Militares: BNF nunca más

Sin dudas, los vestigios de la dictadura han distorsionado la concepción y el ejercicio pleno de la democracia. Con el ánimo de no repetir errores se han desvirtuado funciones institucionales de algunos estamentos como el castrense. La historia nos muestra que el “cuco milico” sobrevoló por mucho tiempo la esfera política de la mano de algunos mesiánicos que quisieron armar su democracia a medida y llegar al poder (hasta ahora) sin éxito. Por causa de uno o dos, o tres o cuatro, toda la FF.AA. ha ido perdiendo identidad reduciéndola en ocasiones a funciones de jardineros estatales o guardias de bancos.

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En una medida claramente necesaria, el presidente Santiago Peña finalmente puso fin a la inadecuada asignación de recursos militares al Banco Nacional de Fomento (BNF), tras años de una práctica improcedente como guardias privados.

Las competencias militares ya no debían verse comprometidas y cambiadas para considerar la protección de entidades financieras, aun cuando estas pertenezcan al Estado. La práctica fue, sin dudas, una suerte de reflejo distorsionado de las reales capacidades y funciones de una fuerza armada que debería orientarse a desafíos mayores y más relevantes.

Es tiempo de abordar la verdadera profesionalización del estamento castrense. Si bien hay visiones que sugieren que Paraguay no necesita de una fuerza armada, estas no son enteramente ciertas.

La realidad es que las amenazas actuales a la defensa nacional son diversas y no necesariamente involucran conflictos armados directos; de hecho, esa batalla ya la tendríamos perdida dada la obsolescencia de sus pertrechos.

Las amenazas a la defensa se plantean en otras dimensiones como la ciberseguridad, el combate al narcotráfico, al tráfico de armas, trata de personas y otros crímenes trasnacionales, para lo cual se requiere de una modernización que no depende (ni dependerá) de los jefes castrenses sino de la voluntad política del Parlamento.

Con la retirada de unos 350 militares (por día) de la custodia del BNF, recursos antes distraídos ahora pueden ser realineados. Este cambio facilita que nuestro contingente de aproximadamente 10.000 hombres y mujeres en servicio pueda finalmente dirigirse a labores acordes a su preparación y especialización.

Los vehículos, la logística y, lo más importante, la experiencia militar, deben optimizarse no solo para combatir, sino para prevenir y prepararse ante las realidades de un siglo XXI lleno de desafíos multidimensionales.

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