Mujer apasionada por la paz

En este pedacito del mundo la paz es una valiosa conquista, protegida por tantos años, y en esta cultura presumo que la mujer ha tenido especial trascendencia.

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Desde los primeros humanos la mujer se dedicó a proteger a su decendencia de los temibles depredadores, y a lo largo de la historia también demostró que era capaz de defender a su país.

Con la situación mundial complicada y castigada por la guerra emerge una luz de esperanza hacia las generaciones más jóvenes a las que les tocará defender la paz.

La mujer puede abrazar el ideal de enseñar en la casa, en las aulas, en los foros internacionales el valor de hallar soluciones de los conflictos más intrincados y gigantescos.

La negociación, el diálogo, el poder de la palabra, todo un mecanismo para evitar llegar a peleas que solo llevan a muerte y luto.

Vencer lo imposible, desenredar los nudos de los malos entendidos, evitar llegar al discurso de odio y actos sin ningún tipo de razonamiento, dando rienda suelta a un ataque de ira.

Son pequeños pasos para transmitir una idea: es mucho mejor resolver un imponderable drama, antes de que la sangre llegue al río, antes de detonar un arma, antes del punto de no retorno.

Mujer valiente, atrevida, inteligente que se niega a llegar a una guerra puede sembrar semillas de paz, desde el pensamiento, la voz y los hechos.

Desde la vida cotidiana que se revela en el tránsito, en el mercado, en la cancha, en una fiesta o en el ámbito laboral. En todos estos espacios y en muchos otros se puede practicar la cultura de la paz, no para ser aplastados o ignorados, sino para emerger de una fosa oscura de gritos y las agresiones.

Ante la falta de respeto, el atropello y la intolerancia es un cambio de chip en el cerebro procurar un mundo más humano para dignificar ese bien sagrado del que ni siquiera somos conscientes.

¿Dónde está la paz? En la libertad de pensamiento, en la oportunidad de forjarse un mañana y estar vivo en un marco de leyes que se deben cumplir. No es un letrero que vemos en el camino. Está en cada día que disfrutamos, una comida, un sueño logrado, un hijo que vuelve a casa.

La mujer tiene un papel preponderante en preservar la paz y de ser ejemplo, en cada sitial en el que se encuentre.

Mujer de azúcar, mujer de hierro es responsable de llevar a la cordura a algunos que para lograr secretos intereses permiten que su pueblo se arroje a las tinieblas de la guerra.

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