El hecho sitúa al Paraguay en el escenario de países que tienen en su acervo histórico y cultural un patrimonio de relevancia universal y lo ubica en la ruta de destinos turísticos de interés mundial, con todo lo que ello implica en términos de oportunidades económicas para el país y para las comunidades en las que están asentados esos monumentos históricos.
En estas tres décadas desde aquel acontecimiento, desde el Estado se desarrolló un fuerte trabajo de promoción y entidades internacionales de apoyo han invertido mucho dinero para consolidar estos sitios como destino turístico.
El impacto económico es indudable. Las misiones jesuíticas se convirtieron en un dínamo generador de recursos para la industria turística. Empresas hoteleras, transportadoras, productoras de materiales de difusión y el innegable negocio de la cooperación internacional que abre un amplio abanico de “derrame” en asesorías, consultorías, proyectos de promoción, etc.
Incluso las arcas municipales de los tres distritos donde se encuentran ubicados estos monumentos recibieron un “plus” de beneficios mediante una ley, la número 6145 del año 2018 por la cual el Ministerio de Hacienda concede un aporte especial (unos 4.500 millones de guaraníes) a los municipios de Jesús, Trinidad y San Cosme y Damián “por ser sedes distritales de los monumentos históricos de las Misiones Jesuíticas”. Lo que cada intendente hizo con esa plata es un tema a revisar, pero esa es otra historia.
Retomando el hilo de la Declaración, sin dudas es altamente positiva y beneficiosa para el país, pero (siempre hay un pero) acaso los menos beneficiados con este acontecimiento histórico ocurrido hace 30 años son las comunidades donde están localizados estos monumentos.
La fortuna de tener un recurso turístico de importancia mundial no se ve reflejada en la generación de desarrollo para estas ciudades, las cuales, al igual que las comunidades originarias instaladas en sus alrededores, cuyos ancestros fueron el elemento motivador para la instalación de estas Misiones, se mantienen lejanas y ajenas a ese mundo de oportunidades.
En el caso de los nativos, de tanto en tanto son convocados para un espectáculo circense ante un gran despliegue mediático con invitados de lujo, para luego volver a su cotidianeidad de pueblo arrasado. Empobrecido y marginado.