.